Valdés, con la elástica del Barcelona.
Fútbol

El adiós clandestino de Valdés

Cierra 22 años en el Barça con una carta desde Alemania, donde se recupera de su lesión, renunciando a un homenaje público

P. RÍOS

Miércoles, 14 de mayo 2014, 11:36

Unos dicen que la recuperación de su grave lesión de rodilla es lo más importante y que simplemente quiere respetar los plazos médicos marcados por el doctor que le operó, el alemán Ulrich Boenisch. Vaya, que le tocaba comenzar a trabajar duro la articulación en Augsburgo y punto. Así de profesional ha sido siempre y meticuloso con su preparación. Otros creen que está molesto con el club azulgrana porque no le ha preparado una despedida mediática similar a la de Carles Puyol, que este jueves dice adiós al fútbol en un acto público por la puerta grande. El caso es que Víctor Valdés ha dicho adiós al Barça de forma oficial de una forma casi clandestina. El lunes se despidió de sus compañeros en la Ciutat Esportiva en privado y vació su taquilla, libre ya para Ter Stegen. Y este miércoles, con el portero catalán ya en tierras alemanas, publicó una carta en la web del FC Barcelona para despedirse de los aficionados. Sea el motivo que sea, algo falla cuando un portero que lleva 12 años ganándolo todo en el primer equipo (seis Ligas, tres Ligas de Campeones, cinco Zamoras...) y 22 años sintiendo al club en el corazón desde niño, no estará presente en el Camp Nou en el último partido de su exitosa etapa culé.

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Víctor Valdés firmará en breve con el Mónaco, tal y como estaba anunciado hace meses. El club de la Ligue 1 respetará las condiciones pactadas en su día pese a la lesión que sufrió frente al Celta el 26 de marzo, rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha que le mantendrá de baja hasta octubre, con la próxima temporada comenzada.

El portero anunció hace más de un año que no renovaría su contrato que acaba el próximo 30 de junio, pero siempre se pensó, y el club también lo hizo, que era un calentón del que recapacitaría. Asumida por fin su marcha, la fiscalidad del campeonato francés (no cobrará tanto como creía) y la lesión abrieron una nueva puerta a su permanencia en el club. Pero la carta pública y su despedida en privado lo deja todo claro.

Como no hubo rueda de prensa, Valdés tendrá que convivir con las preguntas periodísticas que nunca responderá. En su carta agradece el aprendizaje junto a cerca de 15 técnicos, entre ellos Van Gaal, Rijkaard, Pep Guardiola y Tito Vilanova, pero no nombra al Tata Martino ni a dos preparadores de porteros con los que tuvo una relación de amor y odio: Juan Carlos Unzué y Carlos Busquets. Tampoco tiene ni una palabra para Andoni Zubizarreta, director deportivo con el que acabó sin hablarse, ni para los presidentes Joan Laporta, Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu, señal de que siempre se sintió maltratado por el club en comparación con otros jugadores.

Se va así, de forma triste, un portero único en todos los sentidos, en lo futbolístico y en lo humano, con una personalidad que le distingue de cualquier otro para lo bueno y para lo malo, que no deja indiferente a nadie, como sucede con esta salida por la puerta de atrás. Unos la entenderán y otros nunca se la perdonarán.

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