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Lunes, 16 de diciembre 2019, 20:07
La Fundación Unicaja y la Fundación Manuel Alcántara hicieron entrega este lunes del II Premio Nacional de Periodismo Deportivo 'Manuel Alcántara', con la colaboración del Ayuntamiento de Málaga y de la Asociación de Periodistas Deportivos de Málaga.
El periodista Ander Izagirre Olaizola ha sido ... el ganador de esta edición de un reconocimiento que pretende valorar la labor de los profesionales de la prensa y de estimular el periodismo deportivo de calidad. En el acto también se reconoció la trayectoria profesional de una de las grandes figuras del periodismo deportivo español, Pepe Domingo Castaño.
En el acto en el Salón de Actos Unicaja, estuvieron la concejala de Cultura y Deporte, Noelia Losada; el responsable de Publicaciones y Premios de la Fundación Unicaja, Francisco Cañadas; el presidente de la Fundación Manuel Alcántara, Antonio Pedraza; y el presidente de la Asociación de Periodistas Deportivos de Málaga, Antonio Rengel.
En el acto, Pepe Domingo Castaño recitó un poema en homenaje a Manuel Alcántara.
MANUEL ALCÁNTARA
Hoy pongo un dry Martini encima del silencio
Y rebusco en el ring de los poetas,
Con los ojos de Garci,
Al viejo fajador de tantas luchas,
Al Alcántara eterno,
Campeón imbatido de los pesos pesados del duende y la palabra.
Hoy me siento sobrino preferido,
Como un Carlos Herrera de Galicia,
Y recito con él aquellos mismos versos
Cuando el tío Manuel de la Victoria
Aprobaba segundo de jazmines
E inventaba maneras de silencios.
Hoy rescato ruidos de Olivetti
Y despierto palabras con los dedos del tiempo,
Cuando el Manuel de todos los Manueles
Era el príncipe de todos los renglones
Y el contrabandista de todo el sentimiento.
Hoy le coloco un flexo a la mañana, como si fuera el suyo,
Y pongo nicotina en el ambiente
Y reviento de alcohol las galeradas, mientras en la distancia
Es Ignacio Camacho el que le llama hermano,
el hermano mayor de las columnas
el Manuel que quería ser guitarra en el punto y final de su concierto.
Hoy meto el mar de Málaga en el folio
Y lo pongo a rugir en la ventana
Desde la que Manuel, en la Victoria,
Le hablaba de tú a las mareas
Y llenaba de sal folios enteros.
Hoy llevo el mes de abril a los juzgados
Y maldigo otra vez la primavera
Por llevarse a Manuel a las estrellas,
Cuando aún le quedaban más batallas.
Desde entonces,
Los que escriben se quedan sin palabras,
Los que ríen se quedan sin sonrisa,
Los poetas se quedan sin motivos
Y nosotros morimos de nostalgia
Desde que aquel Manuel el malagueño
Le dio un portazo al mar y se murió con las palabras puestas.
Y aquí he llegado yo
En ese tren tan rápido, que no tiene piedad con el paisaje,
Con la mochila llena de miserias,
Con cariños robados de aquellos que adoraban tu bigote
Y tu hermosa manera de acordonar la vida,
Un poco del Herrera,
Un mucho de Camacho,
Un directo de Garci en los martinis,
Un guiño de Reverte,
Un quiebro de Del Pozo,
Un abrazo potente de Jiménez.
Es una larga lista de deudores eternos,
Peregrinos de todas tus querencias,
De tu Rincón de espeto y coctelera,
De aquel talante tuyo, tan de pueblo.
De tu forma de andar por las palabras.
De tu garganta plena y bien bebida,
De aquella galanura de andaluz irredento,
Que convertía en verso hasta el mismo silencio.
Y te pido prestadas tus palabras,
Para decirle adiós a tanta gente
Y agradecer, en nombre de la vida,
Que hayan puesto un Manuel como un castillo
En la pobre cosecha de mis premios.
Ponte a vivir como un loco:
Ama, ríe, bebe, olvida.
Puesto a vivir todo es poco
Por más que dure la vida.
Cuando termine la muerte,
Si dicen… ¡A levantarse!
A mí que no me despierten.
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