cristina pinto
Sábado, 14 de agosto 2021, 00:43
El que conozca a Verónica Ruth Frías un poquito sabe que es un torbellino de mujer. Aunque basta con escucharla hablar los primeros cinco minutos. ... Ese acento cordobés que la artista conserva a pesar de que lleva ya muchos años en Málaga es otro de sus sellos de identidad. Y, el principal, Verónica y el mundo del arte contemporáneo. Crearlo y difundirlo. Los que viven en Villanueva del Rosario lo saben bien. Y también su pareja, el artista Cyro García. Justo al llegar de unas vacaciones merecidas en familia por Palma de Mallorca, descuelga el teléfono para dedicar un rato a SUR.
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–El móvil casi que no se ha encendido durante las vacaciones, ¿no?
–En vacaciones no. Todo apagado porque sino no desconectas... Es que trabajamos con el móvil. Lo desconecté todo para poder vivir otra cosa que no fuese el trabajo y el arte.
–Muchas veces mezclamos los profesional con lo personal al tenerlo todo en el móvil. O se apaga o no se desconecta.
–Claro. Y es que los artistas ten en cuenta que es que no tenemos un horario como el que trabaja en el colegio o en un supermercado, que cuando llega a su casa ya no tiene nada del trabajo. Nosotros estamos todo el día viviéndolo y pensándolo. Si no trabajo no produzco y si no produzco no me llega el sueldo a fin de mes. Los artistas casi que ni sabemos ni podemos desconectar. Por ejemplo, Cyro y yo lo hacemos todo: somos nuestros propios editores, gestores, creamos y subimos contenido a nuestras redes sociales, mandamos la información... Al final es algo continuo, no descansamos nunca.
–Con Cyro hacen un equipo que está sin parar.
–Somos un equipo, sí. Yo muchas veces le cuento a él mis proyectos y me aporta sus ideas, y viceversa. Somos un equipo total aunque después cada uno tenga su proyecto individual. Pero lo primero de todo es que somos una familia que vive inmersa en el arte.
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–¿Cómo es eso de tener una pareja que se dedica a lo mismo y en el mismo ámbito?
–Cyro y yo tenemos dos procesos de creación totalmente diferentes: yo soy mega impulsiva del aquí y ahora. Primero hago la idea y luego teorizo y, en el caso de Cyro, primero teoriza y luego produce. Por eso él me frena y yo le aprieto a él. Para mí es muy importante, nos complementamos muy bien, no entendería eso de tener una pareja que no fuese creativa.
–Y estamos pasando por momentos complicados, no solo para el arte, sino para todo en general. Pero, aún así, no para con nuevos proyectos y éxitos.
–Es que esa es otra de las bases de nuestro trabajo: que esta es una carrera en la que nunca te puedes tomar un descanso. Me acuerdo en el momento que tuve a las niñas y la gente me decía que me tomase la baja maternal. Pero yo les decía que no. Yo si no hago nada durante los nueve meses de embarazo y los de lactancia desaparezco. Tenía que producir y seguir creando. Esto es una bola que rueda y que cada vez se va haciendo más grande y, si esa bola se para, deja de crecer.
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–Acaba siendo usted misma su propia escuela.
–Claro, tú misma eres tu gestora, tu comisaria... Ahora los artistas están muy preparados. Cuando vienen y pasan por nuestra residencia RARA cosen, pintan hacen figuras de barro, cortan con radiales... Saben hacer de todo. Al final estamos todo el rato en continuo aprendizaje.
–Ahora que ha mencionado su residencia RARA, ¿qué tal ha acabado esta temporada?
–Muy contentos, cansados pero contentos. Este año ha sido difícil y además es que nosotros abrimos la residencia en octubre de 2019. Hemos sobrevivido bien, en agosto estamos cerrados pero ya tenemos gente para octubre, noviembre...
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–Este mes siguen entonces ultimando nuevos proyectos.
–En septiembre me han seleccionado uno para Santiago de Compostela y estaré allí diez días haciendo performances; después en septiembre también tengo una exposición en RARA; a finales de septiembre nos vamos Cyro y yo a una exposición que tenemos en Gran Canaria y el 29 terminamos el mes con una performance que hago con Cristina Savage para la Universidad de Málaga. También quiero sacar una pieza que se llama 'La vie en rose' en la que salimos toda la familia pintada de rosa para hablar sobre esa sonrisa de tener que seguir viendo la vida de color de rosa aunque el mundo se vuelva de color gris.
–¿De qué color es su mundo en este momento?
–Pues para mí ahora mismo sería verde porque estoy en mi terraza y veo el césped, el huerto, los árboles... Lo veo todo verde.
–Ha defendido el entorno rural por encima de todo, también como inspiración para los propios artistas...
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–Nos vinimos en 2007 a Villanueva del Rosario porque al estar más desconectados de las cosas de la ciudad teníamos más tiempo para currar. Aquí somos unos privilegiados, tenemos un patio y tenemos el campo y el entorno natural justo al lado. Y creo que eso es lo que ha hecho que se vengan artistas a vivir aquí, al final hay gente que se une a esa rueda que hemos creado Cyro y yo.
–Ustedes son como los relaciones públicas de Villanueva del Rosario.
–(Risas) Está guay porque todos los artistas que vienen compran casas viejas que no quiere la gente de aquí y que los artistas vengamos a esa parte antigua del pueblo es muy bonito. Dentro de unos años no será solo RARA sino que serán muchos más proyectos. Dentro de cinco años esto va a cambiar muchísimo porque mira lo que llevamos y no van ni dos años...
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