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JULIO RODRIGUEZ
Marbella
Sábado, 28 de enero 2023, 23:52
La carrera de los ciclistas, en los mejores casos, queda marcada por una decena de fechas. Victorias de etapa, podio en una 'grande', enfundarse un maillot de un premio especial. Son los datos que se reflejan en Wikipedia, a la que irremediablemente se recurre para saber quién es, qué hizo un deportista en su trayectoria. Conclusión: la regularidad no deja ver la excelencia. Pero el ciclista marbellí del Euskaltel, Luis Ángel Maté, tiene un récord del que pocos ciclistas pueden presumir hoy en el pelotón internacional.
A dos meses de cumplir 39 años, Maté nunca se ha retirado en una prueba de tres semanas. Ha completado la totalidad del recorrido de las 17 grandes vueltas que ha disputado desde que es profesional: once ediciones de la Vuelta Ciclista a España y seis del Tour de Francia. Nunca se bajó de la bici en ninguna de ellas. Son más de 56.100 kilómetros de máxima exigencia competitiva. «Es un dato muy interesante que poca gente debe tener. Me acuerdo de que, cuando empecé, mi padre me dijo que cuando te ponías encima de la bici tenías que acabar todas las carreras. Me lo tomé muy al pie de la letra. Para mí retirarse es un fracaso y la he tenido de todos los colores: caídas, enfermedades, he llegado a meta destrozado muchos años... Pero por ahora puedo decir con la boca bien grande que todas las que he hecho las he acabado y es un gran orgullo», afirma a SUR.
El corredor malagueño completa esta tarde la última etapa de la Challenge de Mallorca, la primera parada en el calendario de su decimosexta temporada en el ciclismo profesional. La empezó demostrando que las cicloturistas son para los días de vacaciones porque sigue teniendo un gen competitivo único. En la segunda jornada se mantuvo fugado casi más de 120 kilómetros con la recompensa de levantar el premio de la montaña en el Trofeo Ses Salines Alcúdia. Precisamente en la isla tuvo una de sus caídas más serias, que le partió la clavícula en 2017. En la memoria colectiva se mantiene un accidente estremecedor en el Tour de Polonia con traumatismo craneoencefálico, con la cabeza llena de puntos. Evidenció que las piernas te llevan donde la cabeza y el corazón quieren. Aún se puede visionar en su canal de YouTube el documental 'Cracovia-Madrid: 43 días de superación', en el que cuenta cómo milagrosamente, tras temer por su vida en agosto, fue capaz de cumplir con su objetivo de disputar La Vuelta de 2019 y llegar a Madrid. De otra pasta.
Que el pelotón internacional te reconozca y respete a lo largo de los años pese al círculo voraz de la competición de élite es uno de los mayores triunfos para un profesional. «Cambia mucho todo, como la vida misma. Pasas de joven a mayor y luego a viejo como yo (risas). Cuando disfrutas de algo, el tiempo pasa volando. Todo ha pasado muy rápido. Me considero un privilegiado por haber hecho de mi pasión mi trabajo, de poder ganarme la vida con ello. Además, tengo la obligación de disfrutar de ello porque casi seguro que será mi último año como ciclista profesional. Cada día que me ponga la equipación de ciclista profesional será para ir a competir», remarca.
Luis Ángel Maté no dejará la bicicleta el día que se retire porque hace lo que más le gusta: vivir sobre dos ruedas. No entiende bajarse de la 'cabra' como un descanso; al contrario, no hay día que deje la bici en el garaje. Es una forma de vida sana, sensata, coherente y respetuosa con el entorno transmitida de padres a hijos. «Es que salgo todos los días. Para mí la bicicleta es una filosofía de vida. Un instrumento para sentirme feliz, para lo cotidiano. Cojo el coche cuando no tengo más remedio, para ir al aeropuerto y poco más. Cuando voy al volante estoy como enfadado. Que si el tráfico, los atascos, dónde aparco... Mientras que si me muevo en bici por un recado, a comprar el pan, siempre llego con una sonrisa».
El mensaje es el de un gran embajador del Medio Ambiente que en La Vuelta 2022 reunió árboles para reforestar una de sus 'oficinas de trabajo', Sierra Bermeja. Sobre la bicicleta gira su vida. «Es un mecanismo de autodefensa, el cuerpo va buscando la bici. Es un excelente vehículo socializador porque en la bici todo el mundo habla y somos todos iguales. Nos movemos con las piernas, pero de los que van con los coches, el que tiene el más potente corre más. En estos momentos en que vivimos de vacas flacas, mejor no echar gasolina. Todo son ventajas. Animo a la gente a que ponga una bicicleta en su vida, que le sacará una sonrisa».
En el horizonte, su 18ª 'grande' de tres semanas. Maté está ilusionado por competir en la que sería su duodécima y última Vuelta Ciclista España. Después de varias ediciones con protagonismo andaluz, la ronda mira al norte del país con un trayecto que apuesta por la alta y media montaña. «Va a ser muy dura. Va en la línea de los últimos años con recorridos para escaladores, con sorpresas todos los días. Sería una guinda extraordinaria acabar mi carrera deportiva en Madrid en La Vuelta. La gente se está quejando mucho de que no va por Andalucía. Si hay alguna comunidad que ha tenido protagonismo, ha sido la nuestra y hay que repartir. Volverá seguro».
No será la temporada más emotiva solo por ser la última. Su seguidor número 1, un promotor único del ciclismo y un señor de los pies a la cabeza, su padre, no estará físicamente esperando que baje del bus, pero encontrará un lugar para animarle. «Ha sido mi apoyo, mi sustento, mi todo. Este año no va a estar, pero seguro que me acompañará desde donde esté».
Málaga, Andalucía y España tardarán mucho en encontrar un corredor que transmita los valores del deporte y la vida durante 16 años en la élite. Un ciclista único, Luis Ángel Maté.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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