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En una sala del museo donde siempre mandan la corrección y el silencio, ocho mujeres se tiran al suelo. Simulan estar en el campo, descansando sobre la hierba en actitud relajada y despreocupada. Frente a ellas cuelga un cuadro de la artista francesa Berthe Morisot ... con una chica desnuda tumbada en esa misma postura. Las obras de las mujeres pintoras en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid cobran vida en una acción de Verónica Ruth Frías que busca visibilizarlas en una colección donde ellas son la excepción. Una performance que el 4 de junio trasladará al Picasso de Málaga para poner el foco en la creación de Paula Rego.
Apenas trece mujeres tienen sitio en la pinacoteca madrileña frente a los cientos de artistas hombres que cuentan la historia de la pintura occidental desde el siglo XIII hasta el XX en esos muros. Una diferencia histórica que el museo salva abriendo sus estancias al arte vivo de las creadoras de hoy con programas como 'Visión y presencia', que comisaria Semíramis González: cinco performance con mensajes orientados a la igualdad que acortan distancias en el arte. Una lucha en la que lleva años embarcada la artista y activista afincada en Málaga con propuestas como esta, 'Se hace camino'.
Vestidas y pintadas con colores llamativos, «cada una el suyo porque somos diversas», la performance colectiva recorrió este miércoles las diferentes salas del Thyssen para descubrir la vida y la obra de «mujeres excepcionales que han roto barreras». Les hacía de guía la periodista Rebeca Marín Fraile, el hilo conductor de la acción, quien ponía en contexto a cada artista con su cuadro mientras ellas recreaban las imágenes con sus cuerpos. Algunas veces con posturas casi imposibles, como las que imponía la pintura abstracta 'Arquitectura pictórica' de la rusa Liubov Popova, la llamada 'artista constructora' por sus estructuradas composiciones.
Nada estaba ensayado, el equipo -voluntarias que respondieron a su llamada en Instagram- se había conocido apenas 24 horas antes para acordar algunas claves de la intervención. Ya está. Si se prepara demasiado, «es un teatro» y no es eso lo que persigue Ruth Frías. A ella le gusta la emoción de la «incertidumbre», las miradas naturales entre las participantes improvisando unos movimientos que a la vista del público parecen perfectamente acompasados.
A través de sus gestos, las obras de seis artistas de la colección salieron del marco ante la mirada de los espectadores. Con un prólogo: la primera parada fue en el hall del museo ante el retrato de Carmen Cervera que firmó el pintor Macarrón en 1985. Las ocho mujeres se colocaron entonces de perfil, con el cuerpo bien erguido, la cabeza ligeramente girada y las manos cruzadas frente al pecho -como la baronesa- mientras Rebeca Marín Fraile relataba la historia del Thyssen y de su mecenas. Después de la introducción, tocaba dar un largo paseo hasta encontrar a la primera mujer de la colección, la constatación práctica de su escasa presencia. Ella es Angelica Kauffman, la autora neoclásica de 'Retrato de una mujer como una Vestal' de 1775.
A la abstracción de Popova le siguió el autorretrato de Gabriele Münter (1908), una de las pocas figuras femeninas vinculadas al desarrollo del expresionismo alemán. Y el recorrido continuó por 'Pastora desnuda tumbada' de Berthe Morisot (1891), una figura clave del movimiento impresionista; 'Pesca' de Natalia Goncharova (1909), probablemente la artista femenina más importante del siglo XX en Rusia; y 'Jugadores de billar' de Varvana Stepanova (1920), creadora polifacética que escribía, pintaba y diseñaba. Quedaba el epílogo, la última mujer sobre la que hablar en 'Se hace camino': su impulsora. Con el puño derecho en alto y la mano izquierda en la cintura, en la pose 'Pink power' que ella ha convertido en su seña de identidad, la performance terminó con una semblanza sobre Verónica Ruth Frías, artista y también gestora cultural de la Residencia Rara en Villanueva del Rosario.
Esta potente imagen se repetirá el 4 de junio en el Museo Picasso Málaga. La exposición de Paula Rego le sirve a la pinacoteca de excusa para abrir la puerta a acciones de mujeres artistas, en colaboración con Colectiva Observatorio Cultural Feminista. Ruth Frías cierra con 'Se hace camino al andar' (12.00 horas, acceso libre con la entrada al museo) un ciclo por el que ya han pasado María Bueno y Yolanda Relinque, y que contará con Concha Galea este 28 de mayo. Al igual que en Madrid, la 'performer' vestirá de colores a un grupo de mujeres para recrear en el jardín del Picasso ocho obras de la artista portuguesa, con Ana Robles Anaya como conductora de la acción y Carmen Cortés como encargada de la presentación. «Hace unos años esto no hubiera pasado. La historia va cambiando y los museos están haciendo una revisión, intentan curar esta herida dando espacio a las mujeres que a día de hoy trabajan en el arte contemporáneo». Ahora sí, aplaude Verónica Ruth Frías, es «el momento» de ellas.
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