Es grande ser joven

Y el jugador en cuestión, que había protagonizado una 'revolución', cayó en desgracia con lesiones continuadas y la decisión de un entrenador al que no le gustó su retorno. Y el genial Ansu Fati ha acabado cedido. Después han ido apareciendo Pedri, Gavi, Yeremy, Gabri Viega y, finalmente, Lamine Yamal y Nico Williams. Todos ellos en un ramillete de 'jóvenes glorias' que aparecen y desaparecen alternativamente en sus respectivos equipos. Todos ellos son, insisto, futbolistas de auténtica valía, pero a los que hay que dar tiempo. Y menos presión, en algunos casos por parte de sus avispados representantes cuando no de sus propios familiares.

Mirando hacia atrás en el tiempo (sitúense en las décadas 60, 70 y 80) apenas si ocurría esto. Sólo recuerdo el caso de Sol (valencianista siempre con breve escala en el Madrid), que dio mucho que hablar al jugar la Copa de Europa con apenas dieciocho años, lo que era un notición en aquellos tiempos. A la vista de tanto talento, entonces y ahora, habrá que recurrir al título de aquella vieja película: 'Es grande ser joven'. Esperemos a ver quién o quiénes suben al pedestal al final de temporada. Lo deseable es que sean cuantos más, mejor. Y de verdad.