Ocurre muchas veces en el fútbol que un duelo sin goles es divertidísimo. Y eso es lo que sucedió en el descosido choque del Villamarín entre un Betis y un Real Madrid que se dejaron el alma sin premio. Visto lo visto en un partido ... sin especulación alguna, el empate es una miseria. Los blancos porque volvieron a quedarse sin marcar, como en el clásico copero ante el Barça, y ya ven al líder a nueve puntos. Y los heliopolitanos porque el Atlético se les va a cuatro puntos, la Real sigue a tres y el sueño de la Champions se aleja.
Publicidad
Tras la ausencia de remate ante el Atlético y el Barça, y sin Modric, sancionado, Ancelotti movió el árbol. Cambió los dos laterales, buscando más rapidez y profundidad con Lucas Vázquez y Camavinga, y mantuvo en el banquillo hasta bien entrada la segunda mitad a Ceballos porque quiso más piernas y músculo con Tchouaméni como escudero de Kroos.
Y cinco cambios en el once del Betis respecto al equipo que partió frente al Elche. Ruibal adelantó su posición, Rodri intentó hacer de Fekir, lo que es mucho pedir, y Ayoze, refuerzo invernal procedente del Leicester, se buscó la vida por detrás de Borja Iglesias, que protagonizó toda la noche una batalla enorme con Militao arbitrada con desigual criterio. Como ya es clásico, en las disputas se suele favorecer al defensa.
Betis
Bravo, Sabaly, Pezzella, Luis Felipe, Miranda (Abner, min. 87), Guido, Carvalho (Guardado, min. 81), Ruibal (Joaquín, min. 87) Rodri, Ayoze (Luiz Henrique, min. 71) y Borja Iglesias (Willian José, min. 71).
0
-
0
Real Madrid
Courtois, Lucas (Carvajal, min. 59), Militao, Rüdiger, Camavinga (Nacho, min. 63), Tchouaméni (Ceballos, min. 63), Valverde, Kroos (Ávaro Rodrítguez, min. 87), Rodrygo, Benzema y Vinicius.
Árbitro: Soto Grado (Comité riojano). Amarilla a Camavinga, Carvalho, Sabaly, Borja Iglesias, Rodrygo, Militao, Luiz Henrique y Vinicius.
Incidencias: Partido de la 24ª jornada de Liga, disputado en el Benito Villamarín ante 52.212 espectadores.
Como a ninguno le servía el empate, ni contemporizar, el duelo discurrió a toda mecha. Campo rápido por la lluvia, dos rivales dispuestos a la batalla a campo abierto, muchos duelos individuales y bastante entretenimiento. Una cita más parecida en ritmo e idas y vueltas a la Premier que a esos choques tan encorsetados que abundan en la Liga. Un ejemplo: Sabaly, el lateral encargado de vigilar a Vinicius, era a su vez, uno de los más llegadores del Betis.
A ese partido sin tregua, impreciso pero vibrante, le faltaron más ocasiones en un primer acto equilibrado. En el Madrid, destacaron alguna pared maravillosa entre Benzema y Rodrygo, las intentonas constantes de Vinicius, el disparo lejano de Valverde, ligeramente alto, y un gol de falta anulado a instancias del VAR porque el golpeo de Benzema golpeó en el brazo de Rüdiger. Y el Betis solo inquietó a Courtois en un tiro de Ayoze, tras dejada de Borja. Por mucha osadía que se tenga, las ausencias de Fekir y Canales son un drama para el grupo de Pellegrini.
Publicidad
Más tralla aún tras la reanudación, con contras y recontras estupendas y cada vez con más espacios. No llegaron los goles porque Bravo y, sobre todo Courtois, lo evitaron. El chileno abortó un lanzamiento de Benzema y otro de Valverde. Y el belga salvó con una mano prodigiosa un remate casi a bocajarro de Iglesias, que acababa de ver una amarilla por protestar.
Esta vez, Ancelotti sí movió relativamente pronto el banquillo. Volvió a Carvajal y Nacho en los laterales y dio carrete a Ceballos, recibido con abucheos en su casa, en lugar de Tchouaméni. Enorme riesgo dejar a Kroos de ancla, pero el Madrid tenía que ganar sí o sí. Rodrygo había errado la mejor ocasión porque se llenó de balón tras dejada enorme de Valverde, que crece siempre a medida que los rivales se agotan y él sigue volando ligero, cual pajarito.
Publicidad
Enfrente, Pellegrini tiró en primer lugar de Luiz Henrique y Willian José. Borja quería seguir, pero estaba muerto. Como lo cortés no quita lo valiente, antes de irse se despidió de Militao. Pelillos a la mar. Fútbol, de verdad. El Betis ya quería algo de pausa y el Madrid se veía con más piernas. El acoso blanco se hizo patente. Ya no era un duelo bidireccional. Pudo marcar Ceballos, pero el tramité entró en el último cuarto de hora sin desnivelarse. Carrusel de cambios, nervios, alta tensión, bronca entre el viejo Bravo y el impulsivo Vini, y un final que no contentó a nadie, sobre todo al Madrid.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.