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En el momento en el que la obra se embala y sale del estudio, el artista es consciente de que probablemente nunca más vuelva a verla. Por eso, saber ahora que pronto se reencontrará con ella es una casualidad «maravillosa» con la que no contaba ... Julio Anaya. «Y además tiene mucha fuerza a nivel simbólico». Porque esta no es una pieza cualquiera, ni para la historia de su carrera ni para la Historia del Arte en mayúsculas. Su 'Guernica' de Picasso sobre cartones, una potente reproducción del cuadro más importante del siglo XX, regresa a Málaga para ser expuesto en la ciudad tras protagonizar una muestra en Tokio. Un viaje de ida y vuelta que ha sido posible gracias al malagueño Javier Romero, empresario y coleccionista que, como el cuadro, ha hecho el trayecto de retorno a casa desde Asia.
Cuenta Romero que se interesó por la obra nada más saber de su existencia. El 'Guernica' de Picasso es su cuadro favorito. Es más, tan solo unas horas antes de esta charla estuvo de nuevo frente a él en el Reina Sofía de Madrid, justo después de que le comunicaran que el otro 'Guernica' había aterrizado ya en Málaga. «Decidí comprarlo, pero con la idea de que no se quedara solo para mí. Es un cuadro espectacular muy vinculado a la ciudad, y que los malagueños puedan visitarlo en museos malagueños me parece importante», asegura el empresario, que volvió hace tan solo cuatro meses a su Málaga natal tras vivir durante años en Shanghái, donde fundó el fondo de inversión ChinaLink ESG.
El 'Guernica' de Anaya está ya bajo la custodia temporal de la agencia que gestiona los museos municipales, la entidad dirigida por José María Luna que ha coordinado el traslado a Málaga de la pieza y la que se encargará de diseñar un completo proyecto expositivo a su alrededor. Se trata de una propuesta aún en fase inicial, pero la idea es que esos 18 cartones con una de las representaciones más emblemáticas del arte contemporáneo ocupen la próxima temporada una sala de la Casa Natal de Picasso, el Pompidou o el Museo Ruso, o incluso más de uno de esos espacios, en diálogo con otras obras de arte.
Son 6,6 x 3 metros de pintura, un tamaño algo inferior al original para ajustarse a la pared para la que fue creada inicialmente, el muro de la galería Nanzuka Underground de Tokio, donde el joven maestro del trampantojo inauguró el pasado otoño su exhibición más ambiciosa en Japón. Revela el trazo preciso de Julio Anaya, uno de los creadores españoles contemporáneos con más proyección internacional, y deja patente su dominio de la técnica incluso sobre una superficie irregular, deteriorada y, en algunos casos, hasta rota. Defectos que él no esconde, al contrario: es lo que hace singular su creación, casi lo único que la diferencia del cuadro universal que se expone en el Museo Reina Sofía. «No es la original, pero al final todo arte es ficción. La representación de la representación o la obra misma son relatos ficticios, imágenes que evocan. Por eso, de algún modo, este 'Guernica', mi 'Guernica', es el 'Guernica'», reflexiona Anaya.
Y tiene todo el sentido del mundo que esa obra –hecha también por un pincel malagueño– se muestre en «el origen del origen», en la cuna de Picasso. De hecho, no son pocas las teorías que sitúan en la 'desbandá', el bombardeo de las tropas franquista a quienes huían por la carretera de Málaga-Almería, la inspiración para este sobrecogedor retrato de la guerra y el horror.
Para Romero, es un paso más en su apuesta por el arte. Junto a su mujer ha creado la Fundación Mecenas Museo Casa Natal Picasso, unas residencias artísticas en Málaga para jóvenes creadores de todo el mundo, con la oportunidad de mostrar el resultado de su estancia en museos de la ciudad. Pero además esta adquisición se alinea también con su vertiente empresarial como inversor en compañías de energía renovable e hidrógeno verde (precisamente, el proyecto que le ha traído de vuelta a Málaga). «El de Julio Anaya es un arte actual y sostenible, y esa es una cuenta pendiente todavía en el sector. Es muy innovador», le aplaude Romero.
Ha llevado al cartón pinturas de maestros clásicos, piezas de arqueología, esculturas de artistas contemporáneos... y ahora también iconos de la cultura popular. Julio Anaya ha participado en una colectiva de Star Wars en Japón, de la mano de Nanzuka y en colaboración con The Walt Disney Company Japón. El artista malagueño ha expuesto réplicas a escala sobre materiales de desecho de R2-D2 y C-3PO. Son cartones planos, pero con la técnica del trampantojo, Anaya consigue que al ojo los robots tengan tres dimensiones y un realismo asombroso.
Para Anaya, nacido en los años 80, reproducir dos de los personajes que marcaron su infancia ha sido toda una experiencia. «Recuerdo cuando me llevaron al cine a ver el Episodio 1, y flipé en colores, fue una cosa increíble. Me impactó muchísimo», cuenta el artista, que celebra la «oportunidad» de reencontrarse de esta manera con la saga. Además de R2-D2 y C-3PO, Anaya creó el casco de 'stormtrooper', un soldado imperial.
El malagueño compartió sala con piezas de Hiroki Tsukuda, James Jarvis, Ryuichi Ohira, Hajime Sorayama y Daniel Arsham, entre otros, en una exposición itinerante que estos últimos meses ha estado en Tokio (ParcoMuseum) y Osaka (Parco Gallery).
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