

Secciones
Servicios
Destacamos
fran reyes
Jueves, 19 de febrero 2015, 01:39
«Yo voy a intentar pillar la fuga y, si no lo logro, disputaré el sprint», pronunciaba en la salida de La Rábida uno de los esforzados de la ruta que toman parte en la Vuelta a Andalucía. Venía con ganas y, como él, toda la pléyade de corredores que ayer subió a una reproducción de la nao Santa María, la tercera de las embarcaciones que descubrieron América, para pasar el control de firma y corroborar que estaban prestos y dispuestos a competir sobre un recorrido de 120 kilómetros sin exigencia que permitiría a la inmensa mayoría de participantes llegar intactos a los compases finales.
Si Javi Moreno fue la cara de los representantes andaluces en esta edición de la Ruta del Sol, Juanjo Lobato y Luis Ángel Maté fueron la cruz. El gaditano, favorito para el sprint de la mañana, se estrelló en la caída masiva de cuatro a meta. Rompió el casco contra el asfalto y con ello se provocó un importante hematoma sobre la ceja derecha y una pequeña conmoción. «Ha llegado a la meta un tanto traspuesto», comentaba uno de los técnicos de Movistar Team. «En principio no tendrá problemas para continuar, pero ha sido un golpe serio». De estar en buenas condiciones, la etapa de hoy sería propicia para el de Trebujena. Más relevantes fueron las consecuencias de la montonera para el Lince Andaluz. Maté acabó en el hospital, revisando su rodilla derecha. «La tengo hinchada, veremos cómo amanezco mañana por hoy», comentó preocupado el marbellí de Cofidis a SUR.
Un pelotón con fuerza es un arma de doble filo. Todos los ciclistas quieren pelear la victoria: se desubican, olvidan la jerarquía y se instala la anarquía. Es por ello que los escapados, cuatro aventureros entre los cuales se contaba el valiente Ibai Salas (Burgos BH), fueron cazados a 40 kilómetros de meta, demasiado pronto para una jornada llana. Se dispararon los nervios, apareció el viento, se presumía el desastre. A 7 kilómetros de meta acaeció un primer amago; los Giant-Alpecin, guardia pretoriana del máximo favorito John Degenkolb, dieron un bandazo y se fueron al suelo. Cundió el pánico en el seno del grupo y tres kilómetros después sobrevino el caos cuando Blel Kadri (Ag2r) chocó su rueda con otro corredor; cayó, se rompió una costilla e hizo caer a medio pelotón.
Ataque final
Deportivamente, la carrera se descontroló y Pim Ligthart (Lotto-Soudal) aprovechó para anticipar el sprint con un ataque a poco más de un kilómetro de meta que le valió para anotar su segunda victoria de la temporada. Emocionalmente, la carrera se deprimió. La meta fue un triste desfile de ciclistas magullados, desollados, dañados, heridos o directamente rotos. Gran parte de los candidatos a la general resultaron damnificados o perjudicados por la caída, quedando en pie únicamente Froome y Contador más una segunda fila con Intxausti, Bardet, Nieve o Cummings.
A la Ruta del Sol apagada que describíamos en el párrafo anterior la iluminó una sonrisa con alambres. Desde que fichó por Movistar Team en 2013 procedente del modesto Caja Rural, Javi Moreno luce unos inefables brackets. Ayer tarde, el jiennense lució dentadura ante todo el público de Coria del Río, simpática localidad sevillana que se echó a la calle para recibir a la gran ronda andaluza.
Se trataba de una contrarreloj completamente llana, técnica por la presencia de curvas tanto en su inicio como en su conclusión que obligaban a ser habilidoso y explosivo, pero con un buen tramo de recta en el cual los protagonistas podían tirar de cilindrada. Es por esto que cuando Moreno, un pajarito de 60 kilos, marcó el mejor tiempo y se alzó con la victoria de etapa, los presentes alzaron las cejas, protagonista incluido. ¿Contento, Javi? «Sí». ¿Sorprendido? «También». Para explicar su victoria, el corredor de Movistar aludió: «Era un trazado para arriesgar y yo, que por la caída he perdido la general, podía hacerlo Así que me la jugué».
Ya terminada la prueba, el suspense se prolongó unos minutos más. El motivo era la adjudicación del maillot rojo de líder de la carrera. Alberto Contador (Tinkoff-Saxo) y el volcánico luxemburgués Bob Jungels (Trek) habían llegado delante por la mañana y empatado a minutos y segundos por la tarde; hubo que mirar las centésimas, que beneficiaron al superclase pinteño para regocijo del público presente, que aplaudió con fuerza a un ídolo con cara de circunstancias. «Estoy contento, pero tampoco me quiero poner efusivo porque ha sido una crono corta, pero todavía hay mucho trabajo por delante. Lo duro vendrá pasado mañana por el viernes». Hoy el final en Lucena deparará un previsible sprint entre los corredores que sepan lidiar con la traviesa subida al Alto de la Primera Cruz (3ª), que se corona a 9 kilómetros de la meta, a la cual se llegará tras 192 de travesía.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.