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Carmelo Urbano y Leo P. Martínez posan en la tienda Cabberty, que se encargará de patrocinarlos y vestirlos en su camino hacia París. Salvador Salas
Un sueño paralímpico con origen en Coín
París 2024

Un sueño paralímpico con origen en Coín

El tándem formado por Leonardo P. Martínez, un chico con discapacidad visual, y el exciclista profesional Carmelo Urbano pelea por estar en los próximos Juegos Paralímpicos

Nacho Carmona

Málaga

Jueves, 20 de julio 2023

A Leo P. Martínez (Coín, 2008) le diagnosticaron un cáncer cerebral con sólo cinco años, en el tercer ventrículo del cerebro, una zona que afecta al nervio óptico. «Poquito a poco me fue bajando la vista», cuenta Leo, con una madurez y un temple impropios de un chaval de 15 años. A día de hoy tiene un 3% de visión en un ojo y un 23% en el otro. También sigue con su tumor, pero está controlado y su expansión es lenta. Él asegura no afectarle en su día a día. «No, la verdad», contestó con una media sonrisa.

Su pasión siempre han sido las dos ruedas. Así lo cuenta Mari Carmen Martínez, su madre, que quiso compartir en esta entrevista una anécdota tan tierna como dura: «Cuando le pusieron la primera quimio y se quedó delgado y sin pelo, vio que en la puerta del hospital había una moto. Él se acercó a verla y el dueño le contó que la vendía. Total, que nos la llevamos a casa. No la montó porque no podía, pesaba más que él». Y continúa: «El simple hecho de que le dejase limpiarla hizo que tuviese ganas de comer. Siempre le han encantado las dos ruedas».

Leo, en Cabberty. Salvador Salas

Leo empezó con la bici de montaña, pero su problema visual no le dejó continuar: «Le dije a mi madre que no podía seguir. Tuve varias caídas y no veía las cintas de señalización. Me partí la clavícula y todo». Tras su aventura con la MTB ('mountain bike'), el coineño se pasó a la bicicleta de carretera. Por su problema le resulta más sencillo y asegura que sólo ha de tener cuidado con los coches. «Siempre he competido con chicos de mi edad que no tienen ninguna discapacidad y he quedado segundo o tercero», relata. Su secreto, dice, no es otro que sentirse uno más, sin penas ni complejos. Su próximo objetivo son los Juegos Paralímpicos de París 2024, en la disciplina de ciclismo adaptado para aquellos con problemas de visión. Los únicos hándicaps que encuentra en el camino son el poco tiempo de preparación y su corta edad. «Y si no es en París 2024, será en Los Ángeles 2028», ambicionó optimista.

El exciclista profesional Carmelo Urbano, coineño como él, será su piloto en este tándem. Irá delante y será sus ojos. «Yo voy a ser el piloto. Voy delante y llevo la dirección. Yo tengo un monoplato. Él (Leo) lleva dos. Tenemos que coordinarnos muy bien para girar y obtener un buen rendimiento. Al final tenemos que tirar de más de cien kilos», detalló Urbano sobre esta modalidad. Existe ciclismo adaptado en pista y en línea –en la calle–. Ellos competirán en la segunda de ellas, aunque tampoco le hacen ascos a probar en un velódromo.

Leonardo P. Martínez tiene un 3% de visión en un ojo y un 28% en el otro a causa de un cáncer cerebral

Excorredor del Caja Rural Elite, cuenta ya dos años alejado del ciclismo profesional. «Me ofrecieron otros contratos que no me rentaban, quería disfrutar de la bici de otra forma e iniciarme en el mercado laboral», confiesa. Hoy por hoy corre con la bici de montaña en un equipo patrocinado por Cabberty y es una referencia para todos aquellos chavales que aspiran a llegar dónde él. Y también para Leo, a quien su lugar de origen le ha unido de una forma especial: «Somos coínos y a los dos nos encanta el ciclismo».

«Carmelo es una persona muy noble, con mucha personalidad. Se vuelca con las cosas que le tocan el sentimiento y Leo le tocó la fibra, por ser de Coín y por las motivaciones que tenía. Tiene mucha hambre y es muy competitivo. Tiene muchas ganas de hacer cosas y quiere que su nombre siga sonando», contó Mari Carmen sobre el piloto del tándem. «Leo es muy cabezón y persistente. Es muy machacón. Si se le mete algo entre ceja y ceja no para hasta conseguirlo, tarde lo que tenga que tardar», agregó sobre su hijo.

Carmelo Urbano, Leo P. Martínez y Javier Zarzuela, gerente de Cabberty, en la tienda. Salvador Salas

La tienda malagueña especializada en ciclismo Cabberty se encargará de esponsorizar y vestir a este tándem en su camino hacia los Juegos Paralímpicos de 2024. «Le contamos la idea a Javier Zarzuela, el gerente, y no dudó en ningún momento en decir que sí», reveló Carmelo.

El camino hacia París

Su particular camino hacia los Juegos Paralímpicos de París 2024 empezó en el mes de junio, cuando tuvo lugar la concentración de ciclistas paralímpicos de discapacidad visual en la que se decidía si eran aptos o no para competir. Fue también allí donde se celebró el Campeonato de España de la disciplina.

Leo y Carmelo, sin experiencia previa, consiguieron un segundo puesto a sólo tres segundos de los ganadores, subcampeonato que les ha servido para conseguir un billete para el Campeonato de Europa, que se celebrará en noviembre. «Y después, al del Mundo», ambicionó Mari Carmen Martínez. Esos son los tres escalones que les faltan para lograr su clasificación a los Juegos Paralímpicos. Ilusionados con este nuevo reto, les gustaría seguir compitiendo en esta disciplina más allá de la fiesta deportiva del año que viene.

Mari Carmen Martínez es buena sabedora de los peligros del ciclismo en un chico como Leo. Ella, no obstante, prefiere poner por delante la felicidad de su hijo: «Si no le hubiese dejado montar en bici, ahora mismo sería un infeliz». A Leo, un chico al que las dos ruedas le salvaron la vida, le gustaría algún día dedicarse al ciclismo de forma profesional.

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