Azahara Muñoz: «Me ilusiona más ir a la Solheim que a los Juegos, implicaría que he jugado mejor»

Precisamente son deportistas de dos disciplinas completamente profesionalizadas, que les permiten vivir económicamente de sus carreras, igual que sucede en el fútbol o el baloncesto, pero de manera individual, por lo que, siendo sinceros, los Juegos Olímpicos, que para otros muchos es el sueño de sus vidas, para otros es un torneo más… Ilusionante, pero no el más relevante. «Para los golfistas es así. Para otros deportes, lo más grande que hay son unas Olimpiadas; para nosotros es muy importante, pero nosotros no sólo pensamos en los Juegos. Tenemos tantos torneos y 'grandes' durante el año, que no planeamos nuestro calendario en función de las Olimpiadas. Eso sí, claro que quiero disputarlas», refrenda una leyenda del deporte malagueño, Azahara Muñoz.

Nos atiende desde Florida, donde reside desde hace años, enfocada en competir el mayor circuito internacional del golf, el LPGA, al que sólo dos españolas han accedido con la tarjeta completa: Carlota Ciganda y ella. Completamente bilingüe, casada y madre desde hace sólo 2 años, la experimentada sampedreña atraviesa una etapa diferente, pero también ambiciosa. A sus 36 años y tras toda una vida ligada a los palos, Muñoz se sigue sintiendo competitiva, pero es consciente de que se encuentra en la recta final de su carrera. Y sí, por tanto, frente a frente con la posibilidad de acudir a sus últimos Juegos, los de París. «Con seguridad, van a ser mis últimos Juegos, así que me haría mucha ilusión estar ahí. De aquí a cuatro años, sinceramente, dudo que siga. Ya llevo muchos años haciendo esto y manteniendo este ritmo de vida con viajes y no sé cuánto tiempo más estaré. No sé si en cuatro años y medio querré seguir haciendo esto», se sincera.

Pasa unas 30 semanas al año fuera de casa, con la maleta en mano, y por fortuna, viajando con su hijo numerosas ocasiones, pero esta vida tan frenética parece ir tocando a su fin. Eso sí, aún le quedan retos que cumplir antes de que llegue el momento… Es más, este mismo año hay otro gran evento marcado en su calendario, por el que, realmente, tendrá que pelear para poder clasificarse. La Solheim Cup de Gainesville (Virginia), que toma el testigo de la histórica Solheim que acogió Casares el pasado año. Sí, este torneo se celebra cada dos años, pero la pandemia descuadró las cifras y ha llevado a que estas dos ediciones se celebren de manera consecutiva.

«Es difícil, pero creo que es mi gran objetivo del año. Me ilusionaría más ir a la Solheim que a los Juegos incluso, porque eso significaría que he jugado mejor. Siento que no tengo que hacer nada superespecial para disputar los Juegos, pero sí para jugar la Solheim, porque implicaría que estaría entre las mejores de Europa, y por lo tanto, que significaría que he tenido un año espectacular», explica la sampedreña. Esto se debe a que, como bien señala, conseguir el billete a la cita entre Europa y Estados Unidos, es más complicado a día de hoy para ella.

¿Por qué? Porque para los Juegos hay dos plazas reservadas para España y, dada la amplia diferencia en el 'ranking' olímpico entre Carlota Ciganda (20º) y Azahara Muñoz (33º) con respecto al resto de jugadoras nacionales (no hay ninguna más en el 'top-60'), se da prácticamente por hecho que ellas volverán a representar a España. A la Solheim, sin embargo, sólo acuden las 12 mejores del continente. Lo sabe la propia malagueña: «Es difícil que no me clasifique, porque es verdad que la diferencia en el 'ranking' es grande, pero puede pasar. Sólo pienso en seguir jugando mejor y mejorando mi 'ranking', sé que si sigo haciendo las cosas bien, estaré ahí».

A día de hoy, es la nº 90 del 'ranking' mundial y aunque su temporada, a nivel resultadista, está siendo algo irregular, mantiene buenas sensaciones: «Hago un balance bastante bueno de lo que llevamos de año. Aunque los resultados no hayan acompañado a veces, he ido jugando bastante bien, aunque he ido teniendo como un día malo por semana».