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El color azulgrana parece que no le sienta mal a los jugadores malagueños de balonmano. Tras los pasos de Antonio Carlos Ortega, considerado el mejor de la historia, y de Quino Soler, que ya militaron en el Barcelona, hace unos días debutó con este equipo el antequerano Juan Palomino, que a sus 19 años y lateral izquierdo como Quino, pretende seguir sus pasos.
Precisamente Quino, en su rol de director deportivo y al frente de la tecnificación de la cantera del Balonmano Antequera, ya trató a Palomino, que le considera a él y a Ortega «dos referentes». Casualidades de la vida el debut de la joven promesa en la Liga Asobal se produjo en Puente Genil (Córdoba) ante el Ángel Ximénez (20-29), no muy lejos de la ciudad de El Torcal. Varias rotaciones en el Barça y alguna baja, con partidos de Champions en el calendario, provocaron la llamada de Palomino, que tuvo sus primeros minutos en la élite, aunque sin ver puerta. «Tengo que agradecer la oportunidad que me han dado, y además he debutado cerquita de casa. No se puede pedir más. He cumplido un sueño«, declaró el jugador en sus redes sociales minutos después de este hito, que le llega con sólo 19 años.
No obstante, Palomino tiene los pies en el suelo. De momento su reto está en consolidarse en el equipo filial, segundo en el grupo A de la División de Honor Plata, aunque lógicamente sin expectativas de ascender. «Con la COVID-19 se hace complicado subir al primer equipo, porque en el B no hacemos PCR. Estuve una semana con ellos nada más llegar, porque hubo una lesión, y luego hace unos días. Había alguna baja y por eso la suerte de viajar», reconoció.
El momento de pisar la cancha fue especial. Ese instante deseado desde tiempo atrás. «La verdad es que estuve nervioso. Llevas un escudo de uno de los mejores clubes del mundo», admite, y el técnico, Xavier Pascual, sólo le recordó «que si estoy ahí es porque creen que puedo estarlo». «Me dijo que siguiera trabajando duro para llegar algún día allí».
Palomino empezó en el deporte rey. «Como cualquier niño, el fútbol manda, pero en mi colegio (Infante Don Fernando) hubo una actividad extraescolar de balonmano, y echaba un rato con los amigos y me lo pasaba muy bien. Decidí quedarme en el balonmano por probar, y ahora me he enamorado«. Su progresión desde entonces ha sido importante. De alevín ya militaba en el Balonmano Antequera, y con 16 años debutó en División de Honor Plata con el primer equipo, con el que fue asentándose al tiempo que debutaba con la selección española en categorías inferiores,
El Barcelona, sin rivales en España y uno de los mejores conjuntos de Europa, no tardó en fijarse en él, aunque en un primer intento de fichaje le pesó el miedo a salir de casa. «Este año recibí otra llamada y esta vez me pareció una buena idea. Pensé en la progresión que podía tener. Dudas siempre hay: la adaptación, el catalán... pero me fui mentalizando con el apoyo de la familia y amigos», reconoce.
De vivir al lado del Fernando Argüelles a hacerlo ahora en un piso junto a algunos compañeros del Barça B en Sant Feliu de Llobregat, a pocos minutos de la Ciudad Deportiva Joan Gamper, en donde se entrena y compite. ¿Y los estudios? «Empecé con Enfermería en Málaga, y ahora sigo en la UB (Universitat de Barcelona) luchando para que me convaliden los créditos«, confirma muy concienciado de que tener una formación será clave al final de su carrera, que no ha hecho más que empezar, porque aunque en España se le considera sénior ya, a nivel internacional está en su primer año de juvenil.
Palomino es paciente con su crecimiento, pero ya nota el salto de calidad tras llegar al Barça. «El venirme aquí es porque se busca la mejora, pero no se consigue de la noche a la mañana. Es un proceso largo. Pienso que hay que ir paso a paso. No tengo prisa en destacar y quiero ir mejorando poco a poco». En este sentido, lo que más le ha ayudado es entrenarse unos días con las estrellas azulgrana: los Entrerríos, Sorhaindo, Fabregas, Ariño, Gonzalo, Mortensen... «Es brutal, como un sueño. Estando al lado de jugadores 'top' mundiales siempre tienes consejitos, que en otro lado no se aprenden. La exigencia es máxima».
Mientras, en el Barça B ya piensa en futuros cruces en la fase posterior con los rivales de su tierra del Grupo B, el Trops Málaga y el Iberoquinoa Antequera, si es que todos acabaran esta primera fase en la zona alta de la tabla.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Ignacio Lillo | Málaga
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