Un confinamiento dulce para una temporada amarga. A día de hoy la golfista sampedreña Azahara Muñoz no está sufriendo desde su domicilio en Florida –en Jupiter, en el condado de Palm Beach, donde se instaló hace algo más de siete años– de la misma ... manera que en muchos países europeos las estrictas medidas que lleva aparejadas la pandemia mundial. Sin embargo, el curso deportivo de 2020 está siendo para olvidar. Sólo ha jugado hasta ahora dos torneos (25ª en el ISPS Handa, en Australia, y sin pasar el corte en el Gainbridge, en Boca Ratón, cerca de casa) y no hay perspectivas de que se reanude el LPGA Tour, el principal circuito internacional femenino, hasta el 23 de julio, con el Marathon Classic (en Ohio, EE UU).
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«Íbamos a empezar el 15 de junio inicialmente, pero nos lo retrasaron todo un mes más, y ahora nos acaban de cancelar el primer torneo en julio (el Dow Great Lakes, en Michigan) y con el siguiente (el ya citado Marathon Classic) creo que también puede suceder lo mismo. Sólo nos van a dejar jugarlo si puede haber 'fans' y el Pro-Am (de la víspera)«, explica en declaraciones a este periódico la marbellí, que al menos sí que se muestra más optimista con lo que vendrá después: »Los siguientes son en Europa (el Evian en Francia, además de dos citas en Escocia) y estamos a la espera de saber qué condiciones va a haber, si tiene que haber cuarentena y demás. En ese caso no podríamos ir. De todas formas, espero que quizás en agosto se retome todo«.
A la malagueña sólo le queda el consuelo de haber vivido un confinamiento menos duro que el español, del que día a día tuvo cumplida información a través de sus conversaciones con la familia. «Los dos últimos meses han sido un poco raros. La verdad es que me cuesta quejarme cuando hablo con alguien de España, porque allí se ha estado realmente en cuarentena. Aquí hemos tenido cerrados todos los lugares en los que te puedes reunir con gente, como un parque, playas, restaurantes, estos sólo con comida para llevar, pero se podía salir a la calle cuando querías siempre que no te vieran haciendo una locura en grupos de mucha gente. Se podía dar un paseo, correr, ir en bici... Y ahora estamos como en España, en una fase de desescalada, con restaurantes al 50 por ciento de capacidad, aunque no he ido a ningún lado ni tengo intención de ir en algún tiempo. Han abierto playas, parques, se intenta que se mantengan las distancias de seguridad...«, explica.
Además, la cadena de mando funciona de un modo inverso en Estados Unidos: «Cada localidad hace lo que diga su alcalde; luego va el responsable del Estado, y al final el presidente de Estados Unidos. El alcalde de mi condado (Palm Beach), que sería como el equivalente a varias localidades de la Costa del Sol, ha sido bastante duro y decidió cerrar todo, incluidos los campos de golf. Pero yo tuve suerte, porque vivo casi en la frontera y mi campo está en el Condado del Norte y ha estado abierto, con lo que he podido ir a entrenarme«.
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Eso sí, la golfista no se ha librado de las «muchas restricciones«: »No se podía entrar en la casa club; no se puede tocar la bandera o los rastrillos para el bunker; no me he subido en los coches, aunque los estaban limpiando muy bien; tengo que mantener distancias de seguridad, y no puede haber mucha gente en una zona a la vez...«.
Incluso, las sensaciones de la jugadora no son malas. «He tenido suerte. He podido entrenarme. Es difícil saber cómo estoy, porque llevo mucho tiempo sin competir, pero me siento bien con mi nivel de golf ahora mismo. También he estado haciendo físico en casa. No es lo mismo que ir con mi entrenador, pero él me ha dicho lo que hacer«.
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Sin verse muy perjudicada por el aplazamiento de los Juegos de Pekín a julio de 2021 (está clasificada virtualmente y será su segunda cita olímpica seguida), quizás lo que peor lleva Azahara Muñoz es la sensación de una campaña, la de 2020, que se esfuma por el aliviadero. «De animo voy a ratos. Estoy bien, pero a veces me agobio un poco porque pienso que estoy perdiendo un año de mi carrera (a sus 32, tiene planes de maternidad y ha declarado que no va a alargarla mucho), pero no me lo quiero tomar así, sino como que es algo que me está sirviendo para descansar y estar en casa con mi marido, cosa que no había hecho nunca tanto tiempo. Es como un 'paroncito' en mi carrera para estar más descansada y darlo todo después. Estoy intentando sacar lo mejor de mí ahora, comiendo muy sano, entrenándome muy bien y trabajando mucho en lo físico«, argumenta. Y va más allá aún: »Gracias a Dios, económicamente, aunque no estoy trabajando no me estoy preocupando. Si uno se pone a pensar en lo que pasa en el mundo... Uno intenta sacar una lectura positiva, porque no sirve de nada estar mal«.
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