Luis Ángel Maté ha comenzado la suma. No ha tardado mucho en ponerla en marcha. El marbellí del Euskaltel prometió donar un árbol para la repoblación de Sierra Bermeja, al norte de Estepona, por cada kilómetro escapado en la presente edición de la Vuelta a España, y este sábado tuvo su primer intento, en la segunda etapa (Hertogenbosch-Utrecht, todavía en los Países Bajos, de 175,1 kilómetros), muy llana en su perfil, pero con los característicos nervios de los primeros días en las formaciones, ávidas de lograr triunfos parciales o de no empezar a perder la carrera pronto por accidentes inesperados, según qué casos.
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Tras la neutralización de un primer grupo de escapados después del Alto de Amerongse (de cuarta categoría), a algo más de sesenta kilómetros de la meta, el 'lince' lo intentó en solitario durante 25 kilómetros, hasta que varios equipos comenzaron a tirar con fuerza en cabeza del pelotón haciendo inevitable una llegada masiva. Los intereses de los 'sprinters' se impusieron al propósito altruista del veterano corredor malagueño, que se entrena habitualmente en la zona de la Sierra Bermeja y al que entristeció como pocos el colosal incendio registrado el 8 de septiembre en la zona.
Maté llegó a tener cerca de 40 segundos de ventaja a menos de 30 kilometros para la llegada, pero ya estaba cazado cuando quedaban 20. La etapa se resolvió, como estaba previsto, al esprint con la victoria del irlandés Sam Bennett (Bora) en Utrecht, pero Maté lo seguirá intentando para tirar de calculadora.
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