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Justo cuando parecía haber dejado atrás la pobre imagen que ofreció en la Supercopa de España con cinco victorias consecutivas entre todas las competiciones, el Real Madrid vio frenada en seco su progresión este sábado en el peor momento posible y en un escenario imprevisto. Incapaz de descifrar a un hermético Espanyol, el equipo de Carlo Ancelotti padeció un apagón ofensivo en Cornellà pese a disponer de nuevo de su póker de ases en ataque y acabó siendo víctima de un gol de Romero en la recta final que saca provisionalmente al cuadro perico de la zona que marca el descenso y vuelve a poner la pelea por la Liga al rojo vivo.
Trasquilado por una escuadra que se comportó como un bloque de hormigón y se agarró a un portero inmenso, el Real Madrid se dejó tres puntos que daba casi por amortizados antes de saltar al césped y llegará al derbi capitalino que acogerá el Santiago Bernabéu el próximo sábado con una ventaja exigua sobre el Atlético, a la vez que da aliento a un Barça que tendrá la posibilidad de aminorar también considerablemente la distancia que le separa del líder si supera este domingo al Alavés.
Ni la vuelta de Vinicius sirvió para que el Real Madrid descerrajara a Joan García, cuya soberbia actuación en la segunda parte permitió que el Espanyol sumase por cuarta jornada consecutiva para mantener su condición de invicto en lo que va de 2025 e infligiese la tercera derrota en el campeonato a los blancos justo a las puertas de un derbi que puede poner patas arriba el torneo.
Espanyol
Joan García, El Hilali, Cabrera, Kumbulla, Romero, Jofre (Tejero, min. 66), Urko (Roca, min. 66), Král, Pol Lozano, Puado (Calero, min. 83) y Roberto Fernández (Veliz, min. 73).
1
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Real Madrid
Courtois, Lucas Vázquez (Brahim, min. 87), Tchouaméni, Rüdiger (Asencio, min. 15), Fran García, Ceballos (Modric, min. 80), Valverde, Bellingham, Rodrygo, Mbappé y Vinicius.
Gol: 1-0: min. 85, Romero.
Árbitro: Muñiz Ruiz (Comité Gallego). Amonestó a Romero y Kumbulla.
Incidencias: Partido correspondiente a la 22ª jornada de Liga, disputado en el RCDE Stadium ante 33.669 espectadores.
Se trata de un durísimo batacazo para el Real Madrid, que tras tropezar en campos teóricamente asequibles como Son Moix, el Estadio de Gran Canaria o Vallecas, volvió a hacerse el 'harakiri' frente a un Espanyol al que le había ganado los cuatro pulsos más recientes que habían librado y que solo había sido capaz de derrotar dos veces a los blancos en los últimos 17 años, pero que le dio un zarpazo de los gordos este sábado.
Triunfo de enorme mérito el que consiguió el conjunto que dirige Manolo González, cuyo planteamiento le salió redondo frente a un Real Madrid que perdió de un plumazo toda la pólvora de la que había hecho alarde en los últimos tiempos. Venían de marcar tres o más goles los hombres de Ancelotti en doce de los catorce partidos que habían disputado desde que cayesen derrotados en San Mamés, pero se quedaron secos ante un Espanyol de granito.
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Cayó una y otra vez el equipo de Ancelotti en la tupida tela de araña que tejió el conjunto catalán, pese a acaparar de forma estéril la pelota. Sin ocasiones de auténtica enjundia en la primera parte salvo un golazo de Vinicius que acabó siendo invalidado por una falta previa de Mbappé sobre Pol Lozano, el Real Madrid tampoco pudo reventar el candado que puso Joan García en el segundo tiempo a pesar de intensificar su asedio y acabó desguarneciéndose lo suficiente para que un contragolpe del Espanyol culminado por Romero, para el que el Real Madrid había reclamado previamente la roja a raíz de una entrada a Mbappé, le diese la puntilla.
Le faltó fluidez y sobre todo clarividencia al Real Madrid, plano y anodino en la primera parte, aunque se volcó en la segunda mitad y llegó a amenazar con batir a Joan García, especialmente con un remate en el que Rodrygo se topó con el palo y con un trallazo de Mbappé que Joan García desvió con la yema de los dedos.
No le bastó en esta ocasión al Real Madrid con su empuje a la desesperada en un choque que volvió a evidenciar su endeblez defensiva, personificada especialmente en la figura de Tchouaméni, que piensa como un pivote y pierde con facilidad la perspectiva. Y, por si fuera poco, vio caer en combate a Rüdiger, que tuvo que retirarse al cuarto de hora por una lesión en los isquiotibiales que pone en duda su presencia en un derbi ante el Atlético al que el Real Madrid llegará con todas las alarmas encendidas.
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