Las raíces malagueñas del campeón de Europa Junior Firpo

«Son días aún de no creérmelo. Tal y como fue la temporada con las lesiones pensaba que no podría estar allí, pero al final entré en la lista definitiva y pude participar en los partidos más importantes. En estos últimos dos años me ha cambiado la vida, ya no sólo en lo deportivo, también en lo personal con el nacimiento de mi hija. Ha sido un cambio radical», reacciona abrumado mientras ordena sus éxitos Junior, que atiende a SUR ya en Arroyo de la Miel, donde se crió y donde siempre vuelve, ahora con una pequeña de cuatro meses entre brazos.

¿Qué pensaría de todo esto aquel niño de seis años que aterrizó en Málaga desde República Dominicana? Pues seguramente no le haría mucho caso. Estaría más preocupado por volver a ver a su madre y por hacer nuevos amigos. «Mi madre se vino unos años antes a Málaga para trabajar y yo me quedé en Santo Domingo junto a mi hermana viviendo con mis abuelos. Tres años después nos vinimos». El fútbol era en esos tiempos algo desconocido: «No sabía lo que era. En mi barrio de República Dominicana no había llegado (ríe) y aquí fue una forma de entablar nuevas relaciones fuera del colegio porque al principio me costó un poco adaptarme al llegar de una cultura muy diferente», relata al detalle Junior, que tras todos estos años se siente «totalmente malagueño y andaluz».

Sus primeros toques de balón, en el campo del Atlético Benamiel a unos minutos de casa, fueron amargos: «Al principio la verdad es que no me gustaba nada. Volvía llorando y pedía que me quitaran. Pero entre mi padre (la pareja de su madre, no el biológico, pero al que síconsidera como tal) y mi primer entrenador me insistieron y gracias a eso ahora soy un loco del fútbol».

Ese primer entrenador fue José Antonio Vera. «Algunas veces se agarraba a mis piernas para que le llevara a jugar. Al principio no tenía la técnica del resto, pero mejoró y crecieron sus ganas de jugar», recuerda insistiendo en que agradece el cariño de Junior, pero se desprende de cualquier mérito aunque él fuese el primero que le dijo que podría llegar a ser futbolista y ganó una botella de vino por ello tras una apuesta con el padre de Junior, como recuerda con humor el jugador del Betis.

«Ya en alevines se le veían cosas, físicamente era superior a los demás. Tenía mucha arrancada y el mismo recorrido que ahora, e iba muy bien de cabeza. Marcaba muchos goles. Además se tomaba muy en serio el fútbol», tira de memoria José Luis Burgos, quien lo entrenó entre los 12 y los 15 años.

En el Benamiel recibió la formación fundamental hasta categoría cadete. Luego jugó en el Tiro Pichón y el Puerto Malagueño, desde donde el Betis se interesó y lo fichó junto a otro malagueño, Francis Guerrero. Desde ese momento los dos han vivido carreras paralelas, y ya son jugadores destacados en el primer equipo bético. «Este será ya nuestro sexto año jugando juntos desde el Puerto. Somos famillia», comparte con SUR Francis, que recuerda también lo especial que fue cuando Junior le anunció que sería padre en la habitación del hotel que compartieron cuando fueron a una convocatoria con España.

Ninguno de los dos pasó nunca por la cantera del Málaga y por eso cree Junior que son menos conocido en su tierra: «En mi caso vinieron por mí siendo alevín de primer año y mi padre no quiso porque la cantera aún no tenía una estructura. Ahora tampoco es que tenga ciudad deportiva, pero va algo mejor, y al no saberse dónde me entrenaría y, viendo la cantidad de viajes que me esperaba, mi padre decidió que era muy pequeño para eso».

Francis recuerda, que cuando tuvieron la opción del Betis «el Málaga en ese momento, por 2014, tenía otra política con fichajes de fuera». Echando la vista atrás, los dos sienten un inmenso orgullo por su crecimiento en el fútbol base malagueño. Ahora, Francis está ya de concentración de pretemporada mientras Junior agota sus días extra por jugar el Europeo sin tener claro su futuro. Tiene varias ofertas, pero de momento está centrado en disfrutar: «Tranquilo, quiero disfrutar de mi hija, que no lo he podido hacer como quería este tiempo y ya veremos lo que pasa. Quiero desconectar un poco de un año muy largo y cuando vuelva me sentaré a ver qué pasa», concluye Junior.