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julio rodríguez
Lunes, 4 de noviembre 2019, 00:39
Llega en bici, con vaqueros cortos y camiseta. Quedamos en un jardín junto al Palacio de Congresos Adolfo Suárez de Marbella, cerca de su casa. Su aspecto es el de un hombre feliz. Está de vacaciones después de diez meses pedaleando por todo el mundo. ... Luce moreno sin las marcas clásicas del ciclista. Su cabeza vuelve a tener el pelo distribuido de forma proporcional. Hace cuatro meses una caída peligrosa en Polonia se saldó con 50 puntos desde la frente hasta la coronilla. Y gracias. Lo peor ha pasado. Terminada la decimocuarta temporada como profesional, diez de ellas en el equipo Cofidis, el marbellí Luis Ángel Maté Mardones (23 de marzo de 1984) parece un kilómetro cero.
La ilusión que proyecta alguien que ya ha corrido ocho veces la Vuelta Ciclista a España y seis el Tour de Francia explica cómo tiene motivación, energía y retos para afrontar su decimoquinto curso consecutivo en la élite del ciclismo profesional. Amante de la naturaleza, 'el lince andaluz' disfruta ahora de la familia, que verá aumentada en diciembre con su segundo hijo.
Aprovecha para hacer senderismo, confiesa a SUR que un par de horas antes del encuentro había llegado del pico de la Concha con un amigo. Es un ciudadano crítico: no soporta la vorágine de las ciudades, su contaminación, los ruidos, la no política de movilidad y se expresa con libertad en las redes sociales, donde su número de seguidores crece. Apasionado del fútbol, se le tuerce el gesto cuando se le menciona al jeque Abdullah Al-Thani y enseña su mejor sonrisa cuando habla del Marbella. Su mentalidad ya está en abrir la caja con la ropa nueva del equipo para probarse hasta la gorra de paseo. Mientras, repasa con este periódico su última campaña y apuesta por el crecimiento de la cantera malagueña de ciclistas.
–¿Cuál es el balance de esta nueva temporada como profesional?
–La temporada tiene muchas cosas buenas y malas, pero inevitablemente queda marcada por el episodio tan grave que sufrí con la caída en Polonia. Mi objetivo era La Vuelta, que es mi prueba. La preparé muy bien, pero no llegué en las condiciones que esperaba.
–¿Es la primera vez que ha temido por su vida en la carretera?
–Está claro. Esto no lo he contado ni en el documental porque se me pasó. Cuando me caigo y me meten en la ambulancia recuerdo perfectamente lo primero que me dije: «Es tres de agosto, quedan 21 días para La Vuelta... ¡Uf!». Cuando estoy llegando al hospital y me noto toda la cabeza envuelta en sangre, todo cambia. Mi pensamiento era totalmente opuesto: «Veremos a ver si vuelvo a casa».
–¿El documental con la caída de Polonia le ha servido como terapia?
–Surge como un regalo que me quiso hacer mi responsable de prensa para que el día de mañana mis vivencias quedaran plasmadas, para que las recordara y las pudiera ver mi hijo. Lo hicimos con pocos medios y parece que a la gente le ha gustado y me alegro.
grave caída
siempre mentalizado
–¿Se han cerrado todas las heridas?
–Todavía me tienen que sacar un punto de dos centímetros que se me ha quedado dentro (sonríe mientras se señala la cicatriz de la frente). Te hace ver las cosas de otra manera, eso sí.
–¿Siente indefensión el ciclista con la prioridad que ha ganado el espectáculo?
–Sinceramente, echo de menos más atención. Llevo toda mi vida en el mundo del ciclismo y conozco a muchos organizadores. Los de carreras pequeñas dedican sin medios todo el esfuerzo, sacrificando muchísimo tiempo con la familia por amor a este deporte y hacer carreras. Luego hay otros grandes como ASO, que es un monstruo: organiza el Tour, el París-Dakar, La Vuelta… Ellos se preocupan. Me llevo un disgusto muy grande porque nadie de la organización de la Vuelta a Polonia se haya preocupado lo más mínimo por saber de mí cuando yo estaba en un país extranjero, en un hospital, sin información y en las circunstancias difíciles en que me encontraba. Ni la organización ni la CPA (Asociación de Ciclistas Profesionales), que va pregonando por la seguridad del ciclista. Ni una llamada. Y eso que había un delegado de ellos allí.
–Ya está en Marbella. ¿Cuántos días pasa en casa a lo largo de todo un año?
–Son muy poquitos, pero la cuenta se hace fácil. Si junto todo, quizás estoy dos meses y medio por casa. Pero, de seguido, ahora es el periodo más largo que estoy: dos semanas.
–¿Todavía no toca pensar en la próxima temporada?
