Los veranos han cambiado para Gema García. Ya no puede colarse en el patio del colegio para jugar 'pachangas' con los amigos ni pasar el ... día en la playa; ahora, a sus 36 años, la jugadora de baloncesto malagueña con la trayectoria más extensa como profesional aprovecha los meses de vacaciones para estudiar inglés o avanzar conlas oposiciones de profesora de Educación Física. Con un ojo, va atisbando su retirada -aunque la afición malagueña sepa que todavía apurará unos años más sobre la cancha-; con el otro, sigue disfrutando de sus dotes en la dirección del juego. De hecho, hace unos días, se proclamó campeona del mundo de Street Basketball con un combinado de jugadoras nacionales. El calentamiento para la que será su primera temporada en el CAB Estepona, tras dejar atrás su etapa como capitana del Unicaja.
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–¿A qué se está dedicando este verano?
-Estoy yendo de un campus de baloncesto y otro y aprendiendo inglés, que me hace falta, soy una negada (ríe). El 'speaking' se me resiste mucho (ríe).
-¿Qué le ha motivado a retomar el inglés ahora?
-Porque quiero el título para el futuro, para las oposiciones de educación física en Secundaria.
-Ya está pensando en centrarse en las oposiciones, ¿no?
-Claro, ya tengo que ir preparando las oposiciones porque no me veo jugado hasta los 50 (ríe). Por ahora me encuentro bien, eso sí.
-Este año le toca mudarse a Estepona…
-Al final lo de Estepona salió porque estaba apostando fuerte y yo no tenía intención de salir de Málaga, quería quedarme cerquita y el Estepona era lo ideal. Estuvimos hablando al final de la temporada y salió bien; ahora está haciendo un equipazo para la nueva Liga.
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-¿Cree que al baloncesto femenino le beneficia que hayan vuelto a cambiar el formato?
-Sí, porque de Primera Nacional a Liga 2 el cambio era bestial, muchas diferencias económicas también. Ahora a la Liga Challenge han pasado los 16 mejores equipos y creo que no hay tanto cambio de una liga a otra.
-Además ha estado entrenándose con grandes nombres a nivel nacional en el campeonato del mundo de Street Basketball donde además se impusieron, ¿cómo le surgió esta competición?
-Es un torneo que tiene mucho recorrido masculino, pero este en París era el primero femenino. Entonces nos dijeron a las que fuimos al Mundial de 3x3 (de 2016) de formar un equipo y lo hicimos con jugadoras de Liga 2, internacionales… ¡Teníamos un equipazo!
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-¿Qué les dieron al ganar?
-Cada partido que íbamos ganando nos iban dando ropa y en la final no nos dieron nada, nos dieron un balón de mármol que pesa treinta kilos, ¡pesa casi más que yo! (ríe).
-Este puede haber sido perfectamente de los mejores veranos, al menos de sus últimos años. Si se retrotrae a la infancia, ¿qué recuerda de sus veranos?
-Recuerdo jugar con mi hermano y los amigos de mi patio en las playas de El Palo y luego, las pachangas de verano. Era terminar la playa e iros al Valle-Inclán a saltar la valla y jugar allí.
-¿No les echaron alguna vez por saltar la valla?
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-Qué va (ríe). Eso era los fines de semana, entre semana estaba el colegio abierto.
-¿Cuál es la mayor locura que hizo algún verano?
-En verdad no muchas, yo siempre estaba al menos un mes y medio concentrada con la selección española desde mini de primer año hasta la sub-20. El verano que más disfruté con ellas fue el del Europeo sub-20, porque sabía que iba a ser el último.
-¿Sigue en contacto con ellas?
-Con algunas… Es que yo creo que soy la única de esa generación que sigue en activo, el resto se ha desvinculado.
-En la Liga Challenge este año, será de las más veteranas…
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-Bueno, está Érika De Souza, que tiene 41. Yo a tanto no quiero llegar pero ahora con todo lo que hay de nutrición, preparación… Se puede extender más la vida de un deportista.
-El cuerpo le dice que aguante, pero la vida laboral le dice otra osa, ¿no?
-Totalmente, físicamente puedo seguir, pero ya quiero introducirme en el mundo laboral.
-¿Cuántos años tiene cotizados ahora? Porque es cierto que el deporte femenino aún sigue un paso por detrás…
-Yo empecé pronto, porque cambió pronto el sistema, ósea que a los 22 o así ya estaba cotizando. Antes, las jugadoras se retiraban a los 40 sin nada cotizado; ahora el baloncesto femenino ha cambiado mucho, yo además lo tengo en el contrato.
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-Además del baloncesto, ¿también ha tenido los típicos trabajos de verano?
-No, porque siempre he estado con la selección y el tiempo que me quedaba libre, descansaba. Si eso, algún campus de baloncesto, por sacar algún dinerillo.
-¿Qué plan se reserva para agosto?
-Poco más que entrenar para la temporada; el resto, estar tranquilita (ríe).
-Y aprovechar para ver los Juegos Olímpicos, ¿no?
-¡Sí! Soy una friki de los Juegos, estoy a tope con Simone Biles, me enganchó desde Río y ahora la pobre… 'Chapeau' por ella, que diga 'no puedo', porque esto al final es como una lesión, si no puedes mentalmente, no puedes continuar.
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-Los deportistas deberían luchar por normalizar este problema y pedir su tiempo o espacio cuando mentalmente no estén al cien por cien… Tener siempre ayuda detrás, ¿no?
-Claro, antes no existía la figura del preparador físico y ya por fin la hay; tampoco había nutrición y ahora está súper normalizado; el siguiente paso es el psicólogo, es fundamental para el deportista.
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