En su debut, Luis de la Fuente hizo que la selección pivotara en torno a dos jugadores de absoluta confianza. No es para menos, porque Rodri y Merino formaron aquella pareja que, bajo la dirección del nuevo técnico de la absoluta, lideró a la sub- ... 19 campeona de Europa en Grecia en 2015. El futbolista del City se quitó la mochila que siempre lo atenazaba cuando jugaba de medio de contención en La Roja (esa etiqueta de 'sustituto de Busquets') mientras que el realista hizo gala de su lectura del juego para sacar el balón, moverse entre líneas o cerrar en las rápidas transiciones de los noruegos. De salida faltó la tercera pieza en aquel equipo que tumbó en la final a Rusia, Ceballos, y en el 4-1-4-1 (que más adelante pasó a ser 4-2-3-1 para ganar en solidez) compareció Iago Aspas, desorientado y obligado a correr más de la cuenta fuera de su hábitat, en punta. Al filo del cuarto de hora de la segunda parte el triángulo se completó casi ocho años después.

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Más celeridad para superar líneas. Esta nueva selección de De la Fuente ya mostró en los primeros minutos que quiere huir de la excesiva horizontalidad de la etapa anterior. A base de tocar y tocar con celeridad hizo recular metro a metro a Noruega hasta que lo arrinconó por delante de la frontal. Y ahí, en una posesión larga que casi se marchó por la línea de fondo, el futbolista que lo evitó, Dani Olmo, acabó por desviar a gol el tiro de Balde.

El buen recuerdo de Kepa. La lesión de Unai Simón –por cierto, también estuvo en aquel Europeo sub-19, pero como suplente de Sivera– facilitó el regreso de Kepa. La Rosaleda es talismán para el cancerbero del Chelsea, porque fue el escenario de su debut (aquel 5-0 frente a Costa Rica) y porque esta vez fue crucial con dos intervenciones, una en cada periodo, amén de mostrar seguridad por alto. Y, por supuesto, nada de arriesgar con la pelota a uno o dos metros de la línea de gol.

Gavi, sí; Oyarzabal, también. De la Fuente acomodó a Gavi en la izquierda, como acostumbra Xavi en el Barça de un tiempo a esta parte, y el sevillano confirmó que conoce el juego de maravilla, esa virtud que tanto exigía Johan Cruyff. Pero a la hora de partido el seleccionador cambió el ritmo del partido con la entrada de un extremo puro, Oyarzabal. Con el donostiarra y la frescura de Yeremy por Dani Olmo ya se vio a España con más opciones ofensivas al ensanchar el campo. Noruega ya tuvo más dificultades para robar y, por supuesto, para salir con velocidad.

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Joselu y la mentira del 'falso 9'. Si con Luis Enrique sólo había un plan A, De la Fuente demostró que, aun cambiando pieza por pieza, dispone de un plan B. Si cuentas con extremos, laterales y hasta medios de calidad en el centro, la lógica obliga a contar con un delantero centro rematador, no con un 'falso 9'. Joselu (bigoleador en su debut) o Borja Iglesias lo son mucho más que Morata. El primero de ellos no perdonó primero en el servicio de Fabián y después estuvo en su sitio para intuir dónde iba a caer el balón en el 3-0.

Muy poca fiabilidad atrás. De la Fuente tiene mucho trabajo atrás. Sólo Nacho, magnífico al corte, se salvó en la cobertura, con demasiadas lagunas. Laporte está muy lejos de su mejor forma, Balde es demasiado endeble defensivamente y Carvajal ofrece demasiados altibajos. No fue tanto un problema de contención –aunque al equipo le falta juntarse más cuando pierde la pelota– como de descuidos de los zagueros. Uno de Laporte, otro de Carvajal, el de Balde poco antes del 2-0 que Sorloth mandó fuera. Fue el gran lunar de España en el comienzo de un nuevo ciclo con variantes definidas tras el cambio de seleccionador.

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