Jorge Garrido
Málaga
Domingo, 1 de septiembre 2024, 19:49
Javier Torres tiene una historia digna de un 'best seller' y está dispuesto a escribir otra página más en su libro que, según dice, «todos tenemos uno de nuestra vida». Con su constante guasa andaluza, enfocado en no escudarse en su traumático pasado y con ... el cometido principal de aportar su granito de arena en dar visibilidad a la donación de órganos, no disponible en su caso, se sentó para repasar su actualidad deportiva. El ciclista malagueño corrió este sábado la Titan Desiertos Galera en, la provincia de Granada y en octubre participará en la Titan Desert de Almería, ambas pruebas de reconocimiento internacional y de una dificultad mayúscula.
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La carrera granadina consiste en 77 kilómetros por los majestuosos paisajes que ofrece el Geoparque, y los nada desdeñables 1600 metros de desnivel. Por otro lado, la conocida Titan Desert de Almería, es una prueba de cuatro etapas por el desierto almeriense. La primera etapa, El Toyo El Toyo, tiene 100 kilómetros y más de 1.100 metros de desnivel. La segunda, El Toyo-Tabernas, cuenta con un largo ascenso primero por carretera y después por pista hasta llegar a un sendero técnico.
Mientras, la etapa reina, la de Tabernas, son 98 kilómetros en bucle alrededor del Circuito de Almería, y la gran subida al Alto de Velefique, donde los competidores se enfrentan a mil metros de desnivel en dicho ascenso, y 2208 metros de desnivel totales. La cuarta y última etapa, si bien es considerada la de menor grado de dificultad, consiste en constantes subidas y bajadas, cortas a la par que intensas.
Sumado a las dificultades de las propias pruebas, Javier es un paciente renal, y deberá someterse a sus rutinarias sesiones de hemodiálisis entre cada etapa. Correrá de la mano del proyecto 'Titán Deja Huella', una iniciativa solidaria que promueve la donación de órganos a través de actividades deportivas. Es una organización de sanitarios con sede en Murcia que contactó con Javier, y como de costumbre, el malagueño quiso tender una mano. «Si a mí me han ayudado, lo mínimo que puedo hacer yo es intentar ayudar a otras personas. Con este proyecto queremos hacer ver que no cuesta nada ser donante. Una persona que fallece y es donante, puede salvar a cinco. Se pueden donar hasta las pestañas».
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La vida de Javier Torres no ha sido sencilla, precisamente. Con cinco años fue diagnosticado con una insuficiencia renal, y con 29 sufrió una septicemia que lo llevó a pasar un mes en coma. Tuvo un fallo multiorgánico, tres paradas respiratorias y su riñón derecho fue extirpado, y el izquierdo dejó de funcionar debido a la parada multiorgánica. También fue operado de urgencia del hígado, intervención en la que perdió la movilidad de la pierna derecha que tardó cerca de dos años en recuperar. Agradece el apoyo de su mujer, Sensi, en dicho proceso. Desde entonces, acude a sesiones de hemodiálisis tres veces a la semana. Recibir un trasplante de riñón en su caso no es una opción, ya que tras la bajada de defensas necesaria para la correcta adaptación del nuevo riñón al cuerpo, su vejiga le provoca microinfecciones de orina, que pueden derivar en problemas aún más graves.
Nuestro protagonista siempre ha optado por restarle importancia a sus circunstancias con respecto a su desarrollo como deportista. «Lamentarse es perder el tiempo. Yo soy consciente de que tengo una limitación en comparación a otros corredores. Pero cuando arranca la carrera, yo soy uno más. Así que, si veo un corredor que va adelante y puedo alcanzarlo, voy a ir a por él. Yo soy muy competitivo y autoexigente».
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El pasado julio Torres se proclamó campeón de ciclismo en el Campeonato Europeo de Trasplantados en Lisboa. También tuvo que dializarse entre pruebas, como deberá hacer para la Titan Desert de Almería. «La suerte que tenemos los pacientes renales en hemodiálisis es que podemos hacer una vida medianamente normal. Debes dedicar una serie de horas al tratamiento, pero no es un impedimento para no viajar. Hay que dosificar un poco: yo me dializo un viernes en Málaga y ya no vuelvo a diálisis hasta el lunes, que es el día de la etapa reina. Tendré que cuidar la alimentación, sobre todo con los minerales como el fósforo, el potasio o el magnesio. Y con la ingesta de líquidos. Pero yo me conozco bien a mí mismo. Y para algo tengo también un nutricionista que me aconseja y me dice por dónde debo tirar en este sentido», explica.
El testimonio que nos ofrece Javier Torres refuta la tan instaurada filosofía pesimista. Con la naturalidad que le caracteriza, desprende y contagia su espíritu luchador y positivo. Sin ser un abanderado del famoso cliché de 'si quieres, puedes', el ciclista anima a las personas a aprovechar el tiempo al máximo. «La vida es tan bonita que a veces parece de mentira». Javier Torres se dispone ahora a redactar unas páginas más en el libro de esa vida que asegura ser tan bonita que no parece real.
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