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El fútbol tiene el poder, ese extraño y a veces incomprensible poder de unir a la gente, de hacer que, al menos durante 90 minutos, nos olvidemos de nuestros problemas. Tiene la capacidad de acercar a personas con opiniones contrapuestas bajo un mismo paraguas, conecta ... generaciones, estrecha lazos, une pueblos y naciones... Da sentido a la vida de los que entienden que el fútbol es más que un juego.
En Torremolinos se respira ilusión estos días. Y todo gracias a un peculiar club que está reescribiendo la historia futbolística del municipio. Una entidad con un pasado convulso, que sufrió numerosas desapariciones y reconversiones desde 1932 (cuando se fundó el C. F. Torremolinos) hasta que en 1958 adquiriese su actual denominación como Juventud de Torremolinos gracias a Pedro Navarro Bruna, quien da nombre a la calle que rodea El Pozuelo.
Un humilde aunque pintoresco estadio de los de toda la vida, con su graderío a pie de campo, su kiosko de refrescos y bocadillos en una esquina del recinto y con el olor a pipas los domingos, donde se crea el verdadero sentimiento futbolístico. Un escenario que mañana sabrá lo que es ser de Primera por un día. Ni los fundadores del club, ni su actual y multicultural directiva (el presidente es un iraní afincado en Málaga y el vicepresidente, un torremolinense de raíces congoleñas) imaginó jamás algo así: recibir a todo un histórico de la élite como el Sevilla aquí, en El Pozuelo. Un hito para este campo, en el que jamás un equipo de Primera jugó un partido como el de mañana, a las 21.00 horas. Un inédito duelo de la Copa del Rey en el que un grupo de 'desconocidos' veinteañeros cumplirán el sueño de jugar contra Isco, Rakitic, Lamela, Rafa Mir...
Pero sobre todo un hecho que ha devuelto la ilusión al pueblo, que verá cómo deslumbra su feudo en esta cita. El Pozuelo se ha puesto guapo para intentar sentirse de la élite. Gracias al impulso económico del ayuntamiento local y también con los fondos propios de la entidad se han realizado varias reformas: se han colocado dos graderíos en los fondos que casi duplican la capacidad del campo (ahora de 4.000 espectadores), se han alquilado seis torres de iluminación para cumplir con las exigencias de las televisiones, se ha habilitado una zona de prensa, resembrado el verde, instalado nuevas pancartas de publicidad e incluso colocado tres nuevos kioskos.
Un despliegue de medios en el que además no faltará la presencia de la Policía Nacional y Local para evitar altercados, porque se prevé que al menos 400 sevillistas tampoco quieran perderse esta cita. Por ahora son más de 2.000 las localidades vendidas, aunque no cabe duda de que las últimas horas serán claves para demostrar de lo que Torremolinos es capaz cuando se trata de defender su historia.
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