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Este sábado por la noche ha vivido en un sueño, se ha colgado una plata que, a muchos, ha sabido a oro. Y aunque se haya quedado a las puertas de lograr la gesta y subirse a lo más alto del podio olímpico, sin duda, se siente satisfecho y agradecido con todo lo conseguido. El marbellí Ayoub Ghadfa ha hecho historia al proclamarse subcampeón olímpico del peso superpesado de boxeo, y derrochaba emoción al cierre del épico combate ante el uzbeko Jalolov.
Estas fueron sus primeras palabras, aun empapado en sudor tras bajarse del 'ring' de Roland Garros: «Lo primero, gracias a toda la gente que nos ha apoyado desde casa, estos días he sentido el apoyo muy fuerte desde España y es una pena, quería llevarme el oro, pero no ha podido ser. Lo he dado todo, he dado todo lo que tenía, pero Dios lo ha querido así». Y de nuevo, reiteró su agradecimiento: «Siempre agradecido con Dios, he llegado adonde he llegado gracias a él, gracias a él tengo salud, estoy en una final olímpica y siempre hay que agradecer lo bueno y lo malo».
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Sobre el combate en sí, el marbellí de 25 años puso en valor el potencial de su rival, nada menos que campeón olímpico en Tokio y bicampeón mundial: «Ha sido un combate bastante complicado, un rival difícil de entrarle… Además, a mi me cuestan un poquito más los zurdos, y además también es muy experimentado«. Y concluyó: »Yo lo he dado todo, me he sentido bien, no cómodo como quería, pero creo que he conectado buenos golpes y estoy contento con haberlo dado todo. Para mi, salir ahí arriba y no achantarme ante nadie, ya es un reto y lo he conseguido»
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