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Gaizka Lasa
Miércoles, 6 de septiembre 2023, 19:12
No tocaba y no tocaba. La teórica previsión trazada sobre la pantalla se impuso de forma contundente a la práctica de la prueba-error sobre el asfalto. Los cálculos esbozados en los cuarteles generales de Movistar (Mas), Bora (Vlasov), UAE (Almeida, Ayuso y Soler), Jumbo ( ... Kuss, Roglic y Vingegaard) y, sobre todo, Soudal -Evenepoel marca los tiempos de la carrera-, coincidieron en su totalidad. No merecía la pena exprimirse. La relación esfuerzo-premio no era rentable en la ascensión a la Laguna Negra. No en la mente del corredor. Punto y se acabó. Da igual que en los tres últimos kilómetros haya rampas del 13%. En la decimoprimera etapa de la Vuelta se cumplió la misma máxima que convierte en trepidante una clásica en la que no se sube ni una sola tachuela y todos llegan exhaustos y de uno en uno. Son los ciclistas quienes hacen la carrera, no los recorridos.
No hizo falta la lluvia que puso resbaladizo el circuito de Montjuic, ni la curva peligrosa del collado de la Cruz de Caravaca. El plante de los favoritos tenía esta vez su justificación en los cálculos. Esos que se miran con lupa sobre todo en carreras de tres semanas. Así que cuando a dos kilómetros de meta Evenepoel pasó a primera fila del grupo, con tres compañeros en modo guardaespaldas, y lanzó el mensaje gestual de que «aquí hoy no va a pasar nada», el resto secundó una especie de manifestación contra la concatenación de esfuerzos violentos. Ya venían de una crono. Y falta demasiada montaña por delante. Así que tregua. Aquí paz y después gloria.
Así, la jornada de final en alto de ayer se convirtió en una lucha por la etapa para 26 aventureros y día de reflexión para los demás. Tal vez porque los números que deja el tablero de la clasificación no son tan fáciles de descifrar. ¿Quién debe atacar a quién? La Laguna Negra aspiraba a responder pero habrá que esperar al Tourmalet mañana. Se descarta prácticamente una iluminación repentina por parte del dios Eolo que empuje a un equipo a provocar abanicos camino de Zaragoza hoy. Los directores tienen un día más para madurar sus decisiones. Kuss lleva el maillot rojo pero Jumbo tiene a sus jefes de filas por detrás de Evenepoel. Remco debe meter más de un minuto al norteamericano pero se siente líder de la carrera. Si Almeida (UAE) ataca corre el riesgo de poner en jaque la privilegiada situación de Soler en un día en el que, además, Ayuso ha sufrido una caída en el principio de la etapa. Y Mas y Vlasov necesitan subidas más largas. Total, mejor que todo se quede como está, celebraron todos.
En esta Vuelta mandan Evenepoel y la calculadora. Todo el pelotón parece ceder la iniciativa al belga, que no rehuye la responsabilidad, como si fuera quien debe detonar la carrera. Fogoso es. Pero en la escuadra patroneada por Patrick Lefevere hay suficiente conocimiento y oficio como para no caer en actitudes precipitadas. No la tuvo ayer el dorsal número '1' y, por ende, tampoco sus adversarios se atrevieron. La medición de esfuerzos se ha sofisticado, como todo lo demás, en el ciclismo contemporáneo.
La verdadera carrera se desató en la primera hora. La crónica de una fuga anunciada resultó tan palpitante como exigente. Había corrido la voz en el pelotón de que su éxito estaba garantizado y fueron muchos los candidatos a formar parte de ella. Finalmente el grupo resultante de la batalla campal ascendió a 26 ciclistas y el consenso entre ellos fue total acerca de resolver el entuerto en las rampas finales. La Laguna Negra demostró, en primer lugar, que Filippo no solo Ganna sino que ayuda a otros a intentar hacerlo. El grandullón italiano del Ineos impuso una marcha sofocante en la primera parte del puerto, pensando en el posterior remate de Geraint Thomas. Redujo el grupo a nueve supervivientes, más de la mitad de ellos ya sin nervio en las piernas para cuando se apartó, incluido su propio compañero. La segunda constatación de la montaña situada en los Picos de Urbión fue la de la condición de 'killer' de Jesús Herrada, el conquense del Cofidis que se va aconstumbrando a dar en la diana cuando apunta de lejos. Tercera victoria en la Vuelta para él, que tenía la etapa entre ceja y ceja.
Cambia de tercio hoy la carrera con una etapa propicia para los velocistas. Los equipos con hombres rápidos tienen una de las pocas oportunidades de lucimiento entre Ólvega y Zaragoza. El calor ya ha anunciado su presencia. El viento siempre pasea por esta zona con mayor o menor intensidad. Pero solo participará de la carrera si es invitado por los ciclistas. Si no rompe los cálculos. Y si quiere Remco Evenepoel.
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