De un tiempo a esta parte la natación malagueña y la nacional aparecen dominadas por las féminas. Siendo una realidad que ofrece múltiples aristas, lo que sí es una realidad es que Ángel de Oña es como la excepción a la norma. Una raya ... en al agua. Retirado el olímpico Carlos Peralta hace meses, las buenas noticias se las reparten ondinas de presente y futuro como Paula Ruiz, María de Valdés, María Claro, todas especialistas en aguas abiertas o larga distancia, o Carmen Balbuena. Más a largo plazo aparece la figura de Carlota Torrontegui. Cuesta encontrar chicos que destaquen, y el que más es Ángel de Oña, que a meses de alcanzar la mayoría de edad ya es campeón andaluz en aguas abiertas y parece llamado a ser el futuro masculino en la especialidad.
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Retirada también Duane Rocha, nadadoras como Mireia Belmonte, la ondina reina española, o Jéssica Vall son las que aportan más medallas internacionales. ¿Tiene alguna explicación este fenómeno? «Es casualidad», opina tajante Xavi Casademont, el principal muñidor de talentos locales, y uno de los técnicos nacionales más reputados del momento. «También tuvimos a Melquiades Álvarez, Guillermo Mediano, Carlos Peralta... Son generaciones, aunque es verdad que para la natación puede ser más difícil competir en masculino con otros deportes. Los buenos atletas se derivan a especialidades más mediáticas. En el caso de las chicas, de momento no es así«.
Su ayudante en el Centro de Tecnificación de Andalucía de natación, Marta Jiménez, piensa parecido. «Esto ha sido un poco casualidad. Quizás el deporte femenino suele brillar un poco más en la natación, porque las chicas, en líneas generales, suelen ser más trabajadoras». Ni el propio Ángel de Oña encuentra argumentos claros: «Depende de cómo se esfuerce cada uno Si las chicas están ahí será porque se lo han currado. A nosotros a lo mejor nos puede costar ahora en España o a nivel mundial, pero a lo mejor dentro de unos años es todo lo contrario».
De Oña empezó a los 6 años en la piscina y en poco tiempo la natación desbancó al fútbol en su vida, aunque no se lo tomó inicialmente de una forma muy competitiva. «Me cogieron en el Real Club Mediterráneo y, con 11 años, Antonio Jiménez, uno de mis entrenadores, se fue del club y me recomendó a Patrick Luppi, del Inacua, a donde me fui con otros compañeros«, relata. También fue definiendo su perfil como nadador: »Al principio nadaba espalda, 100 y 200, y hasta recuerdo que fui a un Andaluz de jóvenes nadadores e hice un 400 libre y me llegué a retirar por miedo...«.
Pero el malagueño perseveró en esta prueba, hasta que en otro Campeonato de Andalucía, ya en 2016, en su segundo año de infantil descubrió su valía para largas distancias. Actualmente, encara pruebas como sénior en la piscina y está en sus últimos meses como júnior en aguas abiertas, todavía a la espera de que se defina mejor su cuerpo, aún poco pesado (65 kilos) para su altura (1,85). Pero esto no le preocupa a Casademont: «Los nadadores buenos son de desarrollo tardío. Al final acabará haciéndose un hombre y teniendo musculatura; es un valor de futuro importante». Y le secunda Marta Jiménez, que valora que De Oña es «muy constante, tiene claros sus objetivos, es maduro para su edad y compite muy bien».
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Lo que parece claro es que el margen de mejora de este joven talento está en la táctica, en la estrategia, tan determinante en las pruebas en aguas abiertas, más aptas incluso para treintañeros. En todo caso, en 2019 fue a su primer Campeonato de Europa júnior (en 7,5 kilómetros) y acabo séptimo, y aprende a la vera de otra especialista de nivel, Paula Ruiz.
En el segundo año de Ángel de Oña en el Centro de Tecnificación Andaluz, en Inacua, ya tiene claro que la natación es el camino, lo que le ocupa durante buena parte del día (en exigentes sesiones dobles), aunque lo compagina con sus estudios de un Grado Medio de Técnico Especializado en Ciencias de la Naturaleza (en el IES Fernando de los Ríos), que ve como un tránsito a un TAFAD o a hacer INEF. El joven malagueño acredita ya 8:21 en 800 y 15:42 en 1.500, y su reto, superado ya el bache del confinamiento, es poder acceder en 2021 al Mundial júnior de aguas abiertas y, más a largo plazo, vivir el sueño olímpico.
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«Son muchos cambios en la vida, pero me siento muy cómodo con Xavi (Casademont) y me ha hecho progresar mucho en estos meses», admite De Oña, que tiene como referentes en aguas abiertas al italiano Gregorio Paltrinieri y al francés Marc-Antoine Olivier, de físicos parecidos al suyo, altos y delgados.
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