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El Juventud de Torremolinos encarna uno de los proyectos futbolísticos más ambiciosos de la provincia. El grupo de inversión japonés ACA Football Partners, seducido por ... la idea de hacerse con un club en España y por las condiciones que ofrece la Costa del Sol, lo adquirió en febrero de 2023 con el objetivo de acercarlo al fútbol profesional en un plazo medio de tiempo, con la sorpresa de que las cosas han ido saliendo, de forma natural y paulatina, antes de lo esperado. El año de su desembarco descendieron a Tercera RFEF, en un acontecimiento que ejemplificó a la perfección que dar un paso hacia atrás puede significar, a su vez, dar dos hacia adelante. A la cabeza del proyecto están el CEO del club, Ernesto Salido, y el entrenador, Antonio Calderón, a quien se le entregó la parte deportiva de un proyecto que, hasta el momento, está resultando realmente exitoso.
A cinco jornadas del fin de la liga regular, el equipo de Torremolinos es primero en el Grupo 4 de Segunda RFEF, y aspira a conseguir su segundo ascenso consecutivo tras completar un gran año en Tercera RFEF. Este domingo a las 12.30 horas afrontarán uno de los compromisos más importantes de su temporada. Puede que una 'final' en su afán de promocionar al tercer escalón del fútbol español por la vía rápida. Se enfrentarán a La Unión Atlético, segundo clasificado, que está separado del Torremolinos por solo un punto. Para este partido esperan que El Pozuelo consiga otro gran lleno, como lo hizo en el partido de Copa del Rey ante el Zamora. «Puede ser determinante, pero también puede no serlo. Es una liga muy igualada», expresa el entrenador.
Antonio Calderón
Entrenador del Juventud de Torremolinos
Antonio Calderón hace dos análisis de la situación actual del equipo. El primero, más superficial, le dice que lo normal es que esto no suceda, aunque indagando en la cuestión reconoce que no le sorprende. «Soy de los que piensa que puedo alcanzar lo que quiero si lo peleo y lo busco bien», expresa. «La expectativa era asentarnos en la categoría, pero si el trabajo es bueno y vamos todos a una, en el fútbol se pueden conseguir cosas impensables», dice, reafirmando su confianza en el trabajo diario y en el grupo de jugadores que capitanea.
El secreto del éxito radica ahí y en la profesionalización de las estructuras del club, pese a que aún haya margen de mejora. «Hay muy buenos profesionales», declara. El entrenador, oriundo de Cádiz, llegó a Torremolinos a ocho jornadas del final hace dos temporadas, la del descenso. Asumió una 'empresa' que tenía la permanencia lejos y, pese a que no se pudo evitar relegar de categoría, en el club no se dudó y se siguió apostando por él. Ahora, dos años después, se recogen los frutos de aquella apuesta.
Eso sí, su llegada no fue sencilla. Cuando el grupo japonés aterrizó en Torremolinos detectó, rápidamente, que había que cambiar de entrenador. A Calderón ya le habían ofrecido el banquillo del equipo anteriormente, pero no lo vio claro en un primer momento y dijo 'no', porque entonces estaba en Bélgica como técnico asistente del KMSK Denze (entonces, también parte del grupo japonés) centrado en conseguir acceder a los 'play-off' de ascenso. Tras esa etapa, el tiempo (y puede que el destino) acabaron llevándole hasta la Costa del Sol.
A los entrenadores, por norma general, no les gusta personificar en jugadores concretos. Cree en el bloque y en su continuidad. Reconoce que la base del vestuario está en el grupo que consiguió el ascenso el año pasado (junto con los refuerzos que llegaron en invierno), en el que destaca un nombre cuyos números e impacto en el juego del equipo sobresalen por encima del resto: Fran Castillo, que suma 15 goles como centrocampista, erigiéndose como el líder de un equipo que lleva un tiempo dejando el listón bien alto.
Calderón, sabedor del extraordinario jugador que era ya antes de su llegada, reconoce sentirse responsable de su explosión definitiva: «Creo que tiene, mínimo, nivel de Segunda División. He llegado yo y le he apretado lo suficiente para que no se conforme solamente con ser el mejor, sino para que marque diferencias. Me considero importante en el resurgir de Fran Castillo. Los jugadores necesitan confianza. El año pasado me cogió el guante y no ha dejado de demostrar».
El techo del club, asegura, estará donde las instituciones y los aficionados quieran. «Somos un club bastante humilde y, para entrenar, por ejemplo, no tenemos las condiciones de un club que quiere ir para arriba», confiesa, a la vez que reclama mejoras para poder mantener esta línea en el tiempo. «En ese aspecto, estamos por debajo de muchos equipos en la categoría», reconoce.
Detrás de la exitosa situación que vive el Juventud de Torremolinos hay un hombre de fútbol y una cabeza pensante. Él es Ernesto Salido, vicepresidente de ProLiga, una comisión que vela por los intereses y el prestigio de los clubes en España, que llegó a El Pozuelo en enero de 2024 para ejercer de CEO. En este año ha luchado por profesionalizar el club y por crear áreas que, entonces, no existían. Antes de dar el 'sí' definitivo a su 'fichaje' por el club tuvo que pensárselo bien, dice, porque tiempo no le sobra, «pero la cabra tira al monte». A esto le pone horas, cariño e ilusión. «Te entra el gusanillo y ya no quieres dejar de estar», expresa.
Ambicioso, asegura que esto es sólo el principio: «Estamos poniendo los cimientos de un futuro que, bajo mi punto de vista, puede ser espectacular». Procedente del mundo de la empresa, es consciente de que una buena situación institucional ayuda a que todo vaya más rodado: «Los goles los meten los jugadores, pero si lo demás está tranquilo, la puntería es mejor».
Enfatiza en la fructífera planificación del mercado invernal como clave para dar ese salto de calidad en la categoría este año. «Sabemos que estar arriba puede dar vértigo y te puedes caer de ahí, pero tenemos un grupo muy cohesionado y un cuerpo técnico excepcional. Crecimos mucho y no le vimos límite. No es casualidad», cuenta.
Lo visceral del fútbol y los buenos resultados han propiciado que la gente de Torremolinos se haya acercado un poco más al equipo. «Han visto que el equipo le da muchas cosas, no sólo en resultados, porque intentamos ser un club modélico en valores. La gente se divierte cuando viene a El Pozuelo», dice.
El grupo japonés, que vio en su día mucho potencial en el Torremolinos, tienen delegados los poderes en esta directiva. Lo supervisan todo, pero dejan trabajar de forma abierta, siempre dentro del presupuesto que se cierra a principios de temporada.
Con el objetivo de acercarse al fútbol profesional con el paso del tiempo, esta temporada podrían dar un paso de gigante, ascendiendo a Primera RFEF y poniendo, más si cabe, a Torremolinos en el mapa del fútbol español. Un club humilde del que ya se habló hace dos temporadas, cuando eliminó al Huesca, de Segunda, en la Copa del Rey, recibiendo en la siguiente ronda al Sevilla en El Pozuelo. Ahora ambicionan hacerlo de forma regular y por ellos mismos, dando pasos firmes y con el convencimiento de estar en la buena senda.
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