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Un año sin pisar su tierra, ver a sus padres y amigos o disfrutar del clima de la Costa del Sol. Antonio Carlos Ortega (Málaga, 1971) ha echado raíces en Alemania, y la pandemia hizo el resto. Días atrás se oficializó su renovación con el ... Hannover-Burgdorf hasta 2023, con lo que de cumplir contrato serían seis años al frente de este conjunto de la Bundesliga, el mejor torneo nacional del mundo de balonmano. Continúa con una carrera de altos vuelos en los banquillos (dirigió también al Antequera, la selección de Japón, el Veszprem y el Kolding), al nivel de lo que fue como jugador, con un bronce olímpico, una plata y un bronce en Europeos, 145 partidos con la selección, y seis Copas de Europa y otras tantas Ligas con el Barcelona. En una charla con SUR analiza este año de pandemia y la crisis que acarrea en el balonmano.
-¿Se esperaba una etapa tan larga en el Hannover cuando llegó?
-Siempre he sido una persona de club. Si estoy contento en un sitio y mi familia está contenta no pienso en moverme, a no ser que las condiciones deportivas que se me ofrezcan sean mejores.
-En cualquier caso, en el deporte de élite actual no es fácil mantenerse tanto tiempo seguido en un proyecto, ¿no lo cree?
-Puede ser. Ahora hay entrenadores en la Bundesliga con más temporadas que yo, pero si soy capaz de cumplir las seis temporadas igual quedan menos.
-No está siendo una temporada tan buena como la anterior la del Hannover en la Bundesliga. ¿Qué ha sucedido?
-Hemos tenido oportunidades dos veces de dar un salto cualitativo importante. Mi primera temporada fue un 'temporadón', al alcanzar la primera Final Four de Copa. Las tres únicas veces que el club ha llegado a la Final Four ha sido con nosotros. Se podía dar un salto de calidad de espónsor y presupuestos, pero hubo un problema con uno principal aquí que no nos dejó crecer. Hemos perdido cinco jugadores importantes. Este año se ha hecho una apuesta importante por los jóvenes y tenemos uno de los conjuntos con menor edad de la Bundesliga. Sufrimos la inconsistencia. Quizás el año que viene podamos ir para arriba.
-¿Se ha germanizado en la cultura y costumbres Antonio Carlos Ortega?
-Quizás en lo de que el día empieza antes y acaba antes aquí. En ese sentido sí. Y lo que conlleva comer y entrenar mucho antes, pero cuando voy a España vuelvo a retomar sus costumbres...
-¿Qué le gusta más y menos de las costumbres germanas?
-La formalidad. Aquí la gente es muy seria, quizás en exceso. El país funciona muy bien. La gente cumple sus compromisos. Desde el primer momento me pareció un país seguro. No es el mejor clima ni tiene la gastronomía de España, pero se vive muy bien.
-¿Quién habla mejor alemán en la familia?
-De mis cuatro hijos dos (Ricardo y Catalina) hablan bastante bien, y los otros dos menos. Yo me defiendo cada vez mejor. No tengo un B2 o un B1, pero doy las ruedas de prensa en alemán. Luego, en una charla grande prepartido me sale más el inglés...
-¿Hubo algún problema con la marcha de Iker Romero, su ayudante en todo este ciclo?
-No. Él quería ser primer entrenador. Tenía muy buena relación con él. Nos hemos aprovechado mutuamente. Él del aprendizaje junto a un primer entrenador, y yo de la ayuda y el trato que ha tenido con el vestuario, con el que ha hecho un gran trabajo. Entrar aquí sin alemán era muy difícil (Iker había sido jugador en la Bundesliga). Ha llegado un momento en que le ha llegado un proyecto de un club que suele estar entre Primera y Segunda y en el que las chicas juegan Champions League, y es una buena oportunidad. Además, su mujer es alemana.
la crisis en la bundesliga
-¿Tiene claro cuál será su próximo ayudante?
-Estamos en ello.
-¿Pero será español, quizás?
-Lo tenemos que discutir con el club...
-Su equipo ha decidido no ir a la Europa League, ¿cómo se está viviendo la crisis en la Bundesliga?
-La mayoría de los clubes han tenido que bajar presupuestos. Desde octubre a noviembre se jugó con un 30 por ciento de aforo en los pabellones, y desde noviembre no ha habido público. El 'ticketing' es un 30 o 35 por ciento del presupuesto. Todos los clubes han renegociado contratos. Nosotros hemos bajado un 25 por ciento del salario bruto.
-¿Cree que la temporada 2021-22 será la de la normalización?
-Todo es una incógnita. El club ha hecho un esfuerzo por retenerme. No sabemos qué va a pasar. Ningún club conoce el presupuesto del que puede disponer. Sería una tragedia para todos los clubes seguir trabajando sin público. Creo que vamos a intentar mantener al máximo número de jugadores, así que estos hombres tendrán más experiencia la próxima campaña.
-¿Cómo interpreta las numerosas bajas en la selección alemana cara al Mundial de Egipto reciente?
-La Bundesliga es muy dura. Para los equipos en Champions esta temporada y la que viene es una locura, sin descansos. Ha habido muchas lesiones. La COVID-19 y el calendario de partidos, que empalma una temporada casi con otra, les ha hecho determinar que hayan renunciado para llegar bien al final de la temporada.
