Enrique Miranda
Martes, 22 de septiembre 2015, 07:32
Hay decisiones que son difíciles de entender. Pero el deporte profesional es así de inestable y cambiante. De un día para otro un profesional puede pasar de ser ídolo y líder de un club a quedarse sin trabajo. Algo parecido es lo que le ha pasado al técnico malagueño Antonio Carlos Ortega en Hungría. Allí se marchó hace tres años para dirigir al Veszprém, uno de los clubes más importantes de un país donde el balonmano es un deporte de masas. Al frente de una ambiciosa plantilla, el exjugador internacional llevó al equipo a las cotas más altas de su historia. Y el club, satisfecho con su trabajo, le amplió el contrato hasta 2017, con la intención de fijar las bases de un proyecto a largo plazo.
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Ayer, todo esto cambió y en apenas unas horas Ortega estaba negociando la rescisión de su contrato. «Ortega pasó tres temporadas en Veszprém y se convirtió en uno de los entrenadores más exitosos de la historia del club», explicó el club en un breve comunicado, en el que anunciaba que su ayudante, Xavi Sabaté que ya trabajó con él en el Balonmano Antequera, toma las riendas «temporalmente» del primer equipo. El malagueño lo ha ganado casi todo en los tres últimos años (tres ligas húngaras y tres copas, una Liga SEHA en la que compiten países centroeuropeos), además de ser subcampeón de la Liga de Campeones, pero eso no ha sido suficiente para el club.
Relación con los jugadores
La salida del exjugador internacional del banquillo del club húngaro parece precipitada por el irregular inicio de temporada del equipo. El Veszprém empató el pasado fin de semana ante el Orlen Wisa Pock polaco en el primer partido de Liga de Campeones y también cayó la pasada semana en la final de la Superglobe (considerado un mundial de clubes no oficial) ante el Füchse Berlin.
La prensa húngara también habla de la dificultad de Ortega para manejar a algunas de las estrellas de su vestuario. Este periódico contactó ayer al entrenador, que se encontraba en Budapest, aunque prefirió no hacer declaraciones públicas. Sí puso un mensaje en Twitter: «No hay ninguna almohada tan suave como una conciencia limpia». También escribió uno de sus jugadores más carismáticos, Laszlo Nagy: «Es uno de los días más tristes en mi carrera deportiva... Mucha suerte Carlos, vayas donde vayas».
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