Un regreso ruidoso

No sé cómo viviríamos en un mundo sin fútbol. Sin debates con tertulianos apasionados, sin esos goles que no son goles, sin esos penaltis que no son penaltis, sin árbitros a los que culpar de tantos fallos, sin nada que discutir en la barra del ... bar… como no sea del VAR Un aburrimiento, vamos. Porque la jornada de Copa que nos toca ver apenas exalta los ánimos de aquel modesto equipo que elimina a un grande. El ejemplo más claro y rotundo no tardó en producirse: el Pontevedra, de Segunda RFEF, eliminó al Mallorca, todo un subcampeón de Copa y el Ourense, también gallego y de la misma categoría, eliminó al Valladolid, más alguna que otra sorpresa. Faltaba por ver hasta qué punto estallaba la afición de Valencia y de media España con la llegada de Mbappé y sus huestes con el díscolo Vinicius, que al final la armó contraviniendo el tiempo de paz que se suele vivir en estos días. Y además, otra vez en Valencia, donde hace poco más de un año protagonizó otro jaleo similar. Por ese caminó difícilmente obtendrá ese Balón de Oro que tanto ambiciona.Mientras tanto, el Real Madrid lo paga… y le paga.