–¿Cómo que no? (risas). No había llegado a Madrid en La Vuelta y ya estaba pensando en la próxima temporada. Fíjese si estoy 'enfermo'... La afronto desde ya, aunque esté en casa. La recuperación es una base fundamental para preparar en condiciones lo que va a ser el próximo curso. Estoy totalmente centrado en lo que viene. Para mí es una temporada muy, muy ilusionante. El equipo va a ascender de categoría al World Tour, a la primera división. Vamos a tener un calendario nuevo. Nos acabamos de concentrar con el equipo y hemos sentado las bases de lo que haremos. Espero conocer el Giro de Italia, que es una carrera que me hace muchísima ilusión. El bloque principal del Cofidis lo hemos mantenido intacto. Cada vez nos conocemos mejor y eso se nota en carrera. Vamos a empezar en enero un grupo en Australia, otro en Gabón y otro en Argentina con la idea de hacer una gran temporada con los que han llegado también.
continuidad
crítica al-thani
días fuera en un año
–¿Cuál es su objetivo principal?
–El Giro y La Vuelta. Me hace mucha ilusión correr el Giro porque nunca he ido. Además, es muy duro este año con etapas largas y duras subiendo Los Dolomitas. Pero La Vuelta es mi carrera y me encantaría estar ahí al 100 %.
–¿Cuál es la esencia del ciclismo?
–La esencia de un deporte que te permite conocer lugares extraordinarios, pero, sobre todo y lo más importante, aprender a conocerte a ti mismo. Llevo toda mi vida pedaleando y cada día que tengo la oportunidad de salir y conocer sitios nuevos tengo la oportunidad de conocerme mejor.
–¿Cómo ve a las nuevas generaciones de corredores en el pelotón?
–Muy bien. Es una generación, como la que fuimos también en mi época, de luchadores. De juvenil me tocó irme para el norte, y ahora, igual. Las circunstancias del ciclismo español no son las mejores en cuanto a cantera, pero estoy convencido de que esta generación tiene calidad, y si le dan los medios necesarios, van a seguir saliendo ciclistas españoles muy buenos.
–Hay cantera de ciclistas malagueños; de hecho, la Academia Maté es un ejemplo. ¿Por qué no hay más profesionales?
–El año que viene vamos a tener seguro al cien por cien dos malagueños más. Está Pablo Guerrero, que corre en Portugal y que en unos días se va a anunciar una muy buena noticia para el ciclismo malagueño. Y tenemos también a Carmelo Urbano que es campeón de España sub-23, campeón de la Vuelta a Bidasoa. Es de Coín, como Pablo. Son dos brotes verdes del ciclismo de la provincia que a mí me enorgullece mucho verlos en profesionales porque los he visto crecer. Son de esos corredores que tienen calidad y van a llevar la bandera del ciclismo malagueño muy lejos.
–Hasta que no gane una etapa no se le puede preguntar por la retirada. Hay una cuenta pendiente ahí...
–Sí, esperemos (risas). Para eso peleo y pongo todo de mi parte para que pase.
–¿Qué falla para que la bicicleta no tenga más presencia en la movilidad de las ciudades?
–Muchísimo. Tenemos unas carencias tremendas respecto a otros países. Las ciudades no están hechas para las bicicletas, están creadas para los coches. Son ciudades inhumanas. Estoy harto de ir al aeropuerto de Málaga. Dejo el coche allí en un aparcamiento, quiero ir andando a la terminal y no puedo. No está hecho no ya para ir en bici, es que ni para acercarte andando. Si nos paramos a pensar, son ciudades monstruosas hechas para los vehículos. Son años de retraso. En Gran Bretaña hay una ley por la que que te prohíben ir en coche a 200 metros de una guardería porque los niños tienen acceso directo a los humos de los vehículos que son muy malos para un pulmón en crecimiento. Ahora lo aparcan antes y van andando. Tenemos que prestar más atención a nuestro hijo, dejar un poco el móvil, el coche y pasar más tiempo de calidad con ellos. Y un tiempo en el coche con los niños no lo es.
–Un amante de la naturaleza como usted. ¿Qué paraje le ha asombrado de los que ha recorrido esta temporada?
–Quizás por lo lejos que está y porque no sé si volveré es el South Lake Tahoe. Dos semanas antes de competir en el Tour de California estuvimos concentrados allí y me gustó mucho. Es un sitio a 2.000 metros con un lago y una temperatura buenísima. Es precioso para los amantes de la naturaleza, el senderismo y, por supuesto, la bicicleta.
–En vacaciones tendrá más tiempo para sus aficiones futboleras. ¿Cómo lleva lo del Málaga y el Marbella?
–Con el Marbella, con muchísima ilusión porque se están haciendo muy bien las cosas y el equipo lo demuestra cada fin de semana en el campo. Y lo del Málaga, con muchísima tristeza. Me parece una cacicada en toda regla lo que el jeque está haciendo. El Málaga es una institución que, aunque diga que es suya, es del pueblo. El dueño del equipo, el que sufre por él, es el aficionado. Sigo todo lo que pasa con preocupación y a ver cómo se sale de esta situación en las próximas semanas o meses. También me gustaría ver a un Málaga más de casa, que cuidase mejor a los malagueños de la tierra con más oportunidades, a la gente de la cantera, como ahora, y no fichar a gente muy desconocida.
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