Welcome to Tioman
Cruce de vías ·
Quizá he pasado todo este tiempo en el paraíso terrenal sin ser consciente de haber alcanzado el destino soñadoSecciones
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Cruce de vías ·
Quizá he pasado todo este tiempo en el paraíso terrenal sin ser consciente de haber alcanzado el destino soñadoHace más de treinta años, May me hizo la carta astral y leyó mi futuro como si lo tuviera escrito delante de sus ojos. Dijo que acabaría viviendo en una isla lejana. Yo había estado en Indonesia y también conocía la maravillosa isla de Tioman en Malasia. Desde entonces pensaba a menudo en lo que May había profetizado y esperaba impaciente que llegara el día en el que por fin desembarcara en la isla de mis sueños. He visitado varias veces Menorca, también Tenerife y Lanzarote, en las islas me siento como pez en el agua, pero siempre he imaginado acabar en una isla de otro continente. Hasta que el otro día descubrí que habían puesto el nombre de Tioman a esa especie de isla donde actualmente vivo. De la noche a la mañana colocaron una oficina de ventas enfrente de casa rodeada de plantas y palmeras gigantes que surgieron por generación espontánea. La semana pasada este lugar era un monte pelado y ahora es una isla que corre el peligro de convertirse en un resort atestado de extranjeros.
No veo a May desde hace años. No sé qué será de la bruja que adivinó mi futuro hasta el día de hoy con una precisión y clarividencia asombrosa. Me gustaría preguntarle si esta casa en la que vivo desde hace casi diez años es la isla que ella vaticinó. Lo triste o lo maravilloso, aún no lo tengo claro, es que quizá he pasado todo este tiempo en el paraíso terrenal sin ser consciente de haber alcanzado el destino soñado. Como si después de un largo viaje plagado de aventuras llegase a mi particular Ítaca y la isla no estuviera en Malasia sino en la comarca malagueña de la Axarquía.
Necesito aclarar dudas lo antes posible. El próximo lunes pasaré por la oficina de ventas y preguntaré a la persona encargada de recibir a los futuros propietarios si realmente estamos en la isla de Tioman. Supongo que quien sea responderá que sí porque hace un par de días colocaron numerosos mástiles con banderas a ambos lados de la carretera, unas vallas publicitarias anunciando en inglés la venta de casas y unas flechas señalando la distancia que resta para llegar a la isla de los sueños. Ochocientos metros, quinientos, doscientos, cien, cincuenta... Welcome to Tioman. Tras hablar con la persona encargada de vender las parcelas y las casas invisibles tendré que hacer una composición de lugar para entender la nueva situación en la que me encuentro. Luego cruzaré andando la carretera sin coches hasta llegar a la puerta de la cabaña en la que siempre he soñado vivir y disfruto desde hace casi diez años sin darme cuenta. De vuelta al hogar, me tumbaré en la hamaca a contemplar el inmenso Mar de la China que se extiende a mis pies.
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