Ángela Lobato vuelve a sus raíces tras una dilatada carrera en la élite

Por desgracia, su retirada se vio forzada por la falta de apoyos de la Federación Española de Voleibol. Así lo explica: «Hubo recortes en el presupuesto del Consejo Superior de Deportes, y por tanto, también en la Federación, así que decidieron que sólo ayudarían a dos equipos, y nosotras que estábamos terceras (Belén Carro y ella), nos quedábamos fuera», resume. Y explica cuál era su objetivo: «Nuestra esperanza era la de intentar clasificarnos en la Continental Cup, pero nos dijeron que, aunque pudiéramos ir a ella, no nos llevarían, que buscarían a un equipo joven con vistas al futuro… La pena que me da es que, por cuatro meses que nos quedaban para seguir peleando, seguir intentándolo, no han apostado por nosotras… Así es imposible».

Le invade la indignación, sobre todo después de trece años de carrera defendiendo la camiseta de la selección española. Pero, por gracia o por desgracia, no le queda más que resignarse y afrontar una nueva etapa en su vida, que comienza, como no podía ser de otra forma, donde empezó todo: en casa. Catorce años después de marcharse de su Nerja natal para pelear por su sueño de ser deportista, Ángela ha vuelto a su hogar para siempre. Quedamos con ella en las pistas donde comenzó a jugar, en la mítica playa de Burriana, que tantos recuerdos le trae.

Comenzó a jugar al voleibol en la escuela local, a manos de Jimmy Armijo, mientras lo compaginaba con sus clases de tenis, pero se decantó finalmente por este deporte. Formó pareja con una de sus mejores amigas del pueblo, Noelia Muñoz, y la primera vez que decidieron apuntarse a sus primeros torneos federados, lo ganaron todo: el Provincial, el Andaluz e incluso el Campeonato de España, sin apenas tener experiencia competitiva. Fue a raíz de entonces cuando los seleccionadores nacionales comenzaron a fijarse en ella y le ofrecieron una beca para el Centro de Alto Rendimiento de Tenerife, al que se mudó con 17 años.

Catorce años después, ha sido cinco veces campeona de España, dos de la Copa de la Reina, subcampeona de Europa sub-22, bronce en los Juegos del Mediterráneo de 2018, quinta en los Juegos Europeos de 2015 y en el Europeo de 2018, internacional española desde 2008 y, lo más importante, se ha consagrado como una de las grandes referentes nacionales, siendo la tercera más veterana en la élite tras las olímpicas Lili Fernández y Elsa Baquerizo.

Al no haber tenido la retirada soñada, Lobato se ha quedado con la espinita de poder despedirse en paz de las pistas y por ello, tendrá un último baile precisamente allí, en Tenerife, y lo hará con la gran promesa malagueña del momento, Sofía González, en un torneo de carácter internacional, el Queen of the Court que se celebrará del 15 al 18 de este mes. «Sentía que quería cerrar el círculo y tener una despedida oficial», reconoce.

A lo largo de su carrera profesional, más allá de dar vueltas por todo el mundo, residió y se entrenó en Tenerife, Alicante y Murcia con tres compañeras potentes: Paula Soria, Belén Carro y Amaranta Fernández, pero fue con esta última con la que decidió empezar a buscar el objetivo olímpico. Se quedó a cuatro puestos de conseguir el billete para Tokio en la Continental Cup y cara a París, no ha podido seguir. Aun así, se marcha en paz y haciendo un balance positivo: «Creo que lo he hecho bien porque siempre he dado mi máximo. Podría haber hecho mejores resultados en algunos torneos y obviamente la espinita de los Juegos está ahí, pero me he dedicado a lo que me ha gustado», valora.

Jamás soñó con llegar tan lejos: «De pequeños, muchos sueñan con ir a las Olimpiadas. Yo no, nunca fue mi objetivo, pero es verdad que yo siempre me he esforzado mucho en todo lo que he hecho y como me gustaba tanto el deporte, no me costaba dedicarle todo mi esfuerzo». Y hace una reflexión importante la nerjeña, que puede servir de ejemplo para muchos jóvenes deportistas. Y es que ella no sólo vivió de su talento, es más, su mayor talento ha sido su capacidad de sacrificio, y ella lo sabe: «Siempre me ha gustado destacar, he querido trabajar duro para ser la mejor y creo que, gracias a esa actitud, he llegado adonde he llegado. A cualquier sitio donde voy a chicas con mejores cualidades que yo, pero como le he puesto tanto empeño, me he podido dedicar a ello. Ahí está la diferencia».

Ahora busca terminar el Trabajo de Fin de Grado de su carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y sueña con poder dedicarse a algo relacionado con el deporte, quizá el entrenamiento personal. Aunque, al fin, un poco más cerca de los suyos.