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CRISTINA PINTO
Lunes, 10 de octubre 2022, 00:37
La mayor parte de los buenos recuerdos de cada persona son con sus amigos, sobre todo con esos a los que se llama 'mejores amigos'. Aventuras impensables y experiencias inolvidables. Como esa que vivieron unos amigos fuengiroleños: Alejandro Sánchez del Barco y 'Quincallo de Indalo', ... jinete y caballo que acudieron al Campeonato Mundial de Hípica en Herning (Dinamarca). Ninguno de ellos había estado nunca en esta cita internacional y salieron victoriosos con el puesto número 14: «La verdad es que fue espectacular, cualquiera que quiera ser jinete sueña con esto. Eran 93 caballos en mi prueba y sabemos que el Pura Raza Española siempre juega un buen papel, pero allí nadie se lo esperaba. Todos estaban diciendo que de dónde habíamos salido, que había sido muy bueno. Fuimos el único binomio español en meternos en la final», detalla Alejandro Sánchez del Barco en una conversación con SUR.
La bonita historia de este binomio nace en la Yeguada Indalo (Fuengirola-Mijas) hace unos nueve años. «La primera persona que ha montado a 'Quincallo de Indalo' ha sido él, son como una pareja, son uña y carne», confiesa la directora técnica y representante de la ganadería, Mónica Martín. Por su parte, Alejandro Sánchez (29 años) también recuerda esos inicios con el caballo: «Llevo nueve años en la ganadería y a los meses de llegar ya lo cogí y lo desbravé. Hasta el día de hoy, que 'Quincallo' tiene 11 años, solo lo he montado yo», admite el jinete, que si tuviera que definir la relación con el caballo sería «de mejores amigos». «Es algo que se va creando con los años y con el esfuerzo. Después de tantas horas nos conocemos a la perfección y sabemos cómo vamos a estar. Yo lo noto en su mirada y esto es mutuo; también estos logros son por mi entrenador, Isidro Maldonado, que sin él no hubiera sido posible», agradece Sánchez del Barco.
El día a día de ellos es muy distinto al mundo de las competiciones, tal y como cuenta Mónica Martín: «No tiene nada que ver, es muy de campo, distinto a la competición. El caballo lleva un cuidado diferente, es como un deportista de élite: alimentación y cuidados distintos, herrador especial, 'fisio', veterinario supervisándolo constantemente... Además del entrenamiento diario con el jinete», cuenta la directora técnica de la Yeguada Indalo, que llevan desde 1982 con la ganadería. «Yo estoy allí de lunes a viernes desde las siete y media de la mañana, paro a comer y luego de cuatro y media a ocho de la tarde. Los sábados por la mañana también voy a entrenar», relata el jinete fuengiroleño, que se define «bastante perfeccionista». «Me gusta llegar a un grado en el que yo siento que lo vamos a llevar controlado al 100% y de ahí poder conseguir el 120%», apunta.
Fue cuando tenía unos 17 o 18 años cuando empezó a competir más a menudo: «He hecho algunos campeonatos, pero desde pequeño nada. Nunca había estado en ninguna prueba como esta del Mundial», resalta el jinete. Algo que también ha emocionado a la ganadería: «Lo del campeonato ha sido una experiencia muy emocionante, poder representar a España con el resto del mundo es un lujazo. Todo un honor», celebra Mónica Martín. Sobre la sorpresa que han dado en este campeonato, llegando a ser la revelación que nadie esperaba, la directora técnica de Yeguada Indalo habla así de la hazaña: «Alejandro sería como Alcaraz en el tenis. Hay jinetes con más experiencia de olimpiadas y larga trayectoria, pero en el equipo hemos ido como primera experiencia y ha sido impresionante el resultado».
Cuando le preguntaban de pequeño que qué quería ser: «Me acuerdo que siempre les respondía lo mismo: 'yo quiero ser jinete'», recuerda Sánchez del Barco. Y lleva casi 30 años montado a un caballo, ya que la primera vez que subió a uno fue cuando apenas tenía «un mes» con su padre, Diego, y con Isidro, su actual entrenador, «llevo con él desde pequeño», puntualiza el jinete fuengiroleño. Ahora compite unas ocho o nueve veces al año y, tras vivir esta primera cita con el Mundial con buenos resultados, Alejandro Sánchez del Barco mira a su futuro con objetivos fuertes. «Siempre mi meta es domar a un caballo y hacerlo bien, además de que tengamos buena salud. Pero me encantaría volver a vivir un Mundial, ir a un campeonato de Europa, ganar el de España o competir en las Olimpiadas», concluye el jinete malagueño.
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