Rafa Gil, el exmalaguista que triunfa en el país de moda

Sus exóticas aventuras en Inglaterra, China, Emiratos Árabes, Malasia y Arabia Saudí no le hacen olvidarse, de ningún modo, de su Tolox natal. «Me gusta siempre decir que soy de allí, el pueblo va siempre por delante», comienza Rafa Gil, de 47 años, que conquistó el 15 de julio en Argelia los Juegos Árabes con la selección olímpica de Arabia Saudí. Lo hicieron en una reñidísima final ante Siria y de una forma muy peculiar: «Todas las selecciones fueron con los equipos sub-23, y nosotros con la sub-19. Nadie esperaba que llegáramos tan lejos. Fue un éxito», cuenta sobre este campeonato, en el que hizo de segundo entrenador.

El experimento, que surgió con la idea «de foguear a los chavales», ha traído consigo una ola de optimismo y esperanza para el fútbol saudí. «Veremos a algunos chicos de esta selección en el Mundial de Estados Unidos», asegura Gil, que explicó en qué consiste esta cita deportiva, oficialmente denominada Juegos Deportivos Panárabes: «Son como los Juegos Olímpicos, pero sólo de países árabes, y por eso va la selección sub-23. Hay un medallero para todas las disciplinas y también hay algunos países que no van por conflictos bélicos. En nuestro grupo estaban Siria, Palestina y Mauritania».

Desde noviembre se encarga del área de 'scouting' de la Federación Saudí. «Soy el 'head coach', el que controla todo lo que engloba a las categorías inferiores, desde la sub-15 hasta la sub-23. También ejerzo de entrenador asistente de la sub-18 y la sub-19, con la que hemos conseguido este último éxito», explica. Asegura, además, que no hubiese sido posible hacer frente al choque cultural sin el apoyo incondicional de su familia, que le ha acompañado en todas sus etapas en el extranjero. «En países así no es fácil, porque la diferencia cultural es grande. Con el idioma no tengo problema. Hablo bien inglés, con acento andaluz (risas), y con el árabe ya me defiendo», cuenta.

El de Tolox, ligado al fútbol desde siempre, llegó al Málaga con la entrada del nuevo siglo para entrenar en la cantera durante siete temporadas, cuando su cuartel general aún estaba en El Viso. «Me hice entrenador porque como jugador no valía», bromeó el técnico, que formó parte del club hasta en tres etapas diferentes.

Tras salir en 2007, regresó en 2008 para entrenar al Malagueño durante tres temporadas. «La relación con los entrenadores del primer equipo, que fueron Tapia, Muñiz y luego Manuel (Pellegrini), era muy buena. Fue cuando subieron y se consolidaron Juanmi, Portillo y Recio», cuenta. En este segundo periplo vivió en primera persona una de las metamorfosis más importantes de la historia del club: se sentó en el banquillo del primer equipo tras la destitución de Jesualdo Ferreira, una semana antes de que 'El Ingeniero' aterrizara en La Rosaleda. «Fue en Cornellá, contra el Espanyol. Perdimos 1-0, pero fue una experiencia preciosa», rememora el técnico, que sueña con ocupar ese banquillo de nuevo: «Me gustaría que fuese en Segunda o en Primera, porque no se merece estar en esta categoría».

En 2018, tras cuatro andanzas en el extranjero, regresó a Martiricos para hacerse cargo de La Academia en calidad de director. «Fue una época complicada, de decadencia. Se fueron muchos jugadores, pero conseguimos renovar a algunos de nuestros mejores canteranos como Juande o Ramón», recuerda. Salió, año y medio más tarde de firmar, por discrepancias con la familia Al-Thani. Y a raíz de este episodio, una reflexión desde el banquillo del campo de la Federación: «Yo veía que la ciudad deportiva era la base y el pilar fundamental de un club. Tenemos muy buenos jugadores para que se consoliden, pero el sentimiento de pertenencia que se quiere inculcar sin la ciudad deportiva no sirve para nada. Seguimos de prestados, y así no vamos a conseguir tener una cantera estable, en todas las categorías», verbaliza.

Además, se mostró desilusionado por el descenso y lamentó las últimas ventas de canteranos, «aunque sé que es complicado retener a los chicos», añadió desde la experiencia de un exdirector y enamorado del trabajo desde la base. Y no ocultó su deseo «de volver al Málaga con una ciudad deportiva a la altura de quienes somos».

Trotamundos con experiencia en los banquillos y también en los despachos, el toloxeño ha experimentado en Dubái y China para capitanear varios proyectos de La Liga en el extranjero. A esos destinos llegó por medio del expresidente blanquiazul Fernando Sanz, con el que guarda una bonita relación. «Él podría sacar al Málaga de este pozo», declara. A lo largo de estos años ha pasado, además, por Manchester y Malasia, lugar donde se hizo cargo del filial del Johor, «que es como el Real Madrid o el Barcelona de allí», contextualiza.

Teniendo bien cerca la explosión económica vivida este verano en la Liga saudí, vaticina una competición llena de estrellas hasta, por lo menos, 2030. «La selección está un poco apartada de todo eso. Allí han ampliado el cupo de extracomunitarios a ocho por equipo y eso a nosotros no nos viene bien», confesó este aventurero, a veces invadido por la morriña.

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