Javi Mata (efe)
Domingo, 8 de mayo 2016, 00:21
El Deportivo de La Coruña ratificó este domingo la salvación con un triunfo (0-2) en un partido en el que encontró más facilidades de las esperadas por parte del Villarreal, que demostró haber puesto el punto final a la temporada y que careció de acierto a lo largo de todo el encuentro.
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El equipo gallego marcó dos goles en un encuentro en el que llegó cuatro veces a la portería rival frente a un Villarrealque dominó pero que nunca fue capaz de crear problemas a su oponente más concentrado en sus objetivos.
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El primer tiempo estuvo marcado por el control del juego por parte del Villarreal, pero también por la capacidad visitante para aprovechar sus opciones, una de ellas resuelta por Fayçal para conseguir el primer gol de su equipo.
La sensación era que el equipo de Marcelino García Toral era capaz de manejar la situación, pero que el Deportivo iba a disponer de las suyas, tal y como ocurrió en el segundo minuto de juego en un balón enviado por Luis Alberto al palo de la portería de Barboza.
A partir de ahí, fueron Adrián, Baptistao y Samu Castillejo los que empezaron a complicar a su rival en defensa y la opción más clara la tuvo Baptistao, quien enganchó un balón caído del cielo, y que con Manu Fernández batido, y la pelota salía muy cercana del palo.
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Tras el 0-1, conseguido en un magnífico disparo de Fayçal desde la frontal de área, el Deportivo se tranquilizó, redobló su planteamiento de aguantar atrás y se mantuvo a la espera de resolver a la contra el partido.
La segunda parte comenzó en la misma línea, con el Deportivo agazapado atrás y el Villarreal buscando su opción del empate y fue el equipo visitante el que logró volver a marcar en una contra en la que Lucas Pérez se plantó ante Barbosa y lo batió.
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Tras ese gol, Marcelino decidía dar entrada a dos jugadores como Denis Suárez y Bakambu, para provocar un cambio al partido y su equipo pudo recortar en el resultado, ya que un cabezazo de Baptistao acabó en el palo, cuando ya estaba batido Manu Fernández.
El equipo de Marcelino puso en el campo todo lo que le quedaba en el banquillo con la idea de intentar darle un cambio al partido, pero pasaban los minutos y los locales no encontraban el camino del gol, ni el de crear peligro.
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En este contexto, el Deportivo podía jugar con tranquilidad y administrar su ventaja ante un rival que llegaba de vez en cuando pero sin acierto, ya que no llegaba a rematar a portería o los centros no encontraban destinatario.
Así el equipo gallego veía como pasaban los minutos y que la victoria de la salvación estaba en su mano incluso con más facilidades de las esperadas.
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