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Ya desde pequeño se atisbaba talento en este malagueño. No sólo ganaba carreras de cross y deslumbraba con picardía, tenía ese algo que posee todo deportista que aspira a hacer grandes cosas. Y este 2024, tras una larga carrera de fondo, esperando a la sombra ... de los grandes, Alberto González ha decidido esprintar hacia su sueño, así como lo hizo el pasado mes de marzo, cuando deslumbró al público internacional para hacer historia, adjudicándose, con 25 años, su primera Copa del Mundo de triatlón, en Hong Kong.
Así lo vivió él: «En el último kilómetro ya sólo estábamos Antonio Serrat (fue segundo), el rival japonés y yo, y ya pasó a ser una carrera táctica. El japonés iba controlando su ritmo, con nosotros detrás. Empezó a tirar Antonio y en los últimos metros pensé: 'tienes dos opciones: o esperas al final, o pegas un cambio que nadie se lo espere', y eso hice», relata sobre una carrera que quedará por siempre grabada en su retina. «Cuando llegué a meta, no fui consciente de lo que había hecho. No ganaba una carrera internacional desde abril de 2019, en la Copa de Europa, pero lo del otro día fue especial. Es algo que sé que tenía que llegar. Había trabajado mucho y, después de hacer muchas Copas del Mundo, creo que empiezo a dominar el nivel».
Un hito para la provincia, que jamás había logrado llegar tan lejos, pero también la mayor gesta de un joven que cada día se sabe más olímpico. Y es que gracias a esta proeza, González, que en febrero logró otro bronce en la Copa Mundial de Napier, consiguió colarse en el 'top 30' del 'ranking' mundial, como tercer español, una posición privilegiada cara a la futura decisión de la Federación Española, que deberá escoger qué tres representantes acudirán a los Juegos de París.
Sin apenas darse cuenta, ha pasado de ser el hermano menor de Ignacio González, promesa del triatlón malagueño, a ser nada menos que una de las grandes esperanzas del presente y futuro de este deporte en nuestro país. Tras la retirada de iconos como Javier Gómez Noya y Mario Mola, Alberto está llamado a ser punta de lanza de la nueva generación de la élite española del triatlón, junto a compañeros de selección como Antonio Serrat, de 29 años (15º del mundo), Roberto Sánchez, de 28 (28º) y otros talentos que ya vienen pisando fuerte, como David Castro (43º), Sergio Baxter (46º) e incluso David Cantero (52º).
Una etiqueta que implica responsabilidad, sobre todo cara al objetivo olímpico. «No me he asegurado aún la plaza, así que no tengo nada que perder. Tengo que ir a por todas en cada carrera, buscando cumplir ese sueño desde que era pequeñito y voy a darlo todo para cumplirlo. Eso sí, mi filosofía es que pequeños pasos, durante mucho tiempo, me harán llegar lejos. Las grandes cosas llevan su tiempo y hay que disfrutar del camino. Es una de las reflexiones que aprendí del año pasado», explica.
Además, reconoce que el pasado 2023, más irregular, le pasó factura a nivel psicológico. «Ya pensaba en ir a tope por los Juegos, pero también pasé por muchos momentos duros… No me llevaban a las Series Mundiales, hubo alguna prueba en la que me dieron calambres, en otras no fui inteligente y me adelantaron al final... Tuve que tragar mucho, pero aprendí de los errores…», relata. Y explica la clave del exitoso inicio de temporada que está protagonizando: «Lo que me ha cambiado es que he empezado a creérmelo y tener fe. Saber escucharme, lo que me va bien, como entrenarme en altura en Sierra Nevada, o concentrarme en Banyoles (Girona, donde reside desde hace un año). Cada año hay un nuevo Alberto, una versión mejorada. Los errores del pasado me han hecho crecer y me han ayudado a ver que puedo estar ahí, en la élite. Poco a poco voy dominando las Copas del Mundo y ahora tocan las Series Mundiales».
Habrá dos citas cruciales, las Series Mundiales en Yokohama (Japón), el 11 de mayo, y en Cagliari (Italia), el 25. Dos días después se cerrará el período de clasificación olímpica, por lo que una buena actuación en ambas será fundamental cara al seleccionador, dado que estar entre los tres mejores españoles del 'ranking' internacional, por desgracia, no asegura poner su nombre en el Olimpo. «Por el momento, España tiene tres plazas, pero no son personales, son para el país», cuenta Alberto.
Lejos de mostrarse reacio ante el sistema y siempre haciendo gala de su impecable sonrisa y mentalidad positiva, puntualiza: «Si nos dieran las cosas mascadas no habría hambre. Me gusta que nos pongan retos y objetivos. Quedan dos Series Mundiales de distancia olímpica, que simularán bastante lo que son los Juegos. En estos últimos meses he aprendido mejor que nunca a gestionar la presión, y como me entreno, como, descanso bien y veo proyección cara al futuro voy tranquilo a las carreras. Creo que haciendo las cosas como las estoy haciendo se puede llegar bastante lejos». Confía en sí mismo y ahora, tras mucho esfuerzo, comienza a creer que sí que puede estar ahí, entre los grandes, donde siempre se soñó; esa es la clave de su éxito: persigue lo que visualiza, y su fuerza mental le guía en el camino.
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