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Valverde, a su llegada a meta seguido de Sagan.
Valverde, un combate y dos objetivos
Cuarta etapa

Valverde, un combate y dos objetivos

En Vejer de la Frontera logró su décimo triunfo de etapa en la Vuelta a España y logró bonificación

Benito Urraburu

Martes, 25 de agosto 2015, 01:01

 El Movistar decidió cambiar de táctica en la llegada a Vejer de la Frontera, aunque ese cambio se podría decir que no sólo afectó a los kilómetros de la verdad, sino a toda la etapa. En la primera jornada en línea, que terminó en Caminito Real, fueron ellos y Katusha quienes buscaron la parte final en subida y el resultado fue que Esteban Chaves, y otros corredores, les pasaron por encima puesto que se quedaron sin efectivos para controlar los kilómetros finales donde se produjeron ataques comprometedores.

 En la provincia de Cádiz, el equipo Tinkoff asumió todo el desgaste buscando el efecto sorpresa con Peter Sagan y lo cierto es que estuvieron muy cerca de cambiar el signo final de la etapa. Sólo Alejandro Valverde pudo con el eslovaco en una llegada que controló en todo momento el vencedor puesto que cuando apareció lo hizo para ganar.

Movistar se desentendió de trabajar una vez visto el interés de Tinkoff por jugársela con Sagan, primero, y luego el de Katusha, que colocó a Losada por delante de Purito y Dani Moreno hasta que llegaron esos metros con porcentajes que dejaron las piernas de los ciclistas convertidas en chicle.

El trabajo de los compañeros de Sagan, Rafal Majka incluido, lo aprovechó Valverde que primero dejó hacer a Pello Bilbao (Caja Rural), más tarde a Samuel Sánchez y Nicolás Roche, hasta realizar su aparición estelar, lo que le permitió conseguir su décima victoria individual en la carrera. La primera la logró en 2003, con el equipo Kelme, y finalizó tercero en la general. Doce años después sigue siendo de capaz de ganar a los mejores. Mientras consigue triunfos, Valverde cumple con el doble objetivo que esos logros suponen: gana y a la vez suma bonificaciones (logró diez segundos en la meta), que pueden ser importantes a la hora de pensar en el podio final.

Hay muchos segundos en juego y la única etapa de las que quedan en la que no los habrá será en la contrarreloj de Burgos, en principio la que peor le puede ir a Valverde. No conocía de nada Vejer de la Frontera, ni por supuesto la llegada: «He visto el final con el resto de mis compañeros en Internet y con eso nos hemos hecho una idea de como era».

Con eso y con unas piernas que comienzan ya a definirse sumaba su octavo triunfo de la temporada. El primero de ellos lo logró en la Challenge de Mallorca, en el mes de febrero. Ocho meses después sigue ganando y lo que es más importante, se mantiene competitivo después de un año en el que no falta de nada, ni siquiera el tercer puesto en la general final del Tour con una regularidad que le permite ser el número uno del mundo.

A quien no le salieron las cosas como esperaba fue a Purito Rodríguez, al que también le van ese tipo de finales. No pudo con el arranque de Sagan y Valverde, ni tampoco con el de José Gonçalves (Caja Rural), que tampoco se quedó quieto y volvió a mostrarse muy activo. Dani Moreno, que no seguirá la próxima temporada en Katusha, terminó tercero. Buscó el madrileño la victoria.

Irizar, escapado

Se sabía que una etapa con 213,6 kilómetros se iba a jugar en los cuatro finales kilómetros finales, lo que no impidió que hubiese una fuga de seis ciclistas desde la salida en la que se metió Markel Irizar, que aguantó muy hasta el final acompañado del francés Jimmy Engoulvent (Europcar). Disfrutó el oñatiarra en un terreno en el que pudo exprimir sus condiciones de rodador. Llegaron a tener esos corredores trece minutos hasta que el Orica de Neil Stephens consideró que el maillot rojo de Esteban Chaves podía correr peligro y los minutos se fueron reduciendo de una forma importante.

Cuatro kilómetros, a pesar de ser duros, no permiten manejar muchos datos sobre el estado físico real de los nombres importantes de la carrera. Ninguno de ellos desentonó. Todos se mantuvieron delante, hasta Tejay van Garderen, que a 33 kilómetros de la meta sufrió una caída. Su equipo, el BMC, le metió con rapidez delante.

No hubo viento, tampoco posibilidades de que se produjesen abanicos, ni caídas y como el juego del ciclismo tiene muchos recovecos, -cada equipo defiende sus intereses-, todo jugó a favor del Movistar y del Katusha. Se aprovecharon del trabajo de otros, del Tinkoff, sobre todo, aunque Patxi Vila buscó darle velocidad a la cabeza del grupo para que en el embudo final Sagan tuviese lo más libre posible el camino hacia la victoria.

Se lo trabajaron, lo buscaron, pero se encontraron con un Valverde que ya va cogiendo el ritmo que le hacía falta. Desde que finalizó tercero en la Clásica de San Sebastián no había vuelto a correr. Tiene ventaja, sólo segundos, sobre todos los favoritos y entre bonificaciones y el tiempo que ha conseguido en los pequeños cortes que se han producido, suma ya quince segundos en ese apartado, que es un tiempo prudencial en la Vuelta a España, y que son muchos en sólo cuatro días de carrera. En una Vuelta en la que todavía no sabemos como se va a mover la general, sus diferencias, si en segundos, o en minutos, Valverde lleva ventaja. Para saber ese movimiento deberá de pasar todavía un cierto tiempo.

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