Alberto Carmona, un 'león' que se crio en Teatinos

Comenzó a andar su camino en este pequeño gran universo a los tres años, de la mano del Rugby Málaga. Cerca de casa, un lugar donde esta disciplina siempre ha ocupado un lugar de privilegio. «Mi padre jugaba y me apuntó con él. Al tiempo se retiró y se convirtió en mi entrenador», cuenta. A los 18 años puso rumbo a Francia, la meca de la disciplina, para seguir creciendo. «Allí, el rugby se vive casi como el fútbol», asegura. Hoy tiene 20 años y desde hace dos juega en el equipo filial del Toulonnais, uno de los mejores del mundo. Eso sí, se entrena con el primer equipo, que milita en la máxima categoría, y apunta a ser un fijo con los 'mayores' en un futuro no demasiado lejano.

Individualmente, a corto plazo, se marca dos objetivos principalmente. El primero es estar en la lista de 23 jugadores para el partido de este sábado contra Uruguay, «y más aún estar dentro del quince titular», agrega. «Y también me gustaría hacer un buen papel dentro del campo» , expresa. En lo colectivo también se marca metas: «Son 'test match' muy duros y nos van a ayudar a preparar el clasificatorio. Más allá de ganarlos, queremos poner en práctica lo que hemos entrenado y reflejar el trabajo en el campo. Merecemos estar en lo más alto».

El rugby es un deporte que se nutre de jugadores con características diferentes. «Siempre se ha dicho que en este deporte hay sitio para todos», dice Carmona, que asegura desenvolverse bien en varias demarcaciones, aunque se especializa en la posición de zaguero. De 'quince'. Él mismo se encarga de explicar en qué consiste: «Es como el portero, el que se queda atrás de toda la línea defensiva. Suelen ser jugadores con buen juego de pies, buena recepción, buena visión y más ágiles». Para él es una posición bonita, aunque también compleja. Mide 1,90 metros y pesa 93 kilos.

No obstante, no es la primera vez que Carmona se viste con los colores de la selección. Ya lo hizo anteriormente en la modalidad de 'seven' (la modalidad olímpica), también con la absoluta, que no dista demasiado del rugby XV. Así explica el malagueño las diferencias entre modalidades: «En la de 'seven' hay siete jugadores por equipo y cada parte dura siete minutos, y en la que yo juego actualmente somos quince por equipo y cada mitad es de 40 minutos. Esas son las principales diferencias». Durante un tiempo combinó ambas, aunque terminó decantándose por el camino del XV cuando partió hacia Francia.

Pese a su potencial y a la proyección que atesora, no descuida sus estudios y cursa CCAFYD (Ciencias de la Actividad Física y del Deporte) en la Universidad de La Rioja, a distancia, de forma online. Desde la distancia sigue al Rugby Málaga, el equipo de vida, al que considera que se encuentra en un gran momento (juegan en la División de Honor B, la segunda categoría) y al que desea lo mejor por el hilo que les unió en el pasado, por sus raíces y por los amigos que conserva cuando vestía de verde y morado. «Es donde nací y el club al que debo todo», expresa desde el corazón.