La maratón será un infierno

Tanto los marchadores como los maratonianos llevan meses intentando adaptarse al calor húmedo. De hecho, muchos han estado entrenando en lugares con las mismas condiciones que encontrarán en Sapporo. Alguno ha llegado a correr dentro de una sauna y en baños turcos. Otros han optado por instalar una cinta en un invernadero y simular lo que van a soportar, el infierno. Me refiero a gente profesional que analiza hasta el último de los detalles. Desde hace más de cinco años ya tenían conocimiento de que se iban a encontrar con un clima hostil para correr maratones y por tanto todos están preparados.

¿Cuántos kilos puede llegar a perder un maratoniano en estas situaciones? Entre tres y cuatro. Una barbaridad para gente que está muy fina y que tienen sus porcentajes de grasas muy por debajo de cualquier humano. Es más, cuando se bañan en piscinas climatizadas ¡pasan frío!. Por ejemplo, Ayad Lamdassem o Elena Loyo miden 1,7 metros y su peso no llega a los 52 kilos. ¿Cómo es posible que pierdan peso? El agua es oro.

¿Quieren saber otro dato más escalofriante? Si se midieran tras cruzar la línea de meta comprobarían que han perdido entre uno y dos centímetros. Para completar la distancia del maratón, un atleta necesita de unas 25 mil zancadas, eso supone miles de impactos con la superficie. La columna pierde elasticidad por la falta de líquidos y eso supone alcanzar la línea de meta con menos peso, menos altura...Pero no se asusten. El maratoniano está preparado para esta batalla porque necesita un punto de sufrimiento para poder disfrutar.

¿Cómo enfocaría yo la carrera de esta próxima madrugada? La aventura puede parecerles loca. El atleta lleva visualizando el recorrido un millón de veces, llega con una táctica muy definida, sabe que sería un suicidio lanzarse al ataque desde los primeros kilómetros... Será una prueba por eliminación, es decir, no harán falta muchos cambios de ritmo ni aprovecharse de los pocos desniveles que presenta el recorrido. Todo queda en manos de la madre naturaleza.

Las condiciones climatológicas y el talento de cada atleta pondrán a cada uno donde le corresponde y quien cometa la osadía de mostrar sus credenciales antes de tiempo, adiós muy buenas y a la cuneta.

Al equipo español, tanto a las chicas como a los chicos, les aconsejaría que se coloquen a mitad del grupo y que dejen que se vayan consumiendo kilómetros. Que se abstraigan, que se distraigan con algún detalle, pero que no se debiliten. Para progresar y seguir teniendo buenas piernas lo más importante es beber e hidratarse en cada avituallamiento.

La verdadera carrera comienza cuando se aproximan los diez últimos kilómetros. Si las sensaciones son buenas, si han ido haciendo los deberes, será el momento de ir dejando víctimas por el camino.

Los favoritos son los atletas africanos pero estos no están acostumbrados a correr a ritmos lentos, siempre van a piñón fijo, es decir a lo máximo que les da el corazón y las piernas: Competir a ritmos lentos no va con ellos, no entra en su mentalidad. Se angustian, se ponen nerviosos, se olvidan de coger los avituallamientos, pierden el nivel de concentración y, en muchas ocasiones, terminan desorientados y se hacen vulnerables. Es ese momento de debilidad el que hay que aprovechar para derrotarles. Las apuestas están a favor de Brigei Kosgei en la prueba femenina y Eliud Kipchoge. Debido a las condiciones climatológicas que se van a encontrar, yo dejaría muy abierto el podio.

¡Cuidado! Antes del maratón tendrán que evitar las zonas con aires acondicionados y las corrientes de aire. Nada de helados y bebidas frías, están muy finos y cualquier descuido puede arruinar cinco años trabajo e ilusiones. Pequeños detalles que les llevarán a cumplir sus sueños. La batalla del maratón se desarrolló en Grecia en el año 490 a.c. Entonces, atenienses y persas se lanzaron a una lucha encarnizada. Este domingo, la batalla se montará en Japón, en la ciudad de Sapporo. No es una maratón cualquiera es la maratón de los Juegos Olímpicos de Tokio. ¡Participad, disfrutad y competid!