La Vuelta arranca en territorio conocido

La Vuelta a España y Málaga se gustan. A lo largo de su historia la carrera ha transitado frecuentemente por la provincia, a pesar de no contar ésta con una orografía imponente. La diversidad geográfica y paisajística, así como la respuesta de la afición, son los principales avales de las carreteras malagueñas, que el sábado 22 de agosto acogerán, por sexta vez, la etapa inaugural de la ronda española. Marbella se estrenará como punto de partida, con una contrarreloj por equipos de 7,4 kilómetros que saldrá de Puerto Banús.

Desde 1972, cuando Fuengirola dio el pistoletazo de salida a la Vuelta, la provincia ha recibido este honor en cinco ocasiones más la de 2015 incluida, siempre con el formato de contrarreloj de corta distancia. El municipio costero fue el escenario de un prólogo de seis kilómetros que ganó el luxemburgués René Pijnen, convertido así en el primer líder de una carrera que vencería el mítico José Manuel Fuente.

Durante los años setenta, la Vuelta visitó a menudo una Costa del Sol en pleno boom turístico. El kilómetro cero volvió a ubicarse en Fuengirola en 1975, con una breve contrarreloj de idénticas características. El belga Roger Swerts alzó los brazos en lo que fue el inicio de una de las ediciones más emocionantes de la ronda española. El triunfo final no se decidió hasta el último día, cuando Agustín Tamames superó in extremis a Domingo Perurena por 14 segundos.

Al año siguiente, el pelotón volvió a citarse a orillas del Mediterráneo. Estepona fue, en esta ocasión, el enclave escogido para comenzar la prueba. De nuevo se corrió un prólogo, de sólo tres kilómetros, que supuso el bautismo de fuego del vencedor, Dietrich Thurau. El alemán, uno de los corredores más destacados en la segunda mitad de los setenta, explotó en aquella Vuelta, con apenas 22 años. Ganó cinco etapas, se llevó la clasificación por puntos y acabó cuarto en la general, a pesar de no ser un especialista en montaña. La carrera finalizó con la sorprendente victoria de José Pesarrodona, que derrotó a toda una leyenda del ciclismo nacional como Luis Ocaña.

Paréntesis

Comenzó entonces un paréntesis que duraría hasta el cambio de milenio. La Vuelta no volvió a establecer su punto de partida en la Costa del Sol hasta el año 2000, cuando Málaga se estrenó en estas lides. Tras la reubicación de la carrera en el calendario, era la primera vez que salía de la provincia en agosto, y se notó de lo lindo. Un intenso terral y cuarenta grados de temperatura dieron la bienvenida a la serpiente multicolor.

En una contrarreloj de 13 kilómetros, el suizo Alex Zülle, campeón de la Vuelta en 1996 y 1997, ganó su novena y última etapa en la prueba. Aguantó el maillot oro durante una semana y, nada más llegar las montañas, perdió un cuarto de hora en La Molina, con lo que echó por tierra todas sus opciones. El vencedor final fue Roberto Heras, que consiguió la primera de sus cuatro victorias en la ronda española.

La de 2006 fue la última edición que partió de la provincia. Málaga repitió como sede y acogió una contrarreloj por equipos que salió del estadio de atletismo para finalizar en el Paseo de la Farola. El CSC, impulsado por locomotoras como Fabian Cancellara o Stuart OGrady, voló sobre el asfalto malagueño, cubrió los 7,3 kilómetros en 7 minutos y 36 segundos y registró la velocidad media más elevada de la historia en una etapa en la historia de la Vuelta: 57,8 kilómetros por hora. Carlos Sastre, que se vistió de líder, acabaría cuarto en una carrera conquistada, a la postre, por Alexander Vinokourov.

Así pues, la salida de la Vuelta desde Puerto Banús no supondrá algo nuevo para la Costa del Sol. Sin embargo, nunca ha sido tal la expectación. El extraordinario nivel de la lista de participantes que incluye a los cuatro primeros del pasado Tour:Froome, Quintana, Valverde y Nibali, unido al peso que tendrá la provincia en la carrera las cuatro primeras etapas atravesarán suelo malagueño, hacen de esta visita de la prueba un evento ineludible. La historia se repite, sí, pero ofrecerá un espectáculo irrepetible.