
La Supercopa y el olvido de Málaga
OJO DE HALCÓN ·
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OJO DE HALCÓN ·
La semifinal pasó por la ciudad como un parque de atracciones cerrado, sin la más mínima repercusiónNo hubo ni un solo cartel de Málaga. Nos tuvimos que conformar con unas espectaculares tomas de La Rosaleda desde un helicóptero. Y, dicho sea ... de paso, sólo los malagueños sabíamos que era La Rosaleda porque únicamente se veía el lema 'Since 1904' (sí, en inglés porque así se les antojó a los Al-Thani). La Supercopa pasó por Málaga como un parque de atracciones cerrado, sin la más mínima repercusión. Cualquier espectador que siguió el encuentro tuvo que echarle imaginación para adivinar el lugar de celebración del Real Madrid-Athletic. Ni una mísera mención a la ciudad, al contrario de lo que sucede hasta en un Europeo sub-17, cuando se puede ver el nombre de la sede justo enfrente del tiro de la cámara principal (para entendernos, en Preferencia a pie de campo).
El argumento de la Junta de que este certamen iba a llevar la marca Andalucía cayó por su propio peso cuando llegó la ceremonia de entrega de trofeos tras la final y delante del palco, con gran riqueza tipográfica, se pudo leer 'Sevilla'21'. Sorpresa, sorpresa. Me recordó a esa apuesta decidida para que la capital hispalense sea sede fija durante cuatro años de la final de la Copa del Rey mientras para Málaga queda la Copa de la Reina, que desgraciadamente tiene una repercusión menor y hasta obliga a regalar entradas (casi ocho mil en la cita en Granada en 2018). «Todos juntos hemos creado un equipo que va a hacer que un estadio emblemático como La Cartuja vuelva a vivir sus mejores días», confirmó el presidente de la Federación Española (RFEF), Luis Rubiales, el 10 de febrero del año pasado. Blanco y en botella. El interés es exclusivamente rescatar esa mastodóntica instalación llamada 'estadio olímpico'.
Las instituciones autonómica, provincial y, sobre todo, municipal se han enfrascado en una borrachera de acontecimientos deportivos para Málaga, casualmente todos vinculados a la RFEF, precisamente cuando no existe la posibilidad de que asista público (casi todos, en acuerdos firmados tras la expansión del coronavirus). A excepción de la Copa de España de fútbol-sala, ni Málaga ni la provincia han podido disfrutar de esos torneos que en condiciones normales habrían deparado ambiente en las gradas, pernoctaciones e ingresos para tantos establecimientos de restauración víctimas de la pandemia. Al final sólo han quedado para el recuerdo fotos y más fotos de pose de políticos y cargos públicos.
La pregunta es sencilla: cuando vuelva la normalidad y las otras grandes capitales (Zaragoza, Valencia, Madrid, Bilbao, Barcelona, incluso Sevilla) le vean color a la organización de todos estos torneos, ¿optarán a ellas de verdad? Es decir, ¿volverá la Federación a la normalidad y se inclinará por el mejor postor para que hagan parada en las ciudades referidas? De momento es innegable que el Ayuntamiento (sobre todo) y la Junta le han salvado el presupuesto a Rubiales. Lo verdaderamente triste es que estos certámenes han pasado por aquí de puntillas y que con motivo de la Supercopa Málaga ha vuelto a quedar en el olvido. La prioridad, ya se sabe, es reflotar La Cartuja.
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