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Sólo una semana separa las fechas de nacimiento de Diego Moyano (21 de enero de 1971) y Rolando Uríos (27 de enero de 1971). El portero alicantino se retiró la pasada campaña en el Conservas Alsur Antequera en la Liga Asobal a los 51 años, después den una incombustible carrera que apenas se interrumpió tres campañas. Por si no bastara con su ejemplo, el hispanocubano sorprendió hace poco a propios y extraños al anunciar su vuelta a las canchas, con lo que supera ese récord en el balonmano nacional de Moyano.
«Lo que quiero es encontrar un banquillo para entrenar en España», afirma sin rodeos Uríos, considerado mejor pivote del mundo en la primera década del siglo y al que se podrá ver esta tarde (desde las 18.30 horas) en acción en el pabellón Fray Francisco Baños del Colegio Los Olivos ante el Trops Málaga, en una cita liguera en División de Honor Plata. «Las agujetas van a seguir, porque el esfuerzo que hago es bastante. Hay dolores musculares, pero aguanto e intento ir al 'fisio' un día sí y otro no, y me los quita», se sincera la otrora rutilante estrella de este deporte, que dio el paso de dejar Cuba para emprender una sobresaliente carrera como pivote ofensivo en Hungría, Francia y, sobre todo, en España, donde coincidió con la etapa de mayor esplendor del Ciudad Real, al que ha vuelto, porque el Alarcos es el sucesor de esa entidad, que en 2011 se marchó dos años a Madrid compitiendo como sección del Atlético de Madrid antes de desaparecer.
Uríos, que debutó en el Polideportivo Puerta de Santa María hace semanas en el derbi ante el Caserío Ciudad Real (club surgido en 2011, del descontento de aficionados ante la marcha a Madrid del equipo) es sincero y se ve para jugar a lo sumo diez minutos en cada parte, pero mientras tanto imparte magisterio en el equipo, con una media de edad joven, en especial a los pivotes, aunque precisamente su llegada fue por la lesión de uno de ellos y los problemas familiares de otro.
A Rolando lo convenció su compatriota y excompañero en el Ciudad Real Julio Fis. Ahora es el segundo entrenador del Alarcos. Aunque Uríos reaparece tras una carrera marcada por tres operaciones de rodilla, Julio no puede emularle. «Tiene una invalidez importante de rodillas y ahora está con una hernia discal; sería muy difícil», explica su amigo.
En todo caso, a Uríos le asisten otros motivos para regresar. «Aquí tengo a una niña de cinco años y a mi pareja. Llevaba mucho tiempo sin ver a esas personas», admite después de dejar Berlín. Allí dirigió a un equipo de la cuarta categoría, al que casi asciende a la tercera. Su hijo, Roly Uríos, también juega al balonmano como pivote, en el Postdam. «Está en la Segunda. Subieron invictos el año pasado. A ver cómo se da el año y si pueden llegar ala Bundesliga. Ha tenido ahora una fisura en el dedo meñique del pie derecho, y está de baja, pero lleva desde los 16 en Alemania y está muy adaptado», cuenta.
Precisamente esta adaptación se le atragantó más a su progenitor. «La barrera del idioma es muy importante y hace falta hasta un poco de inglés. Sin ello aspirar a más es muy difícil», admite Rolando, que pese a ser una leyenda viva del balonmano no encuentra un banquillo que le agrade en España. Antes dirigió a la selección de la República Dominicana o al Marratxí balear, y ayudó en el Wildau y en el Tegel.
El balonmano que se ha encontrado Uríos en la División de Honor Plata española no tiene que ver con ese deporte mucho más profesionalizado con el que disfrutó el hispanocubano. «No hay tantos recursos económicos como antes. Yo llegué a España en 2001 y la Liga Asobal siempre había sido de las más potentes en Europa. Me encantaría que volviera a ser la que era antes, pero eso necesita tiempo y dinero, y muchos jugadores españoles siguen yéndose a otros países, sobre todo Francia. En mí época era muy raro que un jugador nacional se fuera de España», argumenta, y no rompe su vínculo con Cuba, aunque no se plantea vivir allí: «No me gustan las dictaduras comunistas y mi familia está ya aquí. Vuelvo a veces porque es mi patria, pero en cuanto ves la situación, que la gente está tan necesitada y la falta de democracia...».
Uríos tuvo mucho vínculo (compartió generación) con los tres mejores jugadores malagueños de balonmano de todos los tiempos. En especial, con el ya fallecido José Luis Pérez Canca, con el que coincidió en Ciudad Real. «Teníamos una conexión central-pivote muy buena en la pista. Sentí mucho su muerte. Era el típico malagueño, siempre alegre, bromista, pero muy profesional, y una gran persona», reconoció.
También se explaya en elogios hacia Antonio Carlos Ortega, «un jugador excepcional que ahora ha demostrado que viniendo de abajo puede ser un entrenador 'top' a nivel mundial». «El Barça tiene con él a un entrenador para muchos años», añadió el ahora jugador del Alarcos. Conoce menos al entrenador de su rival hoy, Quino Soler, al que recuerda de su etapa en el Granollers. «Tengo noticias de su gran calidad como jugador, y ahora como técnico lo está haciendo muy bien», concluye.
Fecha y lugar de nacimiento: 27-1-1971, Bayamo (Cuba).
Altura y peso: 1,93 metros y 113 kilos.
Puesto: Pivote.
Clubes en Europa: Veszprem (1997-98), Ivry (1998-2001) y Ciudad Real (2001-09), y reaparición en 2022 en el Alarcos.
Palmarés de clubes: Cuatro Ligas (2004. 2007, 2008 y 2009), dos Copas del Rey (2003 y 2008), cinco Copas Asobal (2004, 2005 2006, 2007 y 2008), dos Supercopas de España (2005 y 2008), tres Copas de Europa (2006, 2008 y 2009), dos Recopas (2002 y 2003) y tres Supercopas de Europa (2006, 2007 y 2009).
Palmarés con la selección española: Oro en el Mundial de 2005 y plata en el Europeo de 2006.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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