De cero al infinito

El fútbol (sus seguidores mejor dicho) tiene esas cosas: despotricas de un equipo o un jugador por su nefasta actuación y falta de actitud, y media hora después lo encumbra, y no es para menos, hasta colocarlo en lo más alto del Olimpo. Me refiero, claro está, al Real Madrid, pero aplicable también al Barcelona. Ambos en sus respectivos partidos exhibieron un nivel de juego por encima de lo normal. La diferencia entre uno y otro estriba en que los blancos lo hicieron tras varios partidos grises, y los azulgrana, después de toda una temporada, la anterior rayando con el desastre.

Y llegó el Clásico. La situación de uno y otro parecían de tanteo hasta que ya en el segundo tiempo los de Hansi Flick se desmelenaron hasta sorprender a los de Ancelotti, que, a lo peor, debían estar en el vestuario en tanto que sus seguidores debían mantener la ilusión de esa remontada que al final no llegó. Y el 0-4 ahí queda como una herida que tardará en cicatrizar. Mientras tanto, en las cercanías del recompuesto Nou Camp suenan campanas de gloria por un liderato que ansían mantener hasta el final.

Y dicho todo esto cabe preguntarse: ¿cuál puede ser la causa principal de tamaños cambios de rendimiento en tan corto espacio de tiempo..? Es curioso que ambos equipos hayan perdido su portero titular, que en verano se dudara de la continuidad de Lewandowski y Rafinha, que el mejor futbolista del mundo ande por medio... No cabe en una columna tanta incomprensión. Lo único claro es que uno y otro equipo han vivido de cero al infinito, pero cada uno en distinta dirección. A ver cuánto dura esto.