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Sierra intenta detener un lanzamiento de Ribeiro.
Sierra evita la sorpresa
Balonmano | MUNDIAL de CATAR

Sierra evita la sorpresa

La selección española echa mano de calidad individual y del desgaste de Brasil para ganar su segundo partido

Miguel Á. Pindado

Sábado, 17 de enero 2015, 00:29

A España le está costando demasiado entrar en el Mundial. Van dos partidos ante rivales incómodos pero asequibles y se cuentan como dos encuentros en los que se ha sufrido para conseguir la victoria. En ambos, pese a la enorme diferencia de estilo de los rivales, de desarrollo muy similar. España empieza bien, se asienta, toma una nítida ventaja de cinco o seis goles, pero a partir de ahí inicia un particular vía crucis que por unas cosas u otras permite al enemigo subírsele a las barbas. Si el viernes los bielorrusos se quedaron a un gol de poder empatar el encuentro a falta de diez minutos, esta vez los brasileños incluso se pusieron por delante en el primer tercio del segundo periodo. Eso sí, en ambos casos, España tiró de orgullo, de su magnífica defensa, de la calidad individual de hombres como Cañellas y muy especialmente el portero Sierra para resolver con aparente solvencia una compleja y difícil situación.

Para Brasil, el guardameta onubense del Pick Szeged fue una auténtica pesadilla. Nada menos que 22 paradas, por encima del 40% de acierto, se marcó el andaluz para evitar que Brasil diera la primera gran sorpresa del campeonato. Y mientras la camiseta rosa del portero cegaba a los sudamericanos, Cañellas se encargaba de sacar brillo a su brazo y su infalibilidad desde los siete metros para proclamarse máximo goleador del encuentro con 9 tantos.

No empezó mal España. Tras los cinco primeros minutos de tanteo en los que cada equipo hizo su particular declaración de intenciones -los Hispanos con su defensa 6-0 y los brasileños con una defensa 5-1 muy adelantada y presionante-, las intervenciones consecutivas de Sierra permitieron a España correr al contragolpe y comenzar a sacar diferencias con relativa comodidad hasta el punto de obligar a Jordi Ribera a solicitar un tiempo muerto (min. 9, 3-7). La exclusión de Ribeiro propició la máxima ventaja de los Hispanos (5-11, min.).

Todo parecía marchar sobre ruedas para el equipo de Manolo Cadenas hasta llegó la exclusión de Guardiola. Un parcial de 3-0, con una facilidad y variedad exquisitas por parte de los sudamericanos, frenó en seco la alegría española. Mientras los brasileños se crecían en ataque y se la jugaban en defensa, los Hispanos encogieron el brazo, se mostraron estáticos y erráticos en los pases. La continuidad de que tanto hablaba Cadenas para el ataque español era una quimera, una ilusión. Nadie se movía, nadie buscaba jugar sin el balón, el ataque se volvió previsible y además Almeida tuvo la suerte de cara bajo los palos. El tremendo bajonazo del juego español quedó reflejado en la exclusión de Thiagus, en los últimos minutos del primer tiempo. España fue incapaz de anotar un solo gol en superioridad, lo que aprovecharon los brasileño para reducir diferencias y aquellos seis goles de ventaja del ecuador de la primera mitad se quedaron en tan solo uno (14-15).

Comenzó la segunda mitad y España hizo un amago de contrarrestar la asfixiante presión brasileña, pero solo fue un espejismo. Ni con Chema Rodríguez de director de operaciones se solucionaron los problemas. Tres pérdidas de balón seguidas, en la mano del rival, propiciaron otros tantos contragolpes que dieron un vuelco al electrónico. En plena debacle de los hombres de Cadenas, con un Raúl Entrerríos indeciso, un Maqueda fallón y un Cañellas que no daba crédito a la situación, Brasil se puso por delante 19-18.

Quizás por aquello de ser la actual campeona del mundo, a España todo se le puso de cara. Un fallo en el cambio brasileño provocó la exclusión de Vinicius Teixeira y España respiró levemente, pero tampoco supo sacar suficiente provecho. Nuevamente, Brasil volvió a perder a otro hombre (Cándido), aunque España seguía empeñada en su particular pájara ofensiva y el resultado de cuatro minutos de Brasil en inferioridad fue un 1-1 que dejaba el marcador en un complicado 23-23 (min. 45). Precisamente a partir de ahí, Brasil perdió el ritmo mientras España, que vio las orejas al lobo, comenzó a cerrar su defensa y a imponer su intensidad . Además, en ataque, la escasa movilidad de Julen Aginagalde y de Valero Rivera fue suficiente para generar las ocasiones y los goles. Almeida, que en la primera parte se había hinchado a parar balones, no tuvo continuidad y prácticamente se limitó a sacar el balón de las redes. Apareció la versión de orgullo de Cañellas, quien asumió la responsabilidad ofensiva con enorme acierto, mientras atrás, Sierra se encargaba de detener los balones que Guardiola y Viran Morros no podían frenar. En apenas dos minutos se pasó a un 24-27 que pesó como una losa sobre los jugadores brasileños, muy justos de fuerzas e ideas para proseguir la remontada.

Así pues, con oficio, pero también con errores infantiles e inasumibles en el nivel de balonmano del campeón, España se anotó su segunda victoria del Mundial y se mantiene invicta, si bien mucho tendrá que espabilar si quiere sacar algo positivo de enfrentamiento contra selecciones de mayor enjundia y calidad. El técnico español de Brasil, Jordi Rivera, ofreció un recital de cómo jugar y frenar a España, si bien la calidad individual de los Hispanos acabó imponiéndose. El domingo será jornada de refelexión para los hombres de Manolo Cadenas, pero el lunes se medirán a Chile (15,00 h.) en el mismo escenario. Y por fuerza tiene que ser un partido más cómodo... si España quiere.

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