Diego Llorente, segundo positivo de La Roja

El virus ha entrado en los vestuarios de España y Suecia, dos selecciones que se enfrentarán el próximo lunes en La Cartuja en la primera jornada del Grupo E de la Eurocopa. Porque además de Busquets y Diego Llorente (no confundir con Marcos el jugador del Atlético), Suecia, rival de España en el debut del lunes en la Eurocopa, también tiene dos jugadores contagiados. Primero fue notificado el contagio del centrocampista de la Juventus Dejan Kulusevski, una de las estrellas del combinado escandinavo, y horas después se informó de la infección del medio del Bolonia Mattias Svanberg, quien tuvo que abandonar el entrenamiento después de que se le trasladaran los resultados de las pruebas. La incertidumbre es máxima a solo cinco días del estreno continental.

El partido del lunes entre los españoles y los suecos no corre peligro -contar con 13 futbolistas sanos autoriza a competir y cumplir con el protocolo UEFA-, pero los días previos no son los mejores y todo el mundo está con las orejas tiesas por culpa del virus. Nadie está libre de la infección, extendida por todo el continente, por lo que las medidas de seguridad se extreman con el objetivo de minimizar el riesgo de contagio. De momento, La Roja y su primer rival trabajan con muchas limitaciones. Los entrenamientos son individuales, los jugadores están separados y hasta los desayunos y las comidas se hacen por turnos para evitar aglomeraciones. La preparación se ha visto comprometida y el miedo a casos nuevos está metido bajo la piel, sensación que experimentan las 24 selecciones de la Eurocopa. Tanto España como Suecia, confinadas, buscan la trazabilidad para detectar el origen del contagio y se someten diariamente a pruebas PCR con el propósito de garantizar la seguridad del grupo y contener al patógeno.

Busquets abandonó la concentración nada más conocerse su positivo para trasladarse a su domicilio en Barcelona. Kulusevski y Svanberg también han sido aislados y serán bajas en Sevilla. Ambos conjuntos están pendientes de las pruebas y afanados en evitar un brote que pondría patas arriba su participación en la Eurocopa. El seleccionador del conjunto escandinavo, Janne Andersson, dijo que no llamaría a nadie para suplir a los dos jugadores afectados y confía en recuperarles de cara a los siguientes choques. Ahora se trata de evitar la transmisión colectiva e impedir que aparezcan más casos. Es el gran temor, que permanecerá latente durante el torneo.

La selección había solicitado su inclusión en el calendario de vacunación preferente, tema que en teoría iba a tratarse ayer en la reunión del Comité de Salud Pública. Pues bien, ese grupo de expertos se inhibió y dejó la decisión en manos del Gobierno. Lo hizo porque entiende que este asunto no es de su competencia y ni siquiera votó. Plantear la inmunización exprés de La Roja causó sorpresa incluso entre los representantes socialistas adscritos a este organismo, un foro que «nada tiene que decir» al respecto. Así que será el Consejo Interterritorial de Salud el que dé luz verde hoy a la administración del suero. En principio, la vacuna iba a ser la de Janssen, pero al tratase de una población joven podría optarse por otro preparado.

El ministro de Cultura y Deportes, José Manuel Rodríguez Uribes, ha sido uno de los grandes defensores del proceso de inmunización y ayer volvió a defenderlo en la Ser. «No estamos vacunando a los futbolistas, estamos vacunando a la selección. Es una excepción. Y cuando hacemos excepciones tiene que estar justificado», dijo. «Vacunamos a los jugadores de la selección porque nos representan en una competición de máximo nivel. El país entiende que deben ir con las máximas garantías. No tiene que ver con saltarse nada».

Pero no todos piensan así. El presidente de la Asociación Española de Vacunología y miembro del comité de expertos de Sanidad, Amos García Rojas, rechazó en Antena 3 priorizar al equipo. «Por edad no pertenecen a colectivos vulnerables ni están especialmente expuestos al riesgo». También alzó la voz la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, que lamentó que los enfermos crónicos sigan siendo «invisibles» para el Gobierno mientras se favorece a los deportistas.