El Costa del Sol espera rival para un nuevo año en Europa

La pasada campaña (2022-23), y gracias al hecho de que el equipo concluyó subcampeón de Liga en la 2021-22, las 'panteras' escribieron una nueva página en el libro de su historia al debutar en la segunda competición continental, la EHF European League, a la que sólo acceden los dos mejores equipos de nuestro país. Aunque el nivel subió considerablemente con respecto a la tercera categoría (la EHF Cup que ganaron un año), el conjunto malagueño cumplió las expectativas y eliminó al Gloria Buzau rumano en la segunda fase de clasificación. Sin embargo, el final fue amargo, cuando de buenas a primeras fueron descalificadas de la competición por un error a la hora de redactar un acta.

Hicieron rápidamente borrón y cuenta nueva para seguir con la Liga y triunfaron, ganando por primera vez su histórico título de campeonas nacionales, al tumbar al Elche en la final. Esta corona abrió al club de nuevo las puertas de la EHF European League, en la que competirán por segundo año consecutivo. Se convierten por tanto en uno de los dos únicos equipos de España en liza en el torneo, junto al campeón de la liga regular, el Bera Bera. Y desde luego, esperan con ansias poder comprobar dónde están sus límites en esta categoría, ahora sí, evitando cualquier tipo de error burocrático.

Para conocer a su primer rival, de nuevo en la segunda fase de clasificación, tendrán que esperar al próximo martes 18 de julio, día que se realizará el sorteo de los emparejamientos. De nuevo, será una fase eliminatoria a doble partido y los posibles rivales ya han salido a la luz: el Hypo Nö (Austria), el JDA Bourgogne Dijon (Francia), el VFL Oldenburg (Alemania), el AC Paok (Grecia), el Valur (Islandia), el Larvik (Noruega), el Molde HK Elite (Noruega), el Dunarea Braila (Rumanía), el ZRK Zeleznicar (Serbia), el Spono Eagles (Suiza) y el Önnerds HK (Suecia).

Viejos conocidos, como el Valur o el PAOK, a los que ya ganaron años atrás en la EHF Cup, equipos potentes como el de la liga francesa, la alemana y la rumana, y otros quizá más accesibles a priori, como el suizo, el austríaco o el griego. Pero, sobre todo, mucha fe en el reforzado proyecto malagueño, que continúa imparable año tras año, sin ponerse techo.