Costa (i) y Ramos, en un entrenamiento.
Fütbol

Ramos, volcado en la integración de Costa

El central está pendiente del delantero y es uno de sus mejores apoyos

Rodrigo Errasti Mendiguren

Martes, 3 de junio 2014, 18:59

Rivales, enemigos, compañeros y ahora camino de ser amigos. Así ha ido variando la relación ente Sergio Ramos y Diego Costa. Muchos pensaron que, tras los enfrentamientos vistos entre Atlético y Real Madrid desde la temporada pasada, Diego Costa no podía ser parte de la campeona del mundo. Algunos gestos fueron excesivos por parte de ambos futbolistas y todo el mundo pensó que, más allá de la problemática que supondría la nacionalización del brasileño, difícilmente el grupo podría recibir al delantero de Lagarto. Nada más lejos de la realidad. Durante el partido de la primera vuelta en el Santiago Bernabéu, Ramos le animó a dejar Brasil y jugar con España. La cosa quedó ahí, pero la Federación empezó a trabajar en el asunto.

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La semifinal de Copa del Rey a inicios de este 2014 complicó aún más todo, pero no lo rompió. Álvaro Arbeloa perdió los nervios con el delantero, al que agredió sin balón en juego. Del Bosque reconoció que se habían producido «cosas» que no le gustaron. Una lesión del lateral ayudó a que se quedase fuera ante Italia, momento elegido para el debut del punta. Costa llegó pero reconoció que antes charló del asunto con Del Bosque. «Me dijo que fuese yo mismo, la persona que he sido durante mi tiempo en el Atlético de Madrid». En la caseta rojiblanca es conocido por su carácter afable. Así, fuera del campo encajó perfectamente con el resto de los internacionales. Algo que ya habían advertido futbolistas como Villa, Koke y Juanfran a los demás.

Sergio Ramos ejerció de capitán y selló la paz pública antes de empezar. «Somos compañeros y se requiere otro trato, dentro del campo uno se olvida de todo y defiende sus intereses. En momentos puntuales uno tiene que ser más precavido y cuidar esos pequeños detalles que puedan hacer que después salte una chispa que no debería», reconoció el central. Todo sucedió con naturalidad, con ambos futbolistas charlando sobre el césped. «Agradezco a los compañeros y la afición el trato que me han dado. Parece que llevo bastante tiempo jugando con ellos. Me he sentido cómodo». Incluso se atrevió Diego Costa con una broma: «Con Sergio Ramos ya somos casi como hermanos».

Tras la final de la Champions, el sevillano deseó que Diego Costa pudiese estar en condiciones de ser convocado por Del Bosque. «Esperamos la mejor versión de él. Ha hecho méritos para estar aquí, es una gran elección y puede contribuir y aportar muchas cosas», elogió. El equipo sabe que, en Brasil, Costa tendrá que estar arropado tras su polémica decisión de renunciar por escrito a su país el pasado mes de octubre. Por eso, los tres madridistas (Casillas, Xabi Alonso y el propio Ramos) reconocen, en círculos públicos y también privados, que los piques forman parte del deporte y que están para defender cada uno sus intereses. Fuera no debe haber malentendidos.

Por eso, tres meses después de aquel partido, el recibimiento ha sido aún mejor. Primero, la semana en Las Rozas cuando se encontró con algunos de sus compañeros al ir a ser tratado en los servicios médicos y sobre todo el lunes. En la sesión de entrenamiento se le pudo ver charlando con Sergio Ramos, que estuvo atento a sus evoluciones. Durante el viaje también compartieron un buen rato y ya en suelo norteamericano, el andaluz estuvo bromeando con el hispano brasileño para que fuese uno más en el grupo de internacionales. El delantero, a su llegada el lunes a Las Rozas, agradeció la confianza de Del Bosque, que le esperó tras caer lesionado por una microrrotura en el bíceps femoral derecho: «Espero que de algún modo valga la pena».

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Costa, que el lunes estuvo haciendo sin problemas durante 60 minutos los ejercicios físicos con el resto de los internacionales, cree que estará disponible el día 13 para el debut e incluso para el amistoso ante El Salvador. «Tengo que hablar con los médicos, pero creo que sí puedo jugar». Le quedan varios entrenamientos en la Universidad Católica de Washington, antes de desplazarse a Curitiba, sede de España en Brasil.

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