Cinco veces campeona de España, dos de la Copa de la Reina, subcampeona de Europa sub-22, bronce en los Juegos del Mediterráneo de 2018, quinta en los Juegos Europeos de 2015, quinta de Europa en 2018, internacional española desde 2008, desde las categorías inferiores ... hasta hoy, consagrada como una de las grandes referentes nacionales de este deporte, siendo la tercera más veterana y laureada tras las olímpicas Lili Fernández y Elsa Baquerizo. Por su estado físico, podría haber seguido quizá unos años más, pero cuando un deportista de élite pierde la motivación, su carrera deja de tener sentido.
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Tras trece años de carrera, la laureada nerjeña Ángela Lobato (31 años) dice adiós al vóley-playa profesional, al que lleva ligada desde muy pequeña, desde que se enamorase de este deporte en las playas de su pueblo. Así lo anunció, sorpresivamente, este lunes sobre las 23.00 horas, en sus redes sociales, junto a una emotiva carta que dejaba algunas incógnitas sobre su retirada.
Y es que, aunque su círculo cercano ya conocía su situación, para muchos resultó una sorpresa, porque, al igual que en los ciclos olímpicos de Río de Janeiro 2016 y Tokio 2021, la nerjeña seguía peleando por intentar cumplir uno de los grandes sueños de su vida, su gran espinita: los Juegos, en este caso, de París 2024. Aunque las opciones eran escasas, dado que Belén Carro y ella formaban la tercera mejor pareja española del momento, aún quedaba una posibilidad de conseguir el billete, y Lobato quería pelear hasta el final. «Si la primera pareja se clasifica por 'ranking', la segunda y la tercera podríamos jugar la Continental Cup, un Preolímpico que se juega tipo Copa Davis, en busca de una plaza», explica. Pero la realidad es que, como ha explicado a SUR, los recortes en la Federación Española han causado estragos en su proyecto deportivo.
Ante la falta de ayudas económicas, la malagueña optó por retirarse ya. «No ha sido decisión mía como tal. Mi intención era terminar el ciclo con Belén, hasta los Juegos, porque aún teníamos una baza para intentar clasificar, pero la Federación no nos ha puesto facilidades: sin ayudas, ni entrenador, ni sitio para entrenar… Así es imposible. Ha habido recortes en el CSD, a ellos también les afecta y no se nos dio la opción de seguir en Lorca», reconoce. Por lo que no, ya no se encuentra en el Centro de Alto Rendimiento, si no que ha regresado a su localidad natal.
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Se siente decepcionada, sobre todo porque tras una larga trayectoria como la suya, esperaba poder intentar el sueño olímpico una última vez, antes de despedirse oficialmente. «Sin opciones de pelear en el Preolímpico y sin ningún tipo de ayuda… Sin objetivo olímpico, no compensa seguir. La verdad es que esperábamos tener algo más de apoyo para intentar el objetivo olímpico».
Eso sí, es consciente de que este 2024 sería su último año en activo en el máximo nivel, por lo que, por duro que sea, le toca resetear y comenzar una vida nueva, aquella que no ha vivido hasta ahora, dedicando por fin tiempo a los suyos, así como a otras metas. «Después de los Juegos sí que me planteaba ya esto… Pero me ha pillado un poco por sorpresa y ahora no sé muy bien qué hacer después de tantos años haciendo lo mismo. Tengo muchas cosas en mente y tengo que enfocarme a ver qué hago».
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