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El portero malagueño José Antonio Fúnez experimentó en sus carnes lo que es la magia de Twitter. O de 'X', ahora. El poder de las redes sociales para conseguir objetivos o llegar a cosas o situaciones. Sentir el calor de la gente desde su lado de la pantalla. El cancerbero terminó la pasada temporada con el San Pedro, de División de Honor, y arrancó el verano sin equipo. Se le ocurrió, entonces, ofrecerse en las redes sociales. Total, no había nada que perder. Así lo entendió él. «Soy José Antonio Fúnez, estoy buscando equipo y estoy libre ahora mismo. Portero de 24 años con experiencia en Tercera RFEF y División de Honor. Cualquier interés por DM o a través de mi Instagram», posteó el meta malagueño.
Fue una cosa espontánea. Del momento. «Estaba la tarde tranquila, con mucha gente que reposteaba, pero eso es normal. A la tarde noche me llegaron un porrón de mensajes. Y yo estoy bastante agradecido». ¿Lo mejor? Que su situación ha cambiado radicalmente. Se pusieron en contacto con él agencias de representación, equipos y jugadores en activo. «Estoy agradecido. No soy nadie y sólo quería buscar equipo. Y en ello estamos», expresa.
Soy José Antonio Fúnez, estoy buscando equipo y estoy libre ahora mismo. Portero de 24 años con experiencia en 3 rfef y división de honor. Cualquier interés por DM o a través de mi Instagram josee_funez.
— Josse_funez (@jossee_funez) July 18, 2024
El ecosistema del fútbol malagueño es pequeño. Un tablero de ajedrez donde todas las fichas son conocidas. Y él es un miembro más de esta rueda que no para de girar. «Hay gente que me conoce bastante porque desde pequeño he estado siempre con los mejores equipos, los mejores entrenadores y gente que tiene muchos contactos. Sorprendentemente hay gente de fuera que me ha llamado», dice, intentando encontrarle el porqué a la viralidad de su 'tuit'.
Todavía no tiene nada cerrado para la próxima temporada, aunque las ofertas no han parado de sucederse desde entonces. «De momento no puedo decir nada», adelanta, aunque afirma, hasta donde puede, que baraja opciones en la provincia y también más allá de los límites malagueños. Para irse fuera, eso sí, considera importante que las condiciones sean buenas. «Tiene que mejorar lo que tenemos aquí», asiente.
Su entorno se lo ha tomado con normalidad y un poco de guasa. «Mi padre me dice que no veas la que había liado», cuenta entre risas. Con los pies en el suelo, sabe que su objetivo principal, su plan 'A', no es vivir del fútbol. Es graduado en Educación Primaria en la UMA y tiene claro que su futuro profesional pasa por el magisterio y la docencia. «Si encuentro equipo y puedo compatibilizarlo con ser profesor, genial. Y si no es posible porque los clubes estén cerrados o lo que sea, pues seguiré entrenándome, esperando la oportunidad, y trabajando de lo que he estudiado», dice desde su madurez.
Este verano está combinando lo mejor de los dos mundos. El arte y la locura de estar bajo los palos con la enseñanza y el servicio a los más pequeños. Es monitor en el campus de 'Málaga Keepers': «Me va muy bien. Llevo ya bastante años con ellos. En ese sentido no me puedo quejar. Eso siempre te ayuda a formarte como persona y también en el fútbol. Trabajar con niños es de las mejores cosas que hay».
Como cancerbero se define como un portero rápido, ágil y bueno con los pies. «Técnicamente bueno», apostilla. «También tengo mis defectos, obviamente, pero todos ellos se pueden trabajar y se pueden convertir en virtudes. Es lo que llevamos para adelante», agrega. Más allá del fútbol se considera un tipo sencillo. «Estar con mi novia, que con ella paso bastante rato; y con mis amigos, que para ellos siempre estoy. Muchos juegan al fútbol aquí en Málaga y nos hemos enfrentado varias veces. Y mi trabajo y el gimnasio, siempre, más lo que vaya surgiendo. Si toca fiesta algún fin de semana, pues fiesta, y si toca más de relax, pues más de relax. Y fin. Variado», cuenta sobre sí mismo y sus aficiones.
Fúnez es un auténtico trotamundos del fútbol malagueño. Comenzó jugando en el equipo de su barrio, como casi todos: el Tiro Pichón. Allí jugó hasta alevín. Lo fichó el Málaga, donde militó dos temporadas antes de regresar al club que le vio nacer. Después, seis años en el Puerto Malagueño, en las mejores categorías; y más tarde Vázquez Cultural, en Marbella; Alhaurino, Málaga City, Mijas Las Lagunas y San Pedro.
Entre risas, cataloga de «un poco surrealista» toda esta situación; aunque con vistas al futuro piensa en una anécdota para toda la vida. «Es una experiencia que el día de mañana si nos vamos a la tumba me la llevaré conmigo. He sido viral y he podido conseguir algo que es lo que estaba buscando. Mis colegas también han flipado. Nos lo tomamos a risa. No es nada malo. Lo que me ha pasado es muy bueno».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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