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De la misma forma que los padres de niños autistas o los atletas catalogados como DAN (Deportistas de Alto Nivel) han podido eludir determinadas normas generales decretadas en el estado de alarma, desde el lunes los ciclistas profesionales tienen ya permiso ... para circular en bici de forma ilimitada, sin restricciones de tiempo, distancia, ni franjas horarias. Sin embargo, como los primeros o los segundos, no van con una etiqueta pegada en la frente que los acredite.
En concreto, a Carmelo Urbano lo pararon cuatro veces las fuerzas de seguridad durante su primera salida, de unas tres horas: Coín-Málaga. Los problemas comenzaron al regreso, en el paseo marítimo de Huelin. «La policía se me puso a la par y me dijeron que perfecto. A lo dos minutos, llegó un coche camuflado, y me pararon a la derecha, y a los 200 metros, un control fijo de la policía local. Estuve un rato hablando con ellos y les dije la equipación con la que me podrían encontrar en el futuro», explica el coineño (23 años), del Caja Rural-Seguros RGA.
Su 'maillot' es verde y blanco, frente al rojo de su paisano Pablo Guerrero (BH-Burgos) y el rojo y blanco del marbellí Luis Ángel Maté (Cofidis). Son sólo esos tres los ciclistas profesionales malagueños –y aun así, la cifra supone un récord histórico– y, por ende, los únicos que pueden moverse con libertad por las carreteras en este punto del plan de desescalada de la pandemia.
Todos llevan un certificado de la Real Federación Española de Ciclismo en el móvil, que muestran como elemento de defensa. Pero no previene de tener que parar. Carmelo Urbano tuvo que hacerlo por cuarta vez en su debut, en Churriana, en un nuevo control. «Me dijeron que me pusiera una banda delante del manillar para que se advirtiera que era profesional«, recordó, al tiempo que Guerrero –este periódico conversó con ambos por videollamada– sonríe por la ocurrencia. »Habrá gente que me haya visto fuera de la franja horaria (que acaba a las 10.00) y seguramente habrá opinado. Yo también me crucé a la Guardia Civil, pero no me paró una pareja y ya la siguiente sí me avisó. Se ve que los de la otra me conocían o se lo habrán imaginado...«, relata Guerrero, cinco años mayor que Urbano y escalador puro. Procede del 'mountain bike', mientras que Urbano se ajusta más al perfil de Maté, de media montaña o buen finalizador de etapas.
Los dos ciclistas, que militan en formaciones de la segunda categoría (UCI Pro Team), viven estos días como niños con zapatos nuevos. «El sábado ya tenía claro que iba a madrugar. No dormí en toda la noche pensando en qué iba a hacer. A las siete ya estaba de corto. Notar ese aire en la cara... Es una sensación que nunca había tenido. Como el Día de Reyes cuando eres más pequeño», se sincera Guerrero. «Yo me sentí un poco flojo. Al ponerme de pie vi que la bici bailaba. Hasta que no pasó una hora y pico no volví a coger la técnica en la bici», aporta Urbano, condicionado por el uso de rodillo fijo en su domicilio.
Y es que la cuarentena ha sido sacrificada para todos, máxime para ciclistas, cuya vida está en la carretera. Ni siquiera la moda de los rodillos con sesiones grupales les ha insuflado la misma adrenalina. «Hay algunos que simulan muy bien la carretera, pero siempre es más duro si no tomas medidas oportunas. Puede ser hasta contraproducente. La clave era no deteriorar la condición física. En este sentido, cada uno ha hablado con su preparador y organizado su entrenamiento», explica, y en su caso había un condicionante más, una fractura limpia de la clavícula izquierda el 29 de febrero tras una caída en la Ardèche, una clásica francesa, lo que le ha tenido aún más tiempo sin salir con la bicicleta.
«Ahora tenemos que tener un poco de tacto e ir con tranquilidad», alega Guerrero, que hizo el lunes una ruta de unas tres horas llegando a Alozaina. La realidad es que el calendario nacional e internacional no se reanuda hasta el 1 de agosto, como anunció este martes la UCI, de forma que no es sensato andar con prisas. Él estuvo en Arabia Saudí, la Vuelta a Andalucía (junto a Urbano, y con el aliciente de que pasó por Coín) y la clásica francesa del accidente, apenas diez días de competición, y su paisano en el Caja Rural casi el mismo tiempo, pues debutó en Mallorca como profesional y estuvo en Murcia.
Ambos se suman ahora a la reivindicación de los ciclistas jóvenes y federados, con limitaciones por el estado de alarma. De hecho, no pueden salir de sus municipios para rodar ni hacerlo fuera de la franja horaria (de 6.00 a 10.00 y de 20.00 a 23.00). «En Coín puedes hacer medio entrenamiento, pero el que viva en Guaro o en un pueblo pequeño... como no sea por la montaña... Se debería abrir más la mano a los amateurs y sub-23. Para que se les dé la oportunidad de llegar al profesionalismo tienen que correr, y así van a tener pocas opciones», se lamenta Guerrero.
Ambos tienen perspectivas distintas de lo que puede ser la desescalada de la pandemia en el mundo y la vuelta a la competición. «Yo quiero ser optimista –se pronuncia Guerrero–. El calendario ya es un aliciente para nosotros, tenemos objetivos. Luego, el que se hagan o no, ya veremos. Lo importante es tener una motivación. El problema es la presencia de corredores extranjeros«.
«Yo soy más pesimista que Pablo –afirma Urbano–. Ojalá el ciclismo internacional vuelva este año, pero lo veo complicado. Hay quien dice que el virus irá a menos con el calor, pero hay países en que no está sucediendo ahora. Al menos se podría reabrir el calendario nacional, como la Vuelta a Burgos. Nosotros al final vamos de hotel en hotel, y si uno no está abierto para el turismo es difícil que lo esté para nosotros, Ojalá me equivoque...«.
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