Lazarus muestra el móvil con la canción de Bowie asociada al cuadro. Migue Fernández

Un vía crucis a ritmo de David Bowie en La Pastora

El artista malagueño Lazarus recorre las estaciones de la Pasión en catorce cuadros abstractos que combinan el mundo cofrade con las canciones de la estrella del rock

Jueves, 22 de febrero 2024, 00:19

«Es posible que choque. De hecho estás aquí por eso mismo», dice el sacerdote Rafael Pérez Pallarés a las puertas de la Divina Pastora. Estamos en Cuaresma, tiempo de vía crucis, y su parroquia propone un recorrido por las estaciones de la Pasión de ... Cristo algo diferente a lo acostumbrado: 14 paradas a través de 14 obras de arte contemporáneo del artista y fotógrafo Lazarus (@soylazarus), con el iconoclasta David Bowie como banda sonora. Porque el barroco no es intocable y la iconografía religiosa puede actualizarse. «Siempre desde el respeto», apostilla el autor de la exposición 'White light, white heat' en la galería de la iglesia de Capuchinos.

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El artista se inspira en el suprematismo de Malévich para deconstruir fotografías de la Semana Santa malagueña con formas geométricas y colores planos e intensos. Rojos, azules, amarillos, verdes. En cada cuadro se intuye al titular de una cofradía, está ahí aunque no se vea a simple vista. Una corona de la Virgen, un detalle de las manos del Cristo, una parte de la cruz… Elementos que van componiendo la escena a modo de puzzle o jeroglífico y que fuerzan al espectador a detenerse delante de cada pieza. Con toda la intención: Lazarus busca la contemplación por encima de la mirada rápida. Un momento de meditación y reflexión que el artista acompaña con una canción.

Migue Fernández

No es casual que el Duque Blanco sea el nexo de unión sonoro. «Siempre trabajo escuchando música, sobre todo a Bowie», cuenta Lazarus. Su mismo nombre artístico, que toma prestado del título de la última canción del artista británico, le delata. En el proceso de creación se dio cuenta de que algunas estrofas de sus temas tenían conexiones con la Pasión de Cristo: descontextualizadas, parecían referirse a algunos de los pasajes que sucedieron entre la sentencia a Jesús y su sepultura. Unas frases que ahora aparecen escritas en las cartelas junto a los cuadros, con un código QR que remite desde el teléfono móvil a una plataforma de streaming para poder escuchar al momento la inconfundible voz de Bowie.

'Under Pressure' suena en la condena a muerte a Jesús y 'Ashes to Ashes' en su sepultura

'Under Pressure', el himno que unió a Bowie y Queen, pone música a la primera estación, Jesús es condenado a muerte, con esa potente frase final: «Este es nuestro último baile» («This is our last dance»). Última estación, número 14: Jesús es sepultado. Y en el móvil suena 'Ashes to Ashes' ('Cenizas a las cenizas'). Entre medias, Jesús encuentra a María su Santísima Madre (se escucha «Si puedes verme puedo verte», de 'If you can see me'), Jesús muere en la cruz («Mira hacia arriba, hombre, estoy en peligro. No tengo nada que perder», canta Bowie en 'Lazarus', su testamento musical) y Jesús es bajado de la cruz y puesto en manos de su madre («Nada me preparó para tu sonrisa. Iluminando la oscuridad de mi alma. Inocencia en tus brazos», dice en 'Thursday's child').

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La combinación de elementos busca crear una experiencia sensorial completa conectando lo sagrado con lo artístico y lo musical de una manera que a muchos sorprenderá por inesperada. «Hay que atreverse», defiende el artista malagueño. Mantiene que el potencial de la Semana Santa está «poco explotado» en el terreno artístico, con creadores que no se mueven de lo estándar para evitar la crítica. «Pero yo no tengo apego a lo que puedan decir de mi trabajo», añade Lazarus. Porque además tiene algo claro: «Nunca voy a cruzar una línea que comprometa» al mundo cofrade, el 'leitmotiv' de su disruptiva creación.

Acciones diferentes

Entiende que el futuro de la institución pasa por hacer acciones que acerquen el mensaje a los públicos de hoy, por abordar la tradición con ojos del siglo XXI y desde nuevas perspectivas. «Una cosa es que choque y otra cosa es que sea irrespetuoso, que para nada lo es. Todo lo contrario. Se trata de una propuesta reflexiva de la mano en este caso de la música», añade Rafael Pérez Pallarés, que con su chaqueta de cuero y el alzacuellos representa como pocos esa mezcla entre la modernidad y lo sagrado. Suya fue la invitación a Lazarus para hacer una exposición relacionada con el mundo cofrade y «proponer» al público algo diferente.

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Ni un artista tan agitador como David Bowie está al margen de la iglesia. Señala Pallarés que todo lo que sea «eminentemente humano encaja en la propuesta del Evangelio». «Lo que hay que saber es hacer una lectura creyente de la realidad, hay que aprender a ver las cosas desde el ojo de la fe, como cristianos», concluye. En su opinión, el gran reto de la sociedad de hoy, «y por extensión de la Iglesia Católica», es la formación cultural y artística. «La Iglesia siempre ha sido una aliada de los artistas. Ha habido grandes mecenas vinculados al mundo del arte. Lo que pasa es que cuando ya llegamos a ser censores, y la cultura de la cancelación también existe dentro de la propia Iglesia, existe el riesgo de empezar a amputar incluso los destellos de verdad y la belleza».

La Divina Pastora recupera ese papel de mecenas y abre el lateral de su galería al arte hasta el 31 de marzo (de lunes a sábado de 19.00 a 20.00 horas; domingos, de 11.30 a 12.30 horas).

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