Para aquellos a los que les guste creer en el destino, los que siempre entonan el 'todo pasa por algo', la historia del púgil marbellí Ayoub Ghadfa les servirá como una nueva motivación para seguir creyendo en ello. Y es que, aunque la vida del joven malagueños de 25 años no ha sido fácil, cada una de las decisiones que ha tomado le ha guiado hasta el Olimpo, al que sólo un selecto grupo de los mejores deportistas del mundo ha logrado escalar.
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Para comenzar a contar su historia hay que recordar primero la de sus progenitores. Como sus apellidos bien indican, (Ghadfa Drissi El Aissoui) sus padres son marroquíes. Tal y como el boxeador contó a SUR hace unos meses, su madre, que estudiaba español, llegó a Marbella en busca de un trabajo y una vida mejor. Lo hizo sola, pero en su camino a la Costa del Sol, conoció a su padre, que entonces trabajaba en el ferry que circula entre Tánger y Algeciras. Cuando ambos comenzaron su vida en común en Marbella, él buscó un nuevo trabajo, como camarero, además, muy apreciado por sus clientes y los vecinos de la zona.
Ayoub nació ya aquí y se crió en este mismo municipio. Tuvo una buena infancia, como la de cualquier otro niño, hasta que en el colegio comenzó a sufrir 'bullying' por parte de algunos 'compañeros'; recibía comentarios sobre su físico y sus raíces marroquíes que le hacían llegar llorando a casa a diario, incluso, quiso cambiar de colegio. Pero su padre buscó una solución, y para darle una dosis de confianza a su pequeño, le llevó a un gimnasio de kickboxing de la zona, el Gimnasio Sho-Dan, sólo para aprender a defenderse.
Sin ser un gran adepto a los deportes hasta entonces, Ayoub encontró en este su refugio y su nueva pasión. A los 17 ya estaba disputando sus primeros combates, había cerrado de un portazo la etapa del 'bullying' y decidió que su futuro iría ligado al deporte, eso sí, sin dejar a un lado el ámbito académico.
La segunda gran casualidad de su vida llegó cuando, en selectividad, no le dio la nota para acudir a realizar la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en Granada, por lo que tuvo que mudarse hasta Madrid. Bendita la hora en la que esto sucedió, porque fue en una gimnasio de la capital donde descubrió el boxeo.
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Él estaba practicando 'kickboxing' cuando el propio dueño del centro le incitó a que probara con el boxeo al verle cualidades para ello. Lo probó, y en uno de esos días de entreno, le descubrió el actual seleccionador nacional: Rafael Lozano, podría decirse que su 'padrino'.
El resto es historia: becado en la Blume de Madrid, compitiendo desde 2017 con España, subcampeón de Europa en 2022, bronce mundial en 2023, campeón continental este 2024, y ahora, plata olímpica, el sueño de todo gran deportista que se precie.
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Todo ello a la par que logró graduarse en su carrera, por cierto, en la misma promoción que su novia, Carmen Sánchez, medallista nacional absoluta en atletismo (especialista en 100 y 60 vallas). Ayoub aún no sabe qué será de su futuro, si será boxeador profesional o profesor, bien de Educación Física o de boxeo, algo que le gustaría. Fiel creyente en su dios, Alá, al que reza antes de cada combate y agradece, señalando al cielo, al cierre del mismo, confía en que este vuelva a guiarle en su camino más adelante.
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