-¿Cómo se han vivido las distintas etapas de la pandemia en Alemania?
-La primera ola no se notó. Hubo cierres, pero se hablaba poco, y también hubo pocos muertes. En diciembre, en cambio, hubo un par de semanas en las que estuvimos peor que España en datos. Ahora ha bajado el número de contagios, pero sigue el cierre hasta el 15 de marzo, escuelas incluidas. Solo los establecimientos necesarios abren, aunque podemos salir a la calle con normalidad.
-¿Se mira de reojo a otros países? ¿Qué cree que se ha hecho en Alemania mejor o peor que en otros países?
-Lo que creo es que aquí Merkel habla y lo que dice va a misa. Están los 'landers', pero cuando toma ella la decisión ellos la asumen. No hay discusiones. A veces ha dado libertad a las comunidades para tomar decisiones, según el numero de casos, pero hay un mando único. Y, además, hay más camas UCI por número de habitantes que en España.
la gestión de la pandemia en Alemania
-¿Cuántas veces ha podido estar en Málaga en el último año, desde que se desatara la pandemia?
-No he podido ir. En verano íbamos a ir. Al final fuimos en coche dos semanas a Santander. No fuimos tampoco en Navidad. La verdad es que estoy loco por ir.
-¿Cómo se lleva estar lejos de sus padres?
-Mal. Espero y deseo este verano ir, aunque tendremos pocas vacaciones. Es cierto que la vida aquí esta bien, pero necesito esta droga que es mi tierra, mis amigos, mi familia, la buena comida el buen clima... Ya sabe.
-¿Cree que va a pagar una factura elevada el balonmano debido a esta crisis sanitaria o se repondrá sin problemas?
-El nivel del balonmano no lo creo. Va a haber una crisis económica en todos los deportes, y quizás los que sufran más sean los menos grandes.
-¿Qué enseñanza cree que va a traer esta pandemia?
-Valorar todo mucho más, la vida mucho más. A veces le das importancia a cosas que no la tienen. Se están perdiendo muchas vidas de gente que no ha podido siquiera disfrutar de una jubilación después de muchos años de trabajo.
-¿Y después de Alemania, qué?
-En esto de entrenar no se pueden hacer planes. Vivo del presente. No se puede planificar cosas. Es cuestión de suerte, de 'timing'. Me encuentro muy bien en Alemania. Sólo cambiaría mi equipo actual por un gran proyecto deportivo y que fuera un buen sitio para vivir con mi familia.
-Ha dirigido a una selección, a un club cercano a casa, a otro con nivel de Final Four de Champions, y ha estado un ciclo largo en la mejor liga del mundo. ¿Qué le falta? ¿El Barça? ¿La selección?
-A quien no le gustaría. Los dos equipos tienen dos grandes entrenadores. Sería quizás una falta de respeto decirlo.
-¿Qué le pareció el papel de la selección española en el Mundial?
-Buenísimo. Ha ido de menos a más. Creo que Jordi (Ribera) ha hecho un gran trabajo, pero después de los Juegos Olímpicos va a ser difícil mantener la lucha por las medallas. Ese va a ser un gran reto para el seleccionador. En el Mundial se empezó con dudas. Se sufrió contra Brasil y Polonia, pero contra Dinamarca se tuvo un balón para el empate. Fue cosa de detalles. Sabíamos que nos podían jugar con siete jugadores, pero otra medalla al bolsillo.
el futuro
-Ya que lo menciona. ¿Qué opina de esa variante de atacar con siete?
-No soy muy fanático de esto. Se pierde movilidad, pero si está la regla... A veces la he usado y me ha servido para ganar partidos. En una última acción, si vas perdiendo claro y lo tienes trabajado...
-¿Que tendencias ha visto en este Mundial de Egipto?
-El balonmano evoluciona a algo mucho más físico. La gente está muy preparada. Se juegan cada vez más ataques, y se minimizan los cambios porque te pillan si no en el contragolpe.
-Usted conoce bien Japón (fue seleccionador nacional allí). ¿Cree que va a haber Juegos Olímpicos finalmente?
-Es la pregunta del millón. Soy escéptico. Japón está muy bien, peor habrá gente de todo el mundo. No es fácil. Controlar la COVID-19 va a ser todo un reto para ellos.
-¿Cómo ve al Iberoquinoa y al Trops? ¿Tendremos pronto de nuevo un club malagueño en la élite?
-Los sigo un poco. Vi el otro día bastante del derbi. El equipo de Antequera lleva mucho tiempo junto y se conocen de memoria. No es descabellado que puedan conseguirlo. Tiene un equipo consolidado, con Baena y una buena portería. El del Trops es un proyecto muy interesante de Alberto Camas, que saca petróleo de donde no lo hay. Quizás traiga alegrías desde el futuro, y el cambio de Quino Soler ha mejorado mucho a la defensa. Si consigue mejorar en ataque, entonces va a ser más serio.
-De sus cuatro hijos, dos juegan al balonmano. ¿Habrá sucesor?
-El segundo de mis hijos, Manuel está ahora en una concentración en Sierra Nevada con la selección nacional de 2005 y 2006, la cadete. Es más alto que yo. Es central. Los dos juegan en la base del Hannover. Quiero que se diviertan. El deporte te da experiencia y hábitos saludables. Y mi hija pequeña juega al hockey. Tiene 12 años y estoy encantado.